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La Desigualdad


Enviado por   •  4 de Marzo de 2013  •  2.476 Palabras (10 Páginas)  •  264 Visitas

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LA DESIGUALDAD

Rousseau establece que para conocer el origen de la desigualdad entre los hombres hay que concebirlo “tal cual lo ha formado la naturaleza”: hay que separar lo natural de lo que ha ido adquiriendo por la costumbre social. El progreso y el ir adquiriendo conocimiento ha sido lo que ha alejado al hombre de su estado primitivo. Para comenzar toda consideración sobre el origen de la desigualdad, hay que tener claro de que todos los seres humanos eran iguales hasta que, distintas causas físicas, fueron introduciendo en algunos, variedades que fueron diferenciándolos. Desde mi concesión esta sería la concepción más revolucionaria para su época, me imagino que será in boon el que alguien se atreviera a decir que el Rey tenía igual sangre que la del mendigo, cuando Luís XV “el rey Sol” dijo que su sangre era azul. Esta concepción de Rousseau es lo que hará de este escrito un opúsculo verdaderamente científico, sin subjetivismo ni prejuicios. Desde aquí se tratará de ver cómo fue que fuimos adquiriendo esas diferencias que han hecho de nuestra sociedad e instituciones lo que es hoy y por qué razones y de qué manera debemos ajustarnos a las costumbres sociales que nos han formado.

Rousseau clasifica la desigualdad de la especie humana en dos clases: la que llama natural o física, establecida por la naturaleza (diferencia de edades, fuerzas, cualidades morales,…); y la que llama desigualdad moral o política, que consiste en la diferencia de privilegios de unos de los otros (riqueza, honradez, poder,…). En esta parte critica a otras concepciones del estado natural y habla de otras cuestiones epistemológicas sobre la valides de sus investigaciones, La diferencia física es algo que incluso desde niño ya nos va marcando, el ser alto o bajo, fuerte o débil, atlético o pasivo, todas esas cosas van forjando de nosotros un juicio social que nos ubicará dentro de la estructura preestablecida, y nos permitirá o limitará acceder a los grados de bienestar de la diferencia moral o política.

El proceso de degeneración del poder político lo marca Rousseau por las siguientes desigualdades: desigualdad económica, desigualdad política y la desigualdad de amo-esclavo; todas derivadas del derecho de propiedad, la institución de la magistratura y el cambio del poder legítimo por el arbitrario. Culminando este proceso de desigualdad está el despotismo, la imposición del más fuerte y poderoso sobre los más débiles. “La ambición devoradora, el deseo ardiente de aumentar su relativa fortuna, no tanto por verdadera necesidad cuanto por colocarse encima de los otros, inspira a todos una perversa inclinación a perjudicarse mutuamente, una secreta envidia tanto más dañina, cuanto que para herir con mayor seguridad, se disfraza a menudo con la máscara de la benevolencia, los mismos sabios comprendieron que se hacía indispensable sacrificar una parte de su libertad para la conservación de la otra, como un herido se hace amputar el brazo para salvar el resto del cuerpo. Tal fue o debió ser el origen de la sociedad y de las leyes, que proporcionaron nuevas trabas al débil y nuevas fuerzas al rico.

Al analizar las complejas características del mundo, resulta claro que su rasgo más evidente es el hecho de que casi dos tercios de la humanidad viven agobiados por la miseria y la escasez, mientras la minoría que resta tiene un crecimiento económico cada vez mayor. Esta desigualdad, que tiene su manifestación en la división del mundo en países desarrollados y subdesarrollados, no reconoce límites políticos rígidos. Países ricos y pobres, centrales y periféricos, del Norte y del Sur, Primer Mundo y Tercer Mundo, nombres usados en distintos momentos históricos en contextos diferentes, pero que en definitiva hablan de lo mismo: unos tienen poder económico y otros países no. En este sitio vamos a trabajar con esas diferencias. Usaremos esta herramienta para conocer más sobre el tema. Para muchos será una novedad hacerlo de esta manera, pero apuesto a que lo harán bien y cada página que aborden será un escalón más en la construcción de sus aprendizajes.

Por ejemplos nuestro país Colombia, que ha estado históricamente entre los países más desiguales del mundo, corre el riesgo de convertirse en el primero de todos, a juzgar por algunos datos recientes. Un lamentable campeonato que las políticas del gobierno de Juan Manuel Santos no parecen encarar de manera estructural, a juicio de algunos expertos. Sus voceros, por supuesto, no están de acuerdo. Hay que esperar aún los datos más recientes, pero la evidencia disponible es dramática. Según Samuel Azout, alto consejero para la Prosperidad, Colombia sería hoy el cuarto país del mundo en desigualdad, con un índice Gini de 0,58 (este coeficiente es la medida técnica de la desigualdad en la distribución del ingreso, en la que 1 es lo más alto). Según datos de Naciones Unidas para 2005, con un Gini de 0,55 Colombia estaría entre los primeros del mundo, detrás de apenas un puñado de países y en el pelotón de otras naciones latinoamericanas de niveles de desarrollo mucho más bajo s, como Guatemala. Jairo Núñez, de Fedesarrollo, afirma que, según la última Encuesta de Calidad de Vida que hace el Dane, el Gini colombiano habría llegado en 2008 a 0,59, uno de los más altos, si no el más alto del planeta y, quizá, el más alto de América Latina, la región más desigual del mundo.

Juan Carlos Ramírez, de la Cepal, advierte que hay que tener cuidado con los datos, pues la metodología de medición varía de país en país. "Lo importante no es si somos los primeros o los segundos; lo importante es la tendencia. Seguimos con una política que no ha sido capaz de desconcentrar el ingreso". Colombia ha padecido históricamente una peculiar enfermedad: como lo señala Núñez, pese a que el Producto Interno Bruto (PIB) y el Gasto Público se multiplicaron por dos en los pasados veinte años, la pobreza extrema apenas se redujo en 2 por ciento y la desigualdad está intacta (ver gráficas). "En este país se han hecho esfuerzos para enfrentar la pobreza, pero poco y nada, en desigualdad", dice Consuelo Corredor, que manejó el programa Bogotá sin Hambre en la alcaldía de Lucho Garzón. Los ritmos de reducción de la pobreza en el país están por debajo del promedio latinoamericano: según el Plan Nacional de Desarrollo, mientras en el subcontinente la pobreza bajó 11 puntos entre 2002 y 2008, en Colombia lo hizo en menos de ocho.

Por qué este es un rasgo histórico del subdesarrollo nacional, por qué no se lo ha enfrentado seriamente y qué se puede hacer para revertirlo son preguntas esenciales que las políticas de desarrollo están en mora de hacerse hace décadas en Colombia

Pobreza y desigualdad

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