ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Juan Carlos Onetti


Enviado por   •  19 de Mayo de 2014  •  Informes  •  3.451 Palabras (14 Páginas)  •  268 Visitas

Página 1 de 14

Juan Carlos Onetti

sueños incumplidos, decepciones y venganzas

María Gracia Núñez

“... la esperanza vaga de enamorarme me da un poco de confianza en la vida.

Ya no tengo otra cosa que esperar”. (Eladio Linacero, 1967:22).

Resumen

Intentaremos aproximarnos al análisis de dos cuentos de Juan Carlos Onetti[1] -“Bienvenido Bob”[2] y “El infierno tan temido”[3]-, empleando una estrategia de comprensión de tipo rizomática, en tanto no pretende remitir a la supuesta voluntad del artista sino que intenta establecer conexiones entre los acontecimientos ficcionalizados, las determinaciones históricas, los personajes, los conceptos presentados, los grupos a los que pertenecen y las formaciones sociales.

1- Ser extraordinario (tener una ambición) o no ser nada

Discutiremos la hipótesis de Rodríguez Monegal que sostiene que la obra de Onetti plantea la “certeza de la imposibilidad de una verdadera comunicación entre los seres humanos” y de “una negra visión —descreída, escéptica”, depresiva y pesimista— de la vida. En el mismo sentido, basándose en que Brausen, en La vida breve dice que: “Toda la ciencia de vivir está en la sencilla blandura de acomodarse en los huecos de los sucesos que no hemos provocado con nuestra voluntad; no forzar nada; ser, simplemente, en cada minuto”, Silvia Lago entiende una constante en la narrativa onettiana que “la vida transcurre sin que uno se integre ella”. (Lago, on line).

También discrepamos con que nos encontremos frente a “una formulación onírica de la existencia”, tal como la cataloga Mario Benedetti, sino que se trata de un procedimiento o técnica narrativa que consiste en hacer coexistir y yuxtaponer distintos planos temporales sin los que no puede explicarse las circunstancias que hacen al presente narrativo. Así, coexisten analepsis (retrospecciones) y prolepsis (anticipaciones) en tanto, tiene claro que “el ensueño no trasciende, no se ha inventado la forma de expresarlo, el surrealismo es retórica”. (Onetti, 1969:181). Estamos frente a narraciones no lineales: los sucesos no se presentan en el orden cronológico en el que acontecen en el tiempo de la historia.

A nuestro juicio, a las interpretaciones citadas subyacen concepciones restringidas a propósito de la comunicación ya que si bien puede constituirse en un estado de excepción, la misma es posible: si nos incomunicamos es porque fuimos capaces de imaginar o de saber lo que era estar comunicados. Alguna vez lo estuvimos y ya no lo estamos y, corremos –permanentemente, corremos el riesgo– de que la comunicación se interrumpa.

Encontramos planos diferentes de inserción en la acción/valores en los que se mueven los personajes y (las percepciones de los mismos) por parte de sus antagonistas:

(a) El “Paraíso Perdido” donde se ubican Ceci, Inés que es “digna de que el sol le toque la cara” y los sueños de Bob.

(b) El “Universo-Mi-Señora” al que pertenecen Doña Cecilia Huerta de Linacero que discute el precio de la carne, Mi-Señora de Bob, Inés en la percepción del narrador, “poseedoras de un sentido práctico hediondo y guiadas por la necesidad de parir un hijo”.

En “Bienvenido, Bob” y en “El infierno tan temido” presente y pasado se intercalan para dar paso a la justificación de la venganza y a una posterior comprensión mutua. En ambos cuentos se emplea la técnica del punto de vista. En el último, Gracia César, actúa movida por la venganza, lo que la convierte en un personaje central de la narrativa onettiana[4]. No obstante, Gracia ni Risso ni Eladio Linacero son los únicos personajes salvados por poseer esperanzas y ambiciones. Onetti refiere que, al principio, Larsen solo es un porteño convencional y decadente que explota mujeres del ambiente para, luego, pasar a tener una ambición: el prostíbulo perfecto en Santa María: Y no iba exclusivamente en busca de dinero sino que tenía el sueño de la mujer perfecta para cada individuo (Onetti con Rodríguez Monegal, 1969). En relación a esto, nos preguntamos, ¿a la idealización de un presente que no se mantiene porque al pasar el tiempo las personas se adaptan, se anteponen las costumbres y las repeticiones se presentan como alternativa la capacidad de soñar, de tener utopías y de inventarse ambiciones? Uno de los personajes de Dejemos hablar al viento, le aconseja al otro: “Tírese en la cama, invente usted también. Fabríquese la Santa María que más le guste, mienta, sueñe personas y cosas, sucedidos”. (Onetti, 1980:142)

2- Venganza a los recién llegados del país sin retorno de la juventud: aceptar es perderse

“Bienvenido, Bob” narra el pasaje de Bob a Roberto y la venganza ante el ex-joven “que terminaba siempre por mirarme y duplicar en silencio el silencio y la burla” que no comprendía “estábamos en la misma mesa y yo era tan limpio y tan joven como él”. Antes era el Bob “tan rabiosamente joven”, “que amaba la música”, caracterizado por “su pureza, su fe”, “la audacia de sus pasados sueños” de cuando fuera arquitecto “ennoblecer la vida de los hombres construyendo una ciudad de enceguecedora belleza para cinco millones de habitantes, a lo largo de la costa del río”, “el Bob que no podía mentir nunca; “estoy seguro de que no mintió, de que entonces nada -ni Inés- podía hacerlo mentir”, “que proclamaba la lucha de los jóvenes contra los viejos”, el Bob que se creía “dueño del futuro y del mundo” y que le había dicho:

Usted no se va a casar con ella porque usted es viejo y ella es joven. No sé si usted tiene treinta o cuarenta años, no importa. Pero usted es un hombre hecho, es decir, deshecho, como todos los hombres a su edad cuando no son extraordinarios”. (…) "Claro que usted tiene motivos para creer en lo extraordinario suyo. Creer que ha salvado muchas cosas del naufragio. Pero no es cierto". (…)

Usted es egoísta; es sensual de una sucia manera. Está atado a cosas miserables y son las cosas las que lo arrastran. No va a ninguna parte, no lo desea realmente. (…).

Estuvo diciendo que en aquello que él llama vejez, lo más repugnante, lo que determinaba la descomposición

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (20.9 Kb)  
Leer 13 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com