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La Naranja Mecanica


Enviado por   •  3 de Septiembre de 2013  •  1.592 Palabras (7 Páginas)  •  347 Visitas

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Son muchos los temas tratados en “La Naranja Mecánica”. La familia, los amigos, el sexo, la culpa, el pecado, el perdón, el poder, el instinto, la humanidad, la sociedad, la política, la cultura, la religión, la libertad, etcétera, etcétera.

Creemos que el tema principal es que cada quien ve y representa el arte de diferente forma, lo que hace interesante esa película, es que Alex, el protagonista, cuando escuchaba música, en especial la novena sinfonía de Beethoven, en la representaba con violencia, pero no cualquier violencia, si no que tenía su estilo, su esencia, para hacer sus ‘vandalismos’, para golpear a las personas, incluso para llamar la atención de otras.

Pero unánimemente creemos que depende de cada individuo adaptarla a su propia vida, a sus propias vivencias pues, por sobre todo, la película nos invita a reflexionar acerca del “todo”, siendo ese “todo” diferente en cada persona.

Una de las características de esta obra, es precisamente esa, que tiene la cualidad de ser interpretada de diversas.

Es por ello que “La Naranja Mecánica” es una obra que, en cierta forma, reivindica a aquellos que no tienen un espacio en este mundo y que, al sentirse tan desamparados y solos, optan por dejarse llevar por sus instintos, instintos que con tanta facilidad condenamos pero nos negamos a entender.

Y pues bueno, empezaremos en haciendo el análisis por escena, en un principio observamos que se hace un zoom en los ojos de Alex, el protagonista, dándonos a notar que en uno de sus ojos tiene una enorme pestaña postiza. También podemos observar la mirada de Alex, que es una mirada profunda, extremadamente pensante y atractiva, subjetiva, y hasta un cierto punto seductora.

Nosotros interpretamos el adorno de su ojo –la pestaña- como la propia visión que él tiene del universo que lo rodea.

Observamos también que se encuentra rodeado de un grupo de “compañeros”, todos vestidos de blanco, dato curioso al tratarse de “delincuentes”, siendo que el color blanco está universalmente relacionado con la pureza.

Podemos observar que todos juntos están tomando leche de unas estatuas femeninas, precisamente de sus pechos, lo que nos hace pensar que el director quería mostrar una cierta dimensión de lujuria.

Podemos apreciar que los ataques que hacen este tipo de “drugs”, como así lo llama el director, es sólo es atacar por atacar, hacer daño por hacer daño, sin tomar en cuenta la debilidad de la víctima, de la imposibilidad de defensa que posee. Pero a los jóvenes no les importa. Con sus jocosos gorros y sus delicados movimientos, casi de ballet clásico, los jóvenes se deleitan con el sufrimiento de su víctima. En especial Alex se ve que lo disfruta muchísimo.

Después observamos una maravillosa escena de pelea: nuevamente tenemos que los protagonistas se enfrentan en una batalla armónica, como danzando, pero con un salvajismo bastante particular, casi un goce sexual al luchar con la banda enemiga.

Volvemos a detener la atención en la mirada de Alex: su sed de destrucción aumenta cada vez más y nada parecerá detenerlo. Mientras más vandalismos cometen, más se excita, más crece el deseo de Alex por hacer daño.

Alex demuestra que es todo un caballero, psicópata, pero un caballero a fin de cuentas. Sus gustos son refinados y hasta los crímenes los comete con elegancia, tiene su propio estilo, no lo hace como cualquier otro.

Nuevamente el ataque de Alex y sus secuaces estará acompañado por disfraces jocosos: aquellas máscaras con narices largas nos vuelven a demostrar que esto no es más que una diversión para ellos. Es su pasatiempo, y apara llevarlo a cabo qué mejor que hacerlo de la manera más “entretenida” posible.

Cuando violo a la mujer, eso aparte de muy cruel fue con ese cierto estilo que el tenia, y lo podíamos identificar porque cantaba, mientras golpeaba al señor, y cuando corto la ropa de la mujer, lo hizo con cuidado y sutileza.

Podemos notar que con su varilla “domina” a sus secuaces y les demuestra quién manda.

Nos llama la atención la habitación, de Alex, en donde confirmamos el carácter culto y burgués del protagonista: vemos un gigantesco cuadro de Beethoven, con una mirada profunda que alumbra el cuarto. Aquí nos damos cuenta de la naturaleza humana de Alex, quien al inspirarse con la música del compositor nos demuestra que es una persona con sentimientos. Este detalle es importante, pues luego nos daremos cuenta que, en el fondo, Alex es realmente la víctima de la historia. Lo mismo la mascota que posee, su boa: el cariño que Alex siente hacia ella confirma lo anterior, su profunda pero escondida humanidad.

Así como el edificio donde vive, se nota que esta como abandonado, sucio, pero hasta un cierto punto “lujoso”.

