La Expresión Estética
rosmag7 de Marzo de 2012
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LA EXPRESIÓN ESTÉTICA Y SUS IMPLICACIONES METODOLÓGICAS A NIVEL DE INSTRUCCIÓN Y EVALUACIÓN.
EXPRESIÓN ESTÉTICA: EL COLOR, LA LÍNEA, EL VOLUMEN Y LA FORMA.
La expresión estética es el vehículo de expresión basado en la combinación, exploración y utilización de diferentes elementos plásticos (técnicas más materiales físicos manipulables) que facilita la comunicación (intencionalidad comunicativa) y el desarrollo de capacidades.
El color, la línea, el volumen y la forma constituyen elementos básicos del lenguaje plástico o estético. Es conveniente insistir en la importancia que adquiere su tratamiento en el periodo de 0-6 años.
El color y la forma evolucionarán, en la niña y el niño, siguiendo un proceso bastante similar. Durante los primeros años, la atención del color dependerá de su longitud de onda. Por ello en estas edades suelen tener una mayor predilección por los tonos rojos. A partir de los 3 años, la elección de los colores responde sobre todo, a criterios emocionales; le llamará la atención un color nuevo, el color que tenga la compañera o el compañero o incluso los utilizará según se encuentren más o menos próximos.
Progresivamente irá reconociendo los colores, si bien su uso será subjetivo. De tal manera que, por ejemplo, el cielo puede ser pintado de cualquier color. Será aproximadamente hacia los 6 años cuando comience a elegir colores específicos para cada cosa, lo cual le conducirá poco a poco hasta el llamado “color esquema”. Es decir, los cielos son azules, los árboles verdes,…en cualquier caso, la evolución en la utilización del color, por parte de los niños y de las niñas, dependerá en gran medida de sus propias experiencias y vivencias.
Respecto al volumen y la forma, su evolución tiene gran similitud a la que se produce en el dibujo. Comenzaran manipulando materiales para, a partir de que desarrollen cierta habilidad en su manejo, intentar formar bolas o rulos (macarrones). Estos paulatinamente recibirán nombres y pasarán a convertirse en serpientes, gusanos, objetos de su entorno, etc.
Posteriormente la unión de estas piezas dará lugar a formas que a medida que aumentan su experiencia los niños, serán cada vez más elaboradas y se les dotarán de mayor número de detalles. Más adelante, procederán a agrupar los monigotes que son capaces de elaborar formando escenas, con lo cual se está potenciando el desarrollo del concepto de universo.
No olvidemos que dentro de las representaciones tridimensionales en la Etapa infantil deben incluirse aquellos juegos y construcciones en las que los niños delimitan el espacio de la habitación donde se desarrolla la actividad.
EVOLUCIÓN DEL GESTO GRÁFICO: DE 0 A 6 AÑOS.
La expresión forma parte inseparable de la vida del niño/a desde sus primeros años.
En su evolución del gesto gráfico, el niño pasa por diferentes etapas. Las que vamos a citar las plantea Lowenfeld y se caracterizan por los aspectos que se describen a continuación. Nos detenemos en las que abarca el periodo de Educación Infantil de 0 a 6 años:
Evolución del dibujo:
• Etapa de Garabateo de 2 a 4 años
• Garabateo desordenado. 18 meses: El niño comienza a expresarse gráficamente, realizando sus primeros garabatos hacia los 18 meses. Estos primeros dibujos carecen de sentido y son desordenados, ya que no llega a controlar sus movimientos; puede mirar a otro sitio mientras dibuja; ejecuta con todo el brazo. Lo importante es la actividad motriz. No hay preferencia por usar un color u otro, ni por el color en sí. No hay intencionalidad.
• Garabateo controlado. 2 años: Poco a poco, el pequeño va controlando sus movimientos y descubriendo la relación entre ellos y los trazos sobre el papel, llenando páginas enteras. Va cambiando de colores. Figuras cerradas, regulares e irregulares.
• Garabateo con nombre. 3 años y medio: De pronto el niño descubre que sus dibujos, tienen sentido y les pone nombre (“esta es mamá, esto es un coche”).
Esta etapa la describe Luguet como de realismo fortuito y desemboca en los primeros intentos de representación de formas reconocibles para el adulto; empieza a dibujar con intención. Ya presenta representaciones mentales.
En cuanto al color, no tiene relación con el objeto dibujado: por ejemplo, pone color rojo a un árbol; aunque sí lo utiliza intencionalmente.
Respetar los garabatos del menor. La verbalización es fundamental. Ya hay más destreza y coordinación de movimientos.
