La Formación Docente En El Siglo XXI
suni11 de Septiembre de 2012
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La formación docente en el siglo XXI
Este artículo aborda uno de los aspectos más importantes en el fenómeno educativo: la preparación profesional del maestro. Para ello, y desde una perspectiva propia, se reflexionará en torno a la formación del maestro que, como ser concreto, se encuentra dentro de una sociedad que está en constante y vertiginoso cambio.
Hoy más que nunca se hace necesario considerar la evolución de la sociedad, así como la función del maestro y de la educación en general. La preparación profesional del educador reviste una gran importancia, tanto en la educación básica, que comprende la preescolar, la primaria y la secundaria; como en la educación media superior (nivel bachillerato), y en la educación superior (licenciatura y posgrado). En la actualidad, cuando la sociedad se halla en una constante renovación cultural, científica, social, política y económica, se hace necesaria la reflexión y el análisis acerca de la preparación profesional del educador.
Creemos pertinente y justificable analizar algunos aspectos que intervienen, unas veces a favor y otras en contra de la preparación del profesional de la educación, ya que es indudable que tanto en la actualidad como en los tiempos pasados y, seguramente en el futuro, la preparación profesional del maestro ha sido, y será, el elemento esencial en el fenómeno educativo.
1. Importancia respecto a la formación profesional del maestro
Jean Piaget, afirma que "Las mejores reformas fracasarán si no se dispone de maestros en calidad y número suficientes. La psicología infantil puede multiplicar los datos sobre hechos y nuestros conocimientos sobre el mecanismo del desarrollo; sin embargo, estos hechos o ideas jamás llegarán a la escuela si los maestros no los han incorporado hasta traducirlos en realizaciones originales." (Piaget, 1981, p.142).
En la actualidad resulta paradójico que mientras más se perfeccionan los métodos educativos, más difícil resulta la tarea del maestro. En otras palabras, a medida que más se avanza en cuestiones teóricas y metodológicas, más y mejor preparado se necesita al educador, tanto en el aspecto técnico como en el aspecto ideológico. Es decir, que, desafortunadamente, se da un fenómeno por el cual el educador, cada vez más alejado de los avances científicos en materia educativa, tiene mayor dificultad para incorporar esos conocimientos a su quehacer diario. El avance de la ciencia educativa se halla delante de su asimilación por parte del maestro.
Por ello se hace necesario clarificar con nitidez el papel e importancia del maestro en un mundo que cambia día a día. Si la sociedad está regida por el cambio constante, en esta misma perspectiva se debe contemplar la preparación del docente.
Es pues innegable que no se podrá avanzar realmente en materia educativa si no se tienen educadores con una preparación profesional de alto nivel. Es bastante complejo, por otro lado, el poder definir claramente cuál sería el tipo de preparación que debe tener el maestro en la actualidad. Esto depende de muchos factores, entre los que destaca el tipo de sociedad en el que se encuentra inmerso y, por ende, de los objetivos educativos específicos de esa misma sociedad. Sin embargo, independientemente de esta última consideración, es indispensable que todo sistema educativo cuente con educadores altamente capacitados.
2. El maestro en la escuela tradicional y en la escuela nueva
Se pueden establecer con cierta claridad dos épocas por las que, a través del tiempo, ha pasado la escuela: una es la escuela tradicional y la otra la escuela nueva. En ambas se hace referencia a la importancia del maestro. Sus funciones cambian, pero su importancia no. Se le puede llamar maestro, educador, facilitador, coordinador, asesor, participante y de otras formas, pero su importancia en el proceso educativo es innegable.
Pero en si ¿Cuál ha sido el papel del educador tanto en una como en otra escuela? Dentro de la escuela tradicional, él es quien organiza la vida y las actividades, quien vela por el cumplimiento de las reglas y formas, quien resuelve los problemas que se plantean: el maestro reina de manera exclusiva en este universo puramente pedagógico, por otro lado en la escuela nueva el enfoque varía; importa más el aprendizaje, y con ello la figura principal será el educando, el que aprende.
La formación que llamamos tradicional postula que el maestro es el que sabe; por eso cuando los maestros se dan cuenta que no es así, prefieren ocultarlo y no exponerse ante sus alumnos y colegas por el miedo a ser señalados. Por el contrario debemos saber que los maestros no lo saben todo, también tienen que preguntar e investigar para saber más, y aun lo que saben, si no lo reflexionan, no será fácil que sustenten ese saber.
