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El Perfil Docente Del Siglo XXI


Enviado por   •  13 de Mayo de 2012  •  2.347 Palabras (10 Páginas)  •  3.768 Visitas

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INTRODUCCIÓN

El mundo en la actualidad se encuentra inundado de tendencias globales, las cuales, han dado como resultado un conjunto de cambios económicos, políticos, sociales, culturales y educativos, que son parte de la aceleración de las telecomunicaciones, la expansión en el intercambio comercial y la constitución de bloques económicos, los cuales, plantean una transformación en las relaciones humanas, producto de la transnacionalidad de los medios de comunicación, pudiéndose apreciar la existencia de la sociedad del conocimiento, evidente en la multiplicación de las fuentes de información y comunicación, generando una sensación de cercanía con el mundo que hasta hace poco parecía impensable.

Por lo cual, durante el siglo XXI se ha marcado como tendencia la existencia, conocimiento y respeto de los DDHH, al buscar la disminución de la brecha existente entre países desarrollados y subdesarrollados, a través de la educación, este aspecto es sin duda alguna responsabilidad del Estado y de la sociedad en general pues es necesario la existencia de políticas públicas eficaces no solo al interior de las naciones sino en sus fronteras que permitan educar a las masas; la actual escasez de recursos económicos y la urgente necesidad de capital humano para el desarrollo de las naciones exige constantemente el respeto de los derechos existentes y la puesta en marcha de planes que produzcan efectos positivos sobre la productividad y bienestar general de las naciones so pena, de que la formación de los individuos en sus primeros años es al etapa que permitirá a largo plazo contar con ciudadanos eficaces, clave fundamental para la solución de los problemas que aun aqueja el proceso globalizador.

Por tanto, este escenario mundial requiere que la educación y su ejecutor formal (el docente) motiven el aprender, como “la oportunidad de crecer, de asimilar la realidad y aun transformarla” (Michel, 1979:1) siendo importante para ello el generar nuevas formas de ver el mundo y de adquirir el conocimiento a través del desarrollo de estrategias y habilidades que forjen nuevos conocimientos aplicables en diferentes contextos.

En este sentido, se hace necesario diseñar el perfil del docente del siglo XXI, el cual requiere elementos que generen motivación en el estudiantado, estimulación necesaria para propulsar cambios y que destaque a los centros de formación como espacios productivos en los que se formen mejores ciudadanos.

Todo ello conduce a debatir ¿cuáles son las dificultades existentes inherentes al desarrollo de dicho perfil? ¿Cuál es la función del docente como formador? ¿Qué debe garantizar el Estado y las políticas de gobierno para generar innovación en la formación?

Dichas interrogantes pretenden dar luz a la existencia de una práctica coherente con el mundo constantemente cambiante, en el que la educación no puede ser usada como un método de control sino como el medio para que los individuos sean capaces de innovar conocimientos, dicha práctica requiere que el docente se mantenga en permanente formación, para que este logre el que sus estudiantes aprendan a aprender y con ello repensar el proceso de enseñanza aprendizaje con la finalidad de enfrentar las situaciones y cambios que operan en la sociedad y por ende los individuos.

El Perfil Docente del Siglo XXI

La docencia concebida como la construcción colectiva de conocimientos, donde se promueve la curiosidad por indagar los por qué y el para qué de las cosas a través de un modelo que parta de las creencias, dudas, necesidades y deseos de los estudiantes, efectivamente permitirá adecuar el perfil de las y los docentes a procesos de formación adecuados para una sociedad en estado de cambio permanente, con nuevas necesidades y valores.

Por tanto, el objetivo de la educación no puede ser otro que la invención. La cual se ve impulsada por los cambios y retos que impone la sociedad de la información y el conocimiento. Siendo necesario definir las competencias que habrán de librar los docentes ante los desafíos y demandas que la sociedad del siglo XXI plantea.

Pereda plantea las competencias como ese “saber hacer” que lleva a un desempeño eficiente del proceso formativo, basado en la capacidad para resolver problemas de manera flexible y pertinente, adaptándose al contexto y a las demandas que plantean situaciones diversas. Por ende, los docentes deben ver su rol dentro de los ambientes de clases a través de la facilitación, como oportunidad de aprendizaje para sus estudiantes, quienes aprenderán por ellos mismos a través de la realización de muchos trabajos prácticos de exploración.

Esta realidad conducirá inevitablemente a formar para vivir en sociedad, desarrollando una educación integral que incluya la formación de conocimientos, procedimientos y actitudes. Valorando la reflexión sobre su propia experiencia porque “estudiar no es un acto de consumir ideas sino de crearlas y recrearlas”. (Freire, 2006:53).

El rol que desempeñará el docente en este siglo requiere entender la realidad que a cada individuo le toca vivir, reflejado en el derecho y en el deber de ejercer la ciudadanía. Lo cual hace suponer que los ciudadanos haciendo uso de sus derechos y siendo corresponsables con el Estado de sus deberes irán asumiendo, en cierto nivel, la responsabilidad y el derecho de involucrase en las labores educativas, que generen cambios en el país y en el mundo, según sus ideales y convicciones teniendo en cuenta que la igualdad es una idea efímera y asumiendo que las oportunidades están y es posible generar mecanismos que nos permitan optar a ellas y por ende ser generadores de cambios en los que se eduque para transformar y se transforme para educar.

Por ello, la educación debe concebirse como un proceso permanente extendido a todo lo largo de la vida del hombre, en el que el estudiante se consolida como un explorador fuera de los espacios de formación formal preconcebidos (escuela – universidad). Preparando al individuo para autoformación, autoeducación, autogestión y autoevaluación dado que el acto de enseñar exige comprender que la educación es una forma de intervención en el mundo.

Siendo necesario para ello, integrar la teoría y la práctica a través de la aplicación por parte del docente de metodologías que conecten eficazmente el conocimiento con el mundo, al relacionar al individuo consigo mismo, con sus sueños, metas, proyecto de vida, valores y sistemas de creencias.

El docente debe asumir los cambios y retos que le impone la sociedad de la información y el conocimiento.

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