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LLibro Republicanismo En El Siglo XXI

marelyrod3 de Diciembre de 2012

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PROCLAMAS Y MENSAJES

DEL GRAL. BERNARDINO CABALLERO

201

PROCLAMAS Y MENSAJES

DEL GRAL. BERNARDINO CABALLERO

Compilador Julio César Frutos

Fundación Gral. Bernardino Caballero

Ficha Técnica

© Fundación General Caballero y Julio César Frutos

Autor: Gral. Bernardino Caballero

Título de la obra: “Proclamas y mensajes al pueblo paraguayo”

Imprenta: AGR, Asunción Paraguay

Editorial: Medusa

Compilación y Notas: Julio César Frutos

Diseño de tapa, diagramación y armado: María Elizabeth Rodríguez C.

Digitalización: Vanezza Servín

El material que contiene esta obra puede ser reproducido total o parcialmente sin restricciones, sólo con citar la fuente.

Hecho el depósito que marca la Ley Nº 1328/98

Asunción Paraguay

2012

Prólogo

Los mensajes del Presidente General Bernardino Caballero dirigidos al Congreso, entre 1880 y 1886, constituyen la columna vertebral de la doctrina republicana colorada. Algo así como sus primeros principios donde se debe bucear inexcusablemente para comprender el desarrollo posterior a la entidad cívica más antigua del Paraguay.

Más que una rendición de cuentas fría y burocrática los Mensajes ante el Poder Legislativo, tratan de una comedida expresión de la forma que debía desarrollarse una democracia en una sociedad destrozada materialmente por causa de la Guerra Grande, un verdadero genocidio.

Bien se dice y repite, las palabras de Caballero, que la libertad no fructifica en la miseria económica, aunque sin embargo se puso tambien énfasis en la libertad electoral, la de prensa y la del comercio en un ambiente pacificado, donde no se dio ningún intento de sedición o de cualquier interrupción, al punto que no se dictó ninguna medida de estado de sitio u otra restricción mortificante que pudiera coartar la libertad ciudadana.

En el plano de la doctrina y la práctica consecuente, aparece la acción subsidiaria del Estado cuando el sector privado era reacio a la creación de una empresa indispensable para el crecimiento del país. En este caso, nos referimos a la creación de un Banco Nacional como empresa estatal que finalmente concluyó como un Banco Mixto – empresa pública y privada – que coadyuvó a la producción agro ganadera y constituyó una original institución por aquel tiempo.

En la presente publicación aparecen con la brevedad y en ocasiones fragmentos de rigor, el resumen del pensamiento del General Bernardino Caballero, en el orden cronológico que fueron pronunciadas en el seno del Congreso y en ocasiones anteriores, que constituyen el cuerpo de doctrina más auténtico del proceso y vertebración de la doctrina republicana como estilo de gobierno, que hasta entonces habían sido objeto de lamentables deturpaciones en la llamada década de la anarquía que abarca los años 1870/1880.

Razón tiene Natalicio González que en sus inicios regía un pragmatismo patriótico sin aferrarse estrictamente a un modelo doctrinario, pero debe dejarse constancia la aparición en textos, proclamas y mensajes los vocablos propios del sistema de gobierno que desde el norte sugería Lincoln, que definía la democracia como el gobierno del pueblo y para el pueblo.

Con la presidencia de Caballero se inicia la práctica del republicanismo en la posguerra, que se concreta con el funcionamiento armónico de los poderes del Estado, el sistema representativo, el mutuo control de poderes, la moral pública y otras peculiaridades típicas del sistema republicano de gobierno.

Para el Partido Nacional Republicano, que se había iniciado con la denominación de Partido Nacional, antes de su creación formal, constituye su fuente genuina de inspiración que se mantiene a través del tiempo, obviamente remozado con el talante de las épocas modernas, que la renuevan continuamente por la fuerza del pensamiento recreador de Blas Garay, Fulgencio R. Moreno, Pedro P. Peña, Manuel Domínguez, Ignacio A. Pane, Enrique Solano Lopez, Juan E. O’leary, Juan Manuel Frutos, Isidro Ramírez, Arsenio Lopez Decoud, Ricardo Brugada, Antolín Irala, Cèsar Vasconcellos, Natalicio Gonzalez, Osvaldo Chaves, Juan R. Cháves, por citar algunos pocos.

