LOS 5 ENFOQUES

EL ENFOQUE FUNCIONALISTA

Se le llama funcionalista al enfoque que se emplea para construir una pedagogía de la formación de los enseñantes, deductivamente a partir de un análisis de funciones de la escuela en la sociedad. Aparenta ser banal, pero a la vez legítimo y necesario: un proyecto de formación solo puede explicarse y justificarse en relación con lo que la sociedad espera de la escuela y por lo tanto de sus enseñantes.

Constatando la imposibilidad de un consenso político sobre las finalidades de la escuela, la hipótesis funcionalista se dedica al problema técnico. La clarificación de los objetivos operacionales del sistema educativo no es por sí mismo una acción fácil de realizar, ya que “frecuentemente choca con las incertidumbres o la generalidad de los fines mismos de la enseñanza” y para que un enseñante “produzca alumnos participativos, cooperativos e interesados”, deben satisfacerse muchas condiciones tanto en el nivel de su formación como en el de su práctica.

En esta pedagogía funcionalista, Francis Imbert muestra que “toda la construcción que elabora (fines, metas, objetivos, intermedios, objetivos traducidos en comportamientos observables, macroobjetivos) descansa sobre una base, que puede escapar peligrosamente a toda racionalización”.

En efecto, ninguna racionalización permite evitar este análisis reflexivo sobre las opciones y los valores que subyacen a toda concepción de la formación, incluyendo el de los “expertos”.

EL ENFOQUE CIENTIFICO

El enfoque se llama científico de la formación de enseñantes, provoca a veces las mismas reservas que el enfoque funcionalista, por el hecho de que su discurso recae sobre las prácticas de formación y pretende legitimarse según su criterio y procedimiento.

Menciona Antoine León: “ hablar de formación científica de los enseñantes es, por un lado, enriquecer el contenido de esta formación gracias a las aportaciones más recientes y más validas de las ciencias humanas y por otro suscitar y desarrollar en los interesados una actitud experimental gracias a la cual el practicante, mejor informado de las condiciones y de las consecuencias de su acción, se encontrara en la posibilidad de jerarquizar sus dificultades y sus orígenes, lo que lo conducirá a dominar su tarea y en cierta forma a apropiarse mejor del futuro de su trabajo”.

De ninguna manera la apropiación de conocimientos, de procesos y de modos de análisis propios de diversas ciencias humanas, hace acceder a los enseñantes, en formación a un dominio de sus acciones pedagógicas que pueden calificarse de científico.

La idea de una formación científica de los enseñantes está apoyada en el mito de una ciencia que tiene potencialmente respuestas para todas las preguntas que el enseñante puede encontrar en su práctica. La aportación de las ciencias de la educación a la formación de enseñantes se justifica más en la de una pedagogía del análisis, produciéndose además su imposición.

La idea de una formación científica de los enseñantes está apoyada por el mito de una ciencia que tiene potencialmente respuestas para todas las preguntas que el enseñante pueda encontrar en su práctica.

EL ENFOQUE TECNOLÓGICO

Aporta una contribución altamente significativa a la formación de los enseñantes por el hecho mismo de sus ambigüedades. Estas ambigüedades se vuelven cada vez mas manifiestas a través de la creciente sofisticación de las técnicas utilizadas y los progresos de la investigación sobre las implicaciones y las modalidades de su utilización. Toda práctica pedagógica utiliza medios técnicos de información y de comunicación, propios de un tipo de cultura: papiros, impresos, fotografías, etc.

Las nuevas tecnologías, especialmente las audiovisuales y la informática, después de su entrada en el campo de la pedagogía, altera su dramaturgia y sucinta aposicionamientos y medios según el poder y la riqueza de sus recursos que podemos designar como inimaginables.

enfoque situacional, en el que se desarrolla una problemática de la formación basada en relación del sujeto con las situaciones en las cuales está implicado, incluyendo la situación de su propia formación. Tiene en cuenta las múltiples dimensiones de lo vivido, con sus componentes individuales y colectivos, psicológicos y sociopolíticos y sus procesos manifiestos e inconscientes.

EL ENFOQUE SITUACIONAL:

Los autores que defienden este enfoque, basan sus apreciaciones de que diferentes patrones de conducta del liderazgo pueden ser posibles, en diferentes situaciones, por lo que una solo conducta no es óptima para todas ellas. Es decir, un liderazgo eficiente debe adaptar su estilo de liderazgo según las situaciones (condiciones y grupos de trabajo) con las que se encuentre, para que sus acciones produzcan los objetivos deseados. De este enfoque surgieron algunas posiciones específicas: a) la teoría del liderazgo situacional de Hersey y Blanchard (1969); b) la teoría de la contingencia de Fiedler (1967); y c) la teoría del camino-meta de Evans (1970) y House (1971).

LOGICA EMPIRISTA

El enfoque Empirista (por asociación, también llamado probabilista, positivista, neopositivista, atomista lógico, etc.): de acuerdo

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