LA INVESTIGACIÓN Y SU GESTIÓN: UNA VISIÓN CRÍTICA
bp197319 de Febrero de 2012
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LA INVESTIGACIÓN Y SU GESTIÓN: UNA VISIÓN CRÍTICA
Autora:
Dra. B.P., MBA, PhD.
Resumen:
El siguiente ensayo analiza el estado actual en el cual se encuentra la Educación Superior Latinoamericana en general y colombiana en particular. Nace de la necesidad de la autora, de relacionar el papel de los educadores universitarios y los últimos resultados vertidos por el informe del estado de la biotecnología en Iberoamérica elaborado por el CAICYT-CONICET (Centro Argentino de Información Científica y Tecnológica) para el Observatorio Iberoamericano de Ciencia, Tecnología y Sociedad de la OIE. Se menciona además, una serie de artículos que evidencian las razones por las cuales aún persiste una brecha entre el Gobierno y La Industria con el conocimiento Científico que emerge de la Universidad, dificultando que los nuevos descubrimientos generen riquezas en nuestras sociedades. Asimismo, la autora enuncia la forma en que la Gestión de la Investigación podría canalizar el crecimiento tecnológico y científico de la Región Latinoamericana.
Palabras clave:
Gestión de la investigación, triada Universidad-Estado-Empresa, Biotecnología, Transferencia del conocimiento, sociedad del conocimiento, Educación superior.
Summary:
This assay is an analysis that points at the Latin-American Universities issues in general terms as well as the Colombian ones in particular terms though. This is an introspective reflection where the author makes a relationship between the professor’s role in Education and the latest results in science and technology matter that were shown by the biotechnology report in Latin-America and performed by CAICYT-CONICET (Centro Argentino de Información Científica y Tecnológica) to the Latin-American Science, Technology and Society Observatory as a branch of the OIE. Furthermore, some other articles from different sources support and reveal the reasons why there is still a gap between the Scientific Knowledge and the Government as well as the Industry. Likewise, it is stated the way Research Management could address the High-quality Research and its results which turn into benefits for both the Academy and the economical growth in the Latin-American region.
Key Words:
Research Management, Government -University-Industry relationships, Biotechnology, Knowledge transfer, knowledge society, Superior education.
LA INVESTIGACIÓN Y SU GESTIÓN: UNA VISIÓN CRÍTICA
La educación sin pasión, sin alma
No tiene eco, nos deja vacíos…
Como un beso sin amor, un perfume sin olor
O una casa en penumbra…
B.P.
Transcurría la clase de manera interesante, como aquellas a las que asistí durante todo el diplomado, pero esta clase fue la más controvertida de todas. Tal vez por el tema en cuestión, quizá por mi interés particular, acaso por el planteamiento de las preguntas, o por el profesor… no lo sé. Tratábamos un tema apasionante: La investigación en la Universidad.
El profesor, científico de las ciencias humanas, la comunicación social y la ética, desarrolló los temas con una facilidad desbordante. Su discurso era capaz de meterse en mis pensamientos, revolverlos, plantearme cuestiones para que yo misma las respondiera al unísono… repicando su propia voz durante la clase. Hablaba pues de la objetividad de la verdad, de la objetividad en la investigación, de la subjetividad, del positivismo y post- positivismo… Pero me llamó la atención que dejaba de lado la importancia que tiene desde un punto de vista académico, el hecho de que una universidad o un científico en particular -con sus líneas de investigación- deban pertenecer a una comunidad científica reconocida internacionalmente .
Esta sola idea, revolucionó por completo mis neuronas e hizo que interrumpiera su discurso y le planteara una serie de preguntas al respecto. Mi intención era clara: saber el nivel de internacionalización de su interesante debate, de sus investigaciones y de sus conclusiones. Todas las preguntas estuvieron relacionadas con la investigación y sus productos; como artículos para la comunidad científica nacional e internacional, libros, pósters a congresos, asistencias a congresos internacionales, etc. Sus respuestas y nuestro intercambio de opiniones se tornaron en un interesante debate donde se involucraron algunos otros alumnos también científicos. Finalmente pude intuir que la opinión del profesor -tan distante de la mía pero excelentemente argumentada- se debía a una muy marcada realidad, particular, pensé, de su contexto universitario: a la falta de un órgano que gestione todo lo concerniente a la investigación y sus productos.