En la lista trascrita figuran los discípulos que trataron directamente con el general Caballero, que ingresaron, la mayoría, en tiempos de llanura, atraídos por la carismática figura, indiscutible líder máximo de la asociación, el general Caballero.

Empero, de esta comunicación generacional de Caballero hacia sus discípulos, no puede deducirse que la ANR haya sido originalmente un partido doctrinario, lo que fue en la realidad es una expresión popular de patriotismo y de resistencia ciudadana al despotismo y el mal gobierno, de hacer las cosas más urgentes que debía hacerse, es decir, la reorganización del país iniciada por el propio Bernardino Caballero, poniendo a su frente el estandarte de la pacificación como primera medida. Antes que la ANR fuera o vertebrara una doctrina o ideología definitiva, fue sin dudas una exaltación o actividad basada en las necesidades públicas y en las miras del bien común.

Estos pensamientos patrióticos, realistas y con gran sentido común constituyen la raíz de donde fructificó la entidad cívica más popular de la nación, que aun sueña con realizar un modelo de gobierno con los hombres más capaces y honestos de la república, como lo fueron sus fundadores y entre ellos el principal caudillo que percibió la necesidad de pacificar y reconciliar los espiritus previo a la acción reconstructora.

Es allí que caben y se incorporan los ex legionarios al Partido Republicano dentro del plan de incorporar a la función pública los pocos talentos que existían. Así se explica que Caballero en su último discurso al Congreso señalaba que aún no era tiempo de que se fundaran los partidos políticos por falta de elementos.

Creo que de tiempo en tiempo debemos hacer un paréntesis en nuestras vidas, para hacer una lectura respetuosa de tan encumbrados pensamientos políticos, plenos de sabiduría que permanecerán vigentes como la patria misma, al fundarse en el bien común, la ética y la moral pública, tres órdenes incardinados en la buena gestión republicana.

Julio César Frutos

Perfil biográfico

Familia. El general Bernardino Caballero nació el 20 de mayo de 1839 en la compañía Tacuary de Ybycui en el hogar de don José Ramón Caballero de Añasco y doña Melchora Melgarejo y Genes. Son sus hermanas María de la Cruz, María Luisa, Basilia, Ascensión y Juana Isabel. Era una familia típica de época, de clase media rural, propietaria y dedicada a la explotación pecuaria, poseía unas 2000 hectáreas.

Siendo Presidente de la República se casa en 1881 con Concepción Díaz de Bedoya, viuda del presidente Gill. Queda viudo en 1885 quedando tres hijos Melchora, Concepción y Ramón Victorino.

En segundas nupcias se casa en 1909 con Julia Álvarez, estando exiliado en Buenos Aires con quien tuvo nueve hijos. La descendencia total del General Caballero está poco más o menos en 36 descendientes, todos reconocidos y con quienes compartió la mesa familiar en diversas ocasiones.

Ejército.

Como muchos jóvenes se presenta al llamado de la Patria, en Cerro León en marzo de 1864 iniciándose en la campana de Mato Grosso a las órdenes del General Barrios, en diciembre del mismo año. Al año siguiente en Humaitá asciende a Alférez para ser ayudante del Mariscal López. A partir de allí participa en diversas acciones y batallas debidamente registradas por los historiadores, donde recibió numerosas condecoraciones. Luego de la batalla de Acayuasa es ascendido a General de Brigada y condecorado.

Llegó con el Mariscal López hasta Cerro Cora, aunque el día final estuvo en Miranda y Dorados procurando conseguir ganado para el aprovisionamiento.

En Bella Vista, a orillas del Apa, enterado de la muerte del Mariscal, depone armas al frente de 50 oficiales. El 16 de mayo de 1870 parte como prisionero de guerra al Brasil, de donde regresará en diciembre del mismo año.

En Montevideo recala antes de llegar a Asunción, donde en el teatro Solís, es recibido y reconocido como dirigente de la Masonería. En esa ocasión estuvo acompañado por el diplomático brasileño Marqués de Río Branco, quien escribió una breve biografía acerca de su carismática personalidad.

Terminada la guerra ya no vistió el uniforme militar, aunque su nombre difundido siempre fue el de General Caballero, como una referencia a la bravura con que se condujo en la pasada guerra.

Funciones Oficiales.

Su primera función, febrero de 1871, la asume como

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