• Etapa Preesquemática. Representación intencional (de 4 a 7 años): A los 4 años, el niño empieza a elaborar esquemas en sus dibujos. Se encuentra en su primer nivel de representación. La figura humana es la primera que consigue desarrollar en el papel, dando una importancia máxima a la cabeza: son los llamados “renacuajos” o “cabezones”.
Dibuja la cabeza porque es el elemento de su esquema corporal que tiene representado, al que da más importancia, pues está relacionado con su alimentación, con algunos sentidos y con las personas que están más ligadas afectivamente a él. La representa mediante un círculo, incluyendo más o menos detalles que, poco a poco, debido a su propia experiencia perceptiva, irá enriqueciendo.
Según el grado de madurez del niño, podemos apreciar cómo uno de 4 años aún no dibuja en sus figuras ni brazos ni manos, y a la cabeza tan sólo le pone los ojos, mientras que otros niños las dibujan con brazos, manos y nariz, y también descubren los dedos, que incluyen de forma destacada.
En esta etapa, el pequeño comienza a distribuir el espacio de forma un tanto anárquica. El tamaño de las personas, los objetos, etc., está en función de la importancia que les dé. Otra de las características de este periodo es que las personas o cosas que dibuja aparecen flotando.
Elige los colores, que utiliza de forma emocional: el hecho de usarlos supone una experiencia maravillosa, aunque no los relacione.
Estas etapas son un reflejo del proceso de desarrollo, que es continuo, pero no uniforme. Las diferencias individuales en la evolución también las encontramos en el garabateo de los niños, que se puede considerar como un reflejo de su desarrollo físico y afectivo.
No hay nada que pueda indicar qué tiempo debe dedicar el pequeño a expresarse en el papel. La mayoría de los niños llenarán con gusto dos o tres páginas con garabatos. Cuando han llegado a su etapa de poner nombre a sus trabajos, pueden mantenerse interesados durante 20 o 30 minutos.
Si encontramos un niño que no se decide a garabatear, hay que ayudarle a que adquiera confianza para expresarse ofreciéndole diversos materiales, sin olvidar el aliento y la comprensión que el adulto está obligado a darle.
En la realización de estas actividades plásticas influyen diversos factores relacionados con el desarrollo del niño en el proceso madurativo:
- Afectivos, emocionales.
- Intelectuales: comprensión de conceptos espaciales y temporales, conocimiento de los objetos.
- Motrices: control del cuerpo, coordinación motriz.
- Nivel de representación.
- Capacidad de atención.
- Perceptivos, a través de los sentidos.
- Sociales
- Imaginativos.
- Estéticos.
LA EXPRESIÓN ESTÉTICA EN EL CURRÍCULUM DE LA EDUCACIÓN INFANTIL
Se entiende por currículo de la Educación Infantil el conjunto de objetivos, contenidos, métodos pedagógicos y de evaluación que han de regular la práctica educativa de dicha etapa.
La expresión estética se encuentra dentro del área de representación de comunicación y favorece también el resto de áreas. Por ejemplo, cuando un niño dibuja, está conociendo el medio, el espacio, los demás,....La característica principal es su carácter global.
Como resumen se puede decir que el primer ciclo va encaminado al descubrimiento, experimentación, uso de instrumentos de comunicación. Tiene carácter instrumental: procedimental. El segundo ciclo es todo lo del primero más la intencionalidad comunicativa.
0-3 años
El descubrimiento, la experimentación y la utilización de los materiales de su entorno como instrumentos de producción plástica y de las técnicas más básicas que esto permite, será fundamentales en 0-3 años, siempre en estrecha interrelación con el desarrollo de nuevas habilidades perceptivo motrices. Así, el papel, los tintes naturales o los lápices, y el rasgar, el pegar o el garabatear, son algunos de los que el niño/a de este ciclo puede utilizar.
Ello permitirá que el niño desarrolle un proceso que, con la ayuda del maestro o maestra le va a llevar desde la pura experimentación sensoriomotora y de la mera descarga emocional a la consecución, al final del ciclo, de objetivos de expresión y comunicación más concretos: elaboraciones plásticas con alguna intencionalidad, interpretación de algunas imágenes de su entorno, como la figura humana, etc.; todo ello en estrecha relación con las primeras actitudes de disfrute e interés por las producciones plásticas.
3-6 años
Si en el primer ciclo el descubrimiento, la experimentación y la utilización básica de los elementos del entorno como instrumentos de producción plástica era lo fundamental de este bloque de contenidos, en este ciclo los ejes de la actividad serán la progresiva complejidad en el uso de las técnicas plásticas, y la mayor capacidad de representación y comunicación que éstas le permiten, todo ello en estrecha relación con los aspectos cognitivos, afectivos, motores y relacionales,
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