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LOS VIÑEDOS MOQUEGUANOS

stevercTesis12 de Enero de 2014

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LOS VIÑEDOS MOQUEGUANOS

La existencia de la Vid en este recinto del sol data de la llegada de los primeros españoles que decidieron asentarse en este valle encantador y además de comprobada fertilidad.Según atestigua la historia y de acuerdo a los escritos de Gracilaso de la Vega, la cepas de vid llegaran a Moquegua como el resultado de un error, y así como en las zonas de Lima e Ica, empezó la producción a partir del año 1551.

Desde estas tierras se extendió a todos los valles costeros de la patria, donde había un clima aparente como para que prospere la vitivinicultura y se estima que apareció en Moquegua por los años de 1580, ó tal vez antes, pero fue en 1587 cuando se tiene referencias oficiales de la existencia de la planta de vid, luego de una visita que hiciera este valle de locura el Intendente Antonio Álvarez y Jiménez.

Debido a la calidad de sus tierras, las condiciones climatológicas, en la cual se tiene un sol abrasador de 10 a 11 horas diarias, la humedad del ambiente, hicieron posible que esta planta procedente de lejanas tierras europeas, lograse un gran desarrollo, tan es así que en pocos de años Moquegua se convirtió por derecho propio en uno de los terruños de producción más notable de vid de ese entonces. Los nobles más principales de la región, aparte de sus ocupaciones cotidianas, se dedicaban a la elaboración de vinos y piscos, con la que se pudo atender a la gran demanda que existió de este tipo de bebidas eufóricas, durante el Virreinato.

Por la gran especialización lograda por aquellos que se dedicaron a la producción vitivinícola, devino a que Moquegua se convirtiera en un excelente productor de vinos y aguardientes, llegándose a cultivar en su momento de más apogeo, hasta 1 200 hectáreas de vid con la que abastecía de materia prima a alrededor de 120 bodegas en la que se elaboraba una considerable cantidad de licores de incomparable calidad. Por eso fue que en los años venideros hasta 1979, hubo una muy buena producción lo que permitió que Moquegua tenga fama y además una solvente economía para orgullo de sus habitantes.

Lamentablemente a raíz del conflicto con los chilenos, al invadir este valle pleno de frondosidad, sólo trajo destrucción. Además la filoxera que es un pequeño bicho que afecta a la planta de vid, trajo por tierra el trabajo realizado por cientos de años y lo que era una floreciente industria, quedó convertida solamente en despojos y ese ambiente de bonanza quedó vivo sólo en el recuerdo. Por ese trágico motivo, han tenido que transcurrir, gran cantidad de años para que poco a poco y en forma lenta, vayan recuperando las fértiles tierras, el auge de una época que se pierde en la noche de los tiempos.

Nuevamente por los años de 1940 al 1950, aquellos viejos viñedos, maltratados por la inhumana ambición de la fuerza invasora, han comenzado a producir los excelentes vinos y piscos, cuya calidad es innegable pero que aún no se puede superar los niveles que llegó en la época colonial.Se estima que en el presente siglo, con trabajo sostenido y tecnología de punta, se recupere el sitial de tiempos lejanos y a través de la ampliación de la frontera agrícola, se constituya una industria competitiva en toda su dimensión y se llegue a liderar a nivel continental y mundial.

En la actualidad es común ver que en los lagares, falcas y bodegas, reposa el jugo divino de donde se producen los vinos tintos, blanco, Italia, oporto tinto, oporto blanco y vino jerez. De igual forma los piscos como el Mosto Verde, el pisco aromático, no aromático, el acholado. Más no falta quien elabora otros aguardientes como el coñac y el anisado que no tiene nada que envidiarles a los más afamados productores de otras regiones de nuestra patria el Perú.

PISCO CON P DE PERU Y MOSTO CON M DE MOQUEGUA

PISCO es un término quechua que significa “avecilla o pájaro” y figura en los registros de cronistas y religiosos que acompañaban a los primeros conquistadores españoles. Debido a ello, es que forma parte de un gran número de nombre de pueblos, comarcas, caseríos como “Piscohuasi” (Casa de Pájaros) en Ancash, “Piscotuna” (Fruta de pájaros) en Ayacucho, “Piscopampa” (Pampa de pájaros) en Arequipa, “Piscobamba” (Llanuras de pájaros en Apurimac), etc., y de igual manera podemos citar apellidos como Pisconte, Piscoya, Piscocolla.

Descendientes de la antigua civilización Paracas, los “Piscos”, junto con los miembros de otras etnias vecinas, fueron conquistados por los Incas durante el gobierno de Pachacutec y reconocidos más tarde por los españoles como hábiles alfareros por la fabricación de “huacos” y recipientes de forma cónica, los mismos que apelativamente fueron llamados “piscos” y eran usados para hacer chicha y otras bebidas alcohólicas a base de molle o cañigua.

