La Escuela, Un Lugar Para Aprender La Equidad De género

LA ESCUELA: UN ESPACIO PARA APRENDER Y CONVIVIR EN EQUIDAD DE GÉNERO

El término de género es relativamente nuevo, si bien suele confundirse con el concepto de sexo, éste último sólo se refiere a las diferencias biológicas o anatómicas entre hombre y mujer; el género alude a aspectos psicológicos, sociales y culturales entre feminidad y masculinidad. La distinción entre sexo y género es fundamental, ya que muchas diferencias entre mujeres y hombres no son biológicas en origen. El rol de género se forma con el conjunto de normas y prescripciones que la sociedad y la cultura establecen sobre el comportamiento femenino o masculino.

Socialmente existe una idea de lo que “debe” y “no debe” ser y hacer una mujer o un hombre. Desde que nace, el individuo va asimilándolo a través de lo que aprende en la familia, la escuela, los medios de comunicación, los amigos; por lo que se dice al respecto, por lo que vive diariamente en las actitudes de quienes le rodean. La información distorsionada o estereotipos etiquetan tanto a un género como al otro: ¿ La competitividad, inteligencia, fuerza y éxito corresponde al varón? ¿ La ternura, la expresión de sentimientos el cuidado de los hijos y del hogar es exclusivo de la mujer?

Tradicionalmente, a las mujeres se les considera y discrimina en el ámbito laboral por el arraigo de ideas sobre su debilidad física y vulnerabilidad durante el embarazo, por ejemplo. Entre las que llegan a destacar en su trabajo, existen quienes sienten culpabilidad por dejar el deber hacer por el querer hacer. Día a día posiblemente aguantan humillaciones y maltratos.

La autoestima de un gran número de mujeres es baja, esto es, “No se reconocen a sí mismas como valiosas”, lo cual las hace dependientes. Desde la infancia, la práctica de la sumisión, de estar al servicio de los demás, la poca o nula manifestación de ideales y necesidades tienen su origen en la ideología sobre su rol.

En una sociedad como la mexicana, el modelo que caracteriza el concepto de masculinidad refuerza actitudes y conductas invulnerables; seguros de sí mismos, competitividad y arrogancia que promueven el “machismo”. En esta concepción de masculinidad el poseer “poder” es determinante. El varón es educado para tomar decisiones y dar órdenes. Puede considerarse que el padre golpeador y la violencia intrafamiliar tiene su origen, muchas veces, en este ejercicio de dominio con respecto al género femenino. En consecuencia los niños repiten estas actitudes reconociéndolas como normales ya que por lo general no tienen otro referente de comportamientos.

Reflexionemos y rompamos desde la escuela el estereotipo:

“El azul para los hombres, el rosa para las mujeres” ... Mejor pensemos : ¿ Por qué no un arco iris para todos?

La educación en equidad de género

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