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LA PRODUCCION MATERIAL


Enviado por   •  9 de Diciembre de 2013  •  3.197 Palabras (13 Páginas)  •  1.620 Visitas

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LA PRODUCCION MATERIAL, BASE DE LA VIDA DE LA SOCIEDAD

ESTRUCTURA DE LA PRODUCCION, FUERZAS PRODUCTIVAS

Para vivir, los hombres necesitan alimentos, vestido, calzado, vivienda y otros bienes materiales. Y para poseer estos bienes, tienen que producirlos, tienen que trabajar. Cualquier sociedad está condenada a desaparecer si deja de producir bienes materiales. Por eso, la producción de los bienes materiales es, como enseña Marx, la base de la vida y del desarrollo de cualquier sociedad.

¿Qué se debe entender, pues, por producción de bienes materiales? En el proceso de producción de los bienes materiales concurren el trabajo del hombre, los medios de trabajo y el objeto que ha de ser elaborado.

El trabajo es la actividad racional del hombre encaminada a la producción de bienes materiales. En el proceso del trabajo, el hombre ejerce su influjo sobre la naturaleza para adaptar los objetos de ésta a sus necesidades. El trabajo es patrimonio exclusivo del hombre, una eterna necesidad natural y la primera condición de toda la vida humana

A la vida material de la sociedad se refiere, ante todo, el trabajo de los hombres, por el que éstos producen los objetos y bienes necesarios para su subsistencia: alimentos, vestidos, viviendas, etc. El trabajo es una necesidad natural eterna, condición indispensable para que la sociedad pueda existir. Como decía Engels, antes de dedicarse a la política, la ciencia, el arte o la religión, los hombres necesitan comer, beber, tener una vivienda y vestirse. Las premisas materiales naturales del proceso de producción son el medio geográfico y la población. Sin embargo, aunque estas condiciones ejercen sensible influencia sobre la marcha del desarrollo social, lo aceleran o frenan, no son lo que constituye la base del proceso histórico. En un mismo medio natural pueden existir regímenes sociales diferentes, y la densidad de población influye de manera diversa en distintas condiciones históricas. A diferencia de los animales, que se adaptan pasivamente al medio, el hombre obra sobre él activamente, obteniendo los bienes materiales necesarios para su existencia con ayuda del trabajo, el cual presupone el empleo y fabricación de instrumentos especiales.

La sociedad no puede elegir esos instrumentos a su arbitrio. Cada nueva generación, cuando llega a la vida, se encuentra con los instrumentos de producción que crearon generaciones anteriores, y de ellos se vale, perfeccionándolos y modificándolos gradualmente. La sociedad no puede renunciar a ellos y volver a instrumentos de épocas pasadas -del tractor al arado romano, de la industria maquinizada al rudimentario taller del artesano medieval-, pues esto significaría la muerte, si no de la sociedad entera, sí de la mayoría de sus miembros, al escasear los bienes materiales necesarios para la vida de una población muy acrecida. Al mismo tiempo, el progreso de esos instrumentos se halla subordinado a un cierto orden de sucesión. La humanidad no pudo, por ejemplo, pasar directamente del hacha de piedra a la central electroatómica. Cada perfeccionamiento o invento tiene que ser consecuencia de los anteriores, ha de apoyarse en la gradual acumulación de experiencia productiva, de hábitos de trabajo y de conocimientos dentro del propio país o dentro de otro país más avanzado. Pero los instrumentos de trabajo no funcionan por sí mismos. El papel central en el proceso de producción corresponde a los hombres, a los trabajadores que crean y ponen en acción esos instrumentos gracias a sus hábitos y a la experiencia que poseen. Los instrumentos de producción, los medios de trabajo con ayuda de los cuales son creados los bienes materiales, y los hombres que llevan a cabo el proceso de producción apoyándose en la experiencia que a este respecto poseen, forman las fuerzas productivas de la sociedad. La producción no es obra del hombre aislado, a semejanza de Robinson en su isla deshabitada. Tiene siempre un carácter social. En el proceso de producción de bienes materiales, los hombres, quiéranlo o no, se relacionan de un modo o de otro, y el trabajo de cada productor se convierte en una partícula del trabajo social. Incluso en las primeras fases de la historia, los hombres hubieron de unirse para subsistir, para, con ayuda de los instrumentos más toscos, lograr lo medios de existencia en lucha con las fieras, los elementos, etc. A medida que la división social del trabajo se desarrolla, esta dependencia recíproca de los hombres no hace sino crecer. Así, al aparecer las industrias, el campesino depende del artesano, los artesanos dependen unos de otros y de los campesinos, etc. Los productores se hallan relacionados, pues, entre sí por numerosos vínculos.

Tales vínculos no se refieren únicamente a la relación entre productores de diferentes ramas de producción. En un determinado grado de desarrollo de las fuerzas productivas, según veremos más abajo, la propiedad sobre todos los medios de producción, o sobre los fundamentales, se ve separada de los productores directos y se concentra en manos de un reducido número de miembros de la sociedad. Entonces los productores y los instrumentos de trabajo no pueden unirse y el proceso de producción no tiene lugar si los dueños de los medios de producción y los productores no establecen entre sí determinadas relaciones. Esas relaciones que los hombres establecen en el curso de la producción son relaciones de clases, o lo que es lo mismo, de grandes grupos humanos de los cuales unos poseen los medios de producción y se apropian del producto del trabajo de los otros, que carecen total o parcialmente de medios de producción y se ven obligados a trabajar para los primeros. Por ejemplo, en la sociedad burguesa la clase capitalista no trabaja, pero, como es propietaria de fábricas y ferrocarriles, etc., puede apropiarse de los frutos del trabajo de los obreros. Y éstos, quiéranlo o no, sólo pueden ganar el sustento vendiendo su trabajo a los capitalistas, puesto que carecen de medios de producción. Las relaciones que los hombres establecen en el curso de la producción de bienes materiales fueron denominadas por Marx y Engels relaciones de producción. Se les da también el nombre de relaciones económicas o de propiedad, puesto que su carácter depende de quién es el propietario de los medios de producción. Las relaciones de producción tienen lugar fuera de la conciencia de los hombres, y en este sentido son de índole material. El carácter de ellas viene determinado por el nivel de desarrollo y el carácter de las fuerzas productivas. Las relaciones económicas propias de la esclavitud, por ejemplo, habrían sido imposibles en la sociedad primitiva. Primero, porque los instrumentos de trabajo eran tan rudimentarios (mazas, hachas de piedra) que cualquiera podía hacerlos,

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