Hoy recuerdo aquel debate como el primero de otros tantos que he tenido con más científicos, profesores y empresarios colombianos a propósito de la investigación en las universidades y su utilidad o no en la sociedad. De hecho, al transcurrir el tiempo y hacer algunas indagaciones al respecto, me di cuenta de la inexistencia de un departamento o persona encargados de la gestión de la investigación en la universidad donde cursé el diplomado. Más aún, descubrí que esta situación no es solo propia del territorio colombiano en particular, sino que se expande a casi todo el continente latinoamericano, claro, con unas muy marcadas excepciones.
Gestionar la Investigación debería ser otra de las labores a cumplir por las universidades, que por misión, por ley , deben hacer que toda la investigación que desarrollen, se transmita a la sociedad (Ferrer, 2006; Arias, 2007). Teniendo en cuenta que una vez que se investiga, se generan nuevos conocimientos, es papel de las instituciones de educación superior velar por que estas novedades impulsen el desarrollo o el cambio en todo el entramado socio-económico en el que se encuentran inmersas. Es decir: Si investigan en los campos de las ciencias, deben desarrollar nuevas moléculas que den soluciones a la medicina o a la industria; si lo hacen en el campo de la informática deberían aportar nuevos programas (software) para mejorar la productividad empresarial; si trabajan en educación o en economía, deberían aportar nuevas teorías para mejorar la calidad de la educación o de la economía de la región; y si investigan por ejemplo en las ciencias políticas, deberían preocuparse por encontrar las soluciones en su materia y darlas a conocer a los legisladores de su país en aras de su mejoramiento político o de justicia social.
Esta Gestión Investigativa se realiza básicamente en tres pasos; el primero de ellos es gestionando de manera científica, la consecución de los objetivos que cada grupo de investigación se marca, este primer paso se realiza en los laboratorios o centros de investigación y lo lleva cabo el investigador principal, quien solo debe preocuparse de alcanzar sus metas científicas (Montoya, 2007). Después, y fuera de los laboratorios, la oficina de Gestión de la Investigación se encarga de captar y administrar todos los fondos necesarios para que las investigaciones se lleven a cabo y para que sus productos lleguen al destino marcado, como publicaciones, asistencia a congresos, ampliación de proyectos, transferencia de personal o de equipos desde o a otras instituciones, etc. Y finalmente, también desde esta oficina, se vela por conectar los resultados obtenidos, con los sectores claves donde estas investigaciones puedan hacer blanco, es decir, con la industria o sector privado (Ferrer, 2006; Abello, 2001; Castro, 2009.).
Lamentablemente, como ya lo he expuesto, esta tarea de transferir el conocimiento a la sociedad es una inmensa labor muy difícil de llevar a la práctica, pero empeora si en las universidades nadie se encarga de ello, esta falta de gestión es la responsable de que, por ejemplo, un grupo de científicos no consiga fondos suficientes para sus experimentos de campo, o que no pueda publicar sus teorías o hallazgos, lo que redunda en últimas en que, para la comunidad internacional, ese equipo de investigación o incluso la propia universidad, sean inexistentes científicamente hablando.
De hecho, si esto es así dentro de las propias universidades, entendamos entonces lo que acontece fuera de sus paredes, donde no es extraño toparse todavía con la creencia popular de que la investigación es para los universitarios –académicos, científicos y estudiantes-, y que de allí no sale, que se ha convertido en un producto de laboratorio “inútil a la sociedad” (Arocena, 2005). Podríamos pensar que desde nuestra preparación como docentes, aún más, como investigadores; esta afirmación es una blasfemia, y que al reconocerla, estaríamos lanzando piedras contra nuestro propio tejado, pero en mi humilde opinión: La realidad es que ésta es una verdad rotunda para muchos, pues es más lo que se investiga dentro de las universidades que lo que se hace por nuestra sociedad desde ellas.
Solamente hay que pararse, por ejemplo, en una de las calles que circunscriben cualquiera de nuestras universidades para ver que los pensadores, los legisladores, los médicos, arquitectos, y en fin, todos aquellos quienes tanto enseñamos e investigamos acerca del pensamiento, de las leyes, de la salud, de la verdad, de la igualdad, etc., no hacemos nada por las gentes ni por las infraestructuras sociales, mucho menos por las arquitectónicas de las calles o barriadas pobres que circundan nuestras universidades. Y qué decir de los pueblos cercanos, donde el impacto de las facultades en muchos casos es nulo, ¿y qué pasa con el desarrollo de nuestros países latinoamericanos? (Rajagopal, 2006). Estas
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