3. El perfil del docente para el siglo XXI
La relación entre maestro del siglo XXI y su alumno debe ser una relación liberadora, que se da cuando se comparten conocimientos y herramientas útiles y trascendentales para la vida; un maestro puede transmitir a sus alumnos el amor por la materia que imparte, el amor por la investigación, por el trabajo, por la riqueza de las relaciones de los demás, por la vida y sobre todo, por el descubrimiento y la construcción de sí mismo.
El docente, deberá actualizar continuamente su propio papel para contribuir significativamente a lo más trascendente en el desarrollo personal y social de las nuevas generaciones, que bajo las circunstancias de hoy, están en constante aprendizaje.
Dado lo anterior, el docente debe ser:
Modelo de aprendiz, aprendiz de nuevas estrategias, técnicas, de nuevos enfoques y destrezas que propicia un mundo globalizado, competitivo y especializado características propias de la era del conocimiento.
Líder moderno, que dirige, orienta, da sentido y fortalece el esfuerzo de sus alumnos, conduciéndolos a una sociedad con mayor libertad, con múltiples alternativas pero también cargada de incertidumbre en la cual lo único permanente es el cambio.
Cuestionador e investigador, que enseñe a pensar, a descubrir, a formular, a buscar.
Filósofo, amigo de la sabiduría y del conocimiento, buscador intelectual que adecue las teorías y modelos a una realidad concreta.
Visionario, que construya proyectos futuros integrales que ubiquen y motiven el quehacer de los alumnos en este mundo, con una concepción de lo que es el ser humano, sus posibilidades y trascendencia.
Formador de las generaciones por venir, de las nuevas familias, comunidades, empresas e instituciones.
Maestro de la vida… que ponga en el centro de su vocación los valores humanos, solo así esta tendrá sentido y podrá recobrar el lugar social que le corresponde a lado de los transformadores y forjadores de la sociedad.
Lo anteriormente mencionado es inspiracional y no se deberán descuidar algunos aspectos didácticos que con respecto a la función del docente y un modelo basado en competencias se sugiere consolidar. Aspectos como:
• Lograr claridad en los objetivos de aprendizaje.
• Propiciar condiciones favorables para el logro de aprendizajes significativos.
• Seleccionar y proponer estrategias diversas para lograr los objetivos.
• Tomar en cuenta las dificultades que se presenten y ajustar los objetivos a las posibilidades reales del grupo.
Al concebir al docente como un profesional, surgen nuevos retos ya que el desarrollo profesional tiene que ver con procesos de mejora de conocimientos, destrezas, competencias y actitudes. Desde un planteamiento más amplio, el desarrollo profesional, sería “un proceso para el desarrollo personal y profesional de los docentes dentro de un clima organizativo positivo y de apoyo que pretende la mejora en el aprendizaje de los alumnos y la autorrenovación continua y responsable de los profesores y la escuela”.(Tejada, 2002, p.67).
Las dimensiones implicadas en el desarrollo docente profesional se pueden concretar de la siguiente manera:
a) Desarrollo pedagógico: es la mejora de la enseñanza mediante actividades centradas en determinadas áreas del currículo o bien en destrezas instruccionales o de gestión de la clase.
b) Conocimiento y comprensión de sí mismo: dirigido a conseguir del profesor una imagen de sí equilibrada y auto-actualizada.
c) Desarrollo cognitivo: Se relaciona con la adquisición de conocimientos y mejora de las estrategias de procesamiento de la información por parte de los profesores.
d) Desarrollo teórico: se basa en la reflexión del profesor sobre su práctica docente.
e) Desarrollo profesional: que se logrará mediante la investigación.
f) Desarrollo de la carrera: mediante la adopción de nuevos roles docentes.
De acuerdo con lo anterior, conviene tener presente una visión evolutiva del desarrollo profesional (actitudes, percepciones, expectativas, satisfacciones, preocupaciones) en la medida que ésta pueda justificar las variaciones de actuación, ya que a lo largo de su carrera, y como parte natural de la vida de una persona, el docente sufre cambios significativos en su comportamiento profesional (determinado por la propia biografía, el marco específico donde se desarrolla y el momento del ciclo de su carrera).
Podemos concluir que la labor del docente es multifacética y compleja, por lo que la formación de los profesores puede abarcar ámbitos de interés muy diversos, sin embargo lo que se debe resaltar en virtud de las necesidades del mundo de hoy es
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