La Etica De Trabajo

LA ETICA DEL TRABAJO.

Ética del trabajo se constituyó como herramienta para lograr que todas las personas trabajaran bajo la promesa de que mediante la realización de una actividad digna y valiosa en términos económicos alcanzarían una vida feliz, donde se beneficiarían sus familias y ellos mismos mediante la satisfacción de las necesidades de nivel básico (alimentación, vivienda, vestido), además de comenzar la creación de un imaginario donde se consideraba que la condición normal del hombre era la de trabajo permanente y el no hacerlo representaba algo “malo”.

Se trabajaba con la mira en la satisfacción de un tipo de necesidades, ya se consideraba nocivo conformarse con lo mínimo y se había comenzado a plantear como algo positivo tener una ambición permanente, las personas trabajaban con el propósito de cumplir con sus obligaciones y mantener una calidad de vida para ellos mismos y para sus familias, no obstante la búsqueda no terminaba con lo “necesario”. Así para vivir decentemente fuese necesario vender la libertad para estar al servicio de una maquina, supervisados por un capataz que se encargaba de imponer tiempos y ejercer presión para mantener la productividad; para las organizaciones de este entonces lo más valioso era contar con las manos de los empleados los cuales mediante una instrucción mecánica, obedecían sin pensar, logrando así anular al individuo.

De otro lado, en la actualidad el panorama de la ética del trabajo es otro, es posible hablar de un cambio en el sentido de vivir, donde ya no se impone una ética que apunta al rigor “moral” donde se consideraba que el esfuerzo hacía parte de la dignidad del ser humano, en estos momentos la forma de obtener dignidad responde más a la naturaleza de las actividades, esta naturaleza responde a la “gerencia por competencias”, la cual plantea que sólo los mejores son capaces, y por lo tanto dignos, de vivir bien; hoy día se buscan mayores resultados con esfuerzos menores y lo más valioso no es tener una calidad de vida sin carencia de aquellas cosas fundamentales, sino por el contrario responder a la presión social e individual de adquirir un nivel de vida más elevado y para lograrlo, el acto de vivir ha pasado a un segundo plano.

Se comenta, que la ética del trabajo tuvo su origen tanto en valores religiosos como seculares durante la reforma protestante, los calvinistas, y más tarde los puritanos de Estados Unidos, respaldaron con gran firmeza la ética del trabajo. Debido a sus orígenes religiosos se le ha llamado ética protestante, aunque también la sostienen personas que pertenecen a diferentes credos religiosos. El punto de vista religión de la ética del trabajo es que se trata de un acto de servicio a Dios y al prójimo, porque ayuda a crear una sociedad mejor a los seres humanos con el objeto de que los usen, por lo que el trabajo pesado y la prevención de desperdicio constituyen obligaciones morales. Los estudios realizados en varias organizaciones confirman que los empleados

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