También se nos hizo muy raro que su mamá y la psiquiatra usaran pelucas.

Los padres de Alex parecen absolutamente pasivos antes sus acciones, sabiendo que están mal, y siguen haciendo las cosas mal con su hijo, pero negándose a este hecho.

También se nos hizo muy raro que su mamá y la psiquiatra usaran pelucas.

Interpretamos que sus padres son el reflejo de una sociedad ciega ante las crecientes necesidades de la juventud en estos tiempos. Alex lo tiene todo pero algo le falta, la atención de sus padres y eso es la causa de sus actos.

Después vemos que Alex va a una tienda a satisfacer dos deseos: adquirir música nueva y buscar mujeres para saciar su apetito sexual. Ambas cosas las consigue y con una elegancia brillante.

Durante el resto de la película se hace cero referencias a la vida sentimental del protagonista. De hecho, en ninguna parte de la película aparece un “amor” de Alex (más que su boa y su música). Y quizás es eso lo que diferencia a “La Naranja Mecánica” de las otras películas: que no tiene una historia de amor. Simplemente presenta una historia humana, tomando a Alex como referencia: es él la naranja. En fin.

Alex golpea y noquea a sus tres compinches, él solo, demostrando ahora su poderío con hechos, con una violencia extrema que podemos apreciar en cámara lenta, una escena de extrema violencia igualmente hermosa, donde observamos los movimientos de ballet con que Alex les demuestra a sus secuaces quien manda, a diferencia de la escena de sexo que pusieron una toma más rápida.

En la estación, los policías lo degradan hasta más no poder, y Alex solo demuestra que el protagonista ha perdido algo de esa vitalidad que lo caracterizaba.

La lectura de la biblia alimenta en Alex las fantasías sádicas (latigazos a Jesús y degüello de un soldado enemigo) y eróticas (Alex rodeado por un harén de mujeres semi desnudas). Así, continúa siendo él mismo, le da asco el mundo de la cárcel pero por propia conveniencia intenta estar bien con sus dirigentes. De nuevo aparece su rostro extasiado, su mirada característica.

Alex utiliza a su amigo cura para salir libre y reformarse. “No sé cómo, pero quiero ser bueno Padre”. Y finalmente le da resultado, por lo que Alex está listo para “arreglarse” tal como un aparato mecánico, como sugiere el título.

Alex se refugia en la religión para obtener libertad.

Aquí vemos cómo la mirada y expresión de Alex cambia rotundamente: ahora su rostro es más como de auxilio, sus ojos, horrorizados, nos demuestran que el hombre, como condición natural e innata, es sensible ante ciertas experiencias. Definitivamente, Alex ya no será el mismo. Hasta Beethoven se ha vuelto en su contra. Así, no sólo el protagonista ha perdido su hambre de sadismo y lujuria, sino que también su parte sensible del, la música.

Dos de sus mayores placeres, el sexual y la violencia, han dejado de ser una posibilidad para él. Vemos cómo ha perdido gran parte de su esencia humana.

Desde nuestro punto de vista la escena donde sale la mujer desnuda y muy hermosa, por cierto, nos damos cuenta el dolor que siente Alex al reprimir sus instintos. Es aquí la trama de la historia, en donde la naranja ha sido ya mecanizada y, por lo tanto, perdido ya su carácter natural.

En la escena donde el escritor, descubre que fue éste quien lo enclaustró en su silla de ruedas, aparte de utilizarlo con fines políticos saciará su sed de venganza. Esto demuestra que, cuando las cosas le suceden a uno, cambia diametralmente la perspectiva, y se dejan de lado convicciones y principios. Es el choque entre el perdón y la eterna culpa.

Son muchos los temas tratados en “La Naranja Mecánica”. La familia, los amigos, el sexo, la culpa, el pecado, el perdón, el poder, el instinto, la humanidad, la sociedad, la política, la cultura, la religión, la libertad, etcétera, etcétera.

Pero unánimemente creemos que depende de cada individuo adaptarla a su propia vida, a sus propias vivencias pues, por sobre todo, la presenta obra nos invita a reflexionar acerca del “todo”, siendo ese “todo” diferente en cada persona.

Y aquella es una característica esencial en una obra de arte: el tener la cualidad de ser interpretada de tantas múltiples formas como de los miles de millones de seres humanos que habitamos el universo, a quienes se nos ofrece “La Naranja Mecánica” para digerirla como se nos venga en gana.

Análisis pueden existir muchos pero, en el fondo, basta con deleitarse con esta película para crear, dentro de nuestras propias mentes, análisis ampliamente más valiosos que los que pudieran hacer “expertos” en la materia.

Es por ello que “La Naranja Mecánica” es una obra que, en cierta forma, reivindica a aquellos que no tienen un espacio en este mundo y que, al sentirse tan desamparados y solos, optan por dejarse llevar por sus instintos, instintos que con tanta facilidad condenamos pero nos negamos a entender.

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