El caserío donde habitaban los “piscos” se le denominó Villa de Pisco, por ser el centro de la fabricación y comercio de dichos recipientes utilizados para el envase de los aguardientes, siendo su salida al mar, la caleta San Gallán donde llegaban los barcos para recoger los aguardientes en “pisco” obteniendo posteriormente por costumbre el nombre de Pisco para diferenciarla de otras caletas y es a partir de 1640 y por el intenso movimiento originado por la explotación de vinos licores, que el Virrey Marqués de Manceva, la denominó Villa de San Clemente, pero el uso lo consagró como Villa del Pisco.

Por esta razón el aguardiente peruano de uva, perdura ligado a estas tierras, a las primeras cepas que ella cobijó a los peruanos que supieron escanciar sus frutos y hacerlos propios.

Esta una breve historia del Pisco, que una crónica puntual nos dice, que el zumo de la uva sembrada entre nosotros – dejando de imitar a los vinos peninsulares – brotó de las falcas y los alambiques con un nuevo sabor, un nuevo nombre y una fama irrenunciable.

Así nació el “pisco”, ligado con el nombre y renombre a la tierra que lo vio nacer. Por eso “Pisco” se llamó. “Pisco” se llama y “Pisco” se llamará; porque nació en el valle de Pisco, que esta situado en Ica, un lugar privilegiado de la costa peruana

El Pisco es un producto que simboliza nuestra rica tradición cultural, que es el fruto del mestizaje indio y español y que hoy siempre es un hito de identidad regional y nacional y que se proyecta al infinito por su enorme calidad y exquisitez.

Inicialmente se elaboró con uva quebranta que es el resultado de la mutación genética de la uva negra traída de España, la misma que fue adaptada a la geografía costeña en la que predominan los valles desérticos, de suelo pedregoso y el clima aparente que generalmente tiene Moquegua y los lugares donde la producción vitivinícola cobra un esplendor incalculable.

Posteriormente se elaboraron otros tipos de Pisco con variedades aromáticas como la el de la uva Italia, Moscatel, Torontel y Albilla.

Con la aclimatación de la uva traída de la Península Ibérica se inicia en “la tierra del sol cautivo” una prometedora actividad pisquera, interrumpida por la infausta Guerra del Pacífico, pero que ahora retoma el camino perdido al impulso de valientes agricultores que vuelven la mirada al pasado, para vislumbrar un presente y un futuro promisorio.

Primero, se le adaptó el uso del alambique, de acuerdo a las exigencias propias de su elaboración, hasta que dio origen a la falca, los alambiques caseros fueron una fiel expresión de los antiguos e ingeniosos ceramistas moqueguanos y como no valorar que los tinajones representan una etapa importante en el proceso enológico en vista que sirvieron para la fermentación de los mostos y almacenamiento de aguardientes, técnica precisa que se usó en Moquegua, como también en otros terruños peruanos. De todo lo expuesto, se deduce, que el Pisco nace de la destilación de mostos o caldos de las uvas cultivadas en tierras moqueguanas, recientemente fermentados, lo que le depara un sabor incomparable y una calidad que ya está dando que hablar en el mundo entero, gracias a la fertilidad de sus valles, el hombre que marcha al compás de la modernidad, las aguas que mojan sus áridos surcos y el sol que se quedó a vivir para siempre en Moquegua.

EL PISCO MOQUEGUANO EN EL TIEMPO

El valle de Moquegua está situado al Sur del Perú a 1 100 km., de Lima y cuenta con una altitud de 1000 a 1300 msnm. Cuenta con un clima seco y soleado durante todo el año, con unas variaciones de temperatura de cero grados cuando asedia el invierno y hasta 30 grados en verano. Sus suelos son apropiados para el cultivo de la uva, cuenta con abundante agua por eso la vid desarrolla cualidades y aromas que son únicos en la faz de la tierra. En razón a ello es que la uva Italia o Moscatel de Alejandría cobran su máxima expresión debido a las bondades del clima, tierra agua y aire que la dan la calidad de excelente a la producción vitivinícola.

Se sabe que los lugartenientes del conquistador Diego de Almagro, luego de la frustrada conquista de Chile, regresaron por la costa Sur del Perú y hallaron este valle encantador y es donde se funda la ciudad de Santa Catalina de Moquegua en 1542. Más fue en 1595, según está registrado en el Archivo de la Región, en la que se constituye la primera Junta de productores de vino del nuevo Continente con el fiel reconocimiento de la corona Española. Años después, su fama llegó a los oídos del Virrey Marqués de Guadalcazar, quien en 1625, le otorga el titulo de “Villa de Santa Catalina de Guadalcazar del Valle de Moquegua”.

Los cronistas y viajeros de esa época, dieron evidencia

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