La Indigencia

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“La indigencia psiquiátrica en la capital del Estado de México”

La indigencia psiquiátrica en la Capital del Estado de México

En una reciente visita al centro de la ciudad de Toluca me pude percatar de la presencia de tres indigentes, uno recostado en el pasillo del edificio en el que se encuentran las oficinas del Departamento de Educación en la calle de Lerdo, otro pepenando basura en la calle Santos Degollado esquina con Rayón y el tercero en el cruce de Bravo e Independencia severamente demacrado y visiblemente afectado de sus facultades mentales.

Existen muchas coincidencias entre estos tres indigentes, la derrota física y moral, el deterioro mental y la nulidad, al menos parcial, de los atributos de la personalidad: el nombre para ellos carece de sentido son anónimos, son sin nombre, sin domus o domicilio. Deambulan sin importarles su estado civil y duermen sobre las migajas y harapos que ostentan como único patrimonio.

En algunos casos, la restricción a su personalidad se puede vincular al estado de interdicción si el indigente presenta como lo establece el Código Penal del Estado de México en su artículo 16 “alienación u otro trastorno similar permanente” y en este sentido se asume que no puede gobernarse por sí mismo. En el entendido de que no todos los indigentes presentan alienación mental, considero en este artículo, únicamente a quienes se encuentran en las calles con un tipo de trastorno mental severo y que deben internarse en un centro psiquiátrico a tutela del Estado siempre que se haya demostrado que no existen familiares del individuo en cuestión que funjan como tutores y además que se hayan aplicado los exámenes periciales correspondientes a su estado mental.

Un indigente psiquiátrico queda excluido de toda consideración que pueda implicarlo con la normalidad, formalmente sólo representa una estadística porque de fondo representa un vacío, una existencia nula e insalvable que somete a prueba las leyes de los Estados y sus sistemas de salud.

¿Qué hacer con este tipo de indigentes?, la Ley de Asistencia Social del Estado de México y Municipios así como la de orden federal contemplan, en unión con la iniciativa privada, programas de asistencia que resultan ser paliativos de dicho desorden psiquiátrico y de la problemática social inherente.

La sociedad genera sus enfermos psiquiátricos luego los expulsa y finalmente trata de anularlos, esta ha sido la mecánica de todas las sociedades con respecto a sus marginados. La problemática de su anulación no ha sido resuelta y encontramos en la historia de las sociedades lugares patéticos: hospitales psiquiátricos, mazmorras oficiales y lo más lamentable el encadenamiento en sótanos o cuartos a los que los someten sus propias familias. Parece que el único destino del enfermo indigente es el campo de la muerte biológica, porque pese al Código Civil, está muerto en sus atributos de la personalidad.

Las leyes tienen un carácter preventivo y además facultativo, es decir, tienen la facultad de solicitar a la autoridad competente dictámenes sobre algún caso concreto, en este sentido la Ley de Salud del Estado de México tiene observancia respecto al indigente psiquiátrico sólo de palabra pero no de hecho. Podemos inferir que el titular tiene la facultad de solicitar a la autoridad competente la reclusión a centros de atención que: irónicamente ni existen ni se encuentran establecidos en la ciudad de Toluca. El Artículo 146 dice: “El Gobierno del Estado y los Municipios proveerán la creación de establecimientos en los que se de atención a personas con padecimientos mentales…”

Los programas asistenciales en la ciudad capital referida han omitido la creación de estos establecimientos previstos en la ley ya sea por falta de recursos, ya sea porque no están dentro de sus prioridades. Si el indigente psiquiátrico no es prioridad entonces la salud mental tampoco lo es y se sigue que poco importa combatir

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