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La Oratoria Y Cualidades Del Orador


Enviado por   •  4 de Marzo de 2014  •  3.910 Palabras (16 Páginas)  •  660 Visitas

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ÍNDICE

I. INTRODUCCIÓN 4

II. DEFINICIÓN DE LA ORATORIA 4

III. HISTORIA DE LA ORATORIA 5

IV. OBJETIVOS DE LA ORATORIA 6

V. CLASIFICACIÓN DE LA ORATORIA 7

VI. CUALIDADES DEL ORADOR 14

VII. CONCLUSIÓN 19

VIII. BIBLIOGRÁFICA 20

I. INTRODUCCIÓN

La oratoria es descripta en términos generales como la capacidad para hablar y exponer un punto de vista en público de modo claro, atractivo y comprensible. La palabra ‘oratoria’ proviene del término latino orare que significa ‘hablar o exponer en público’. Las habilidades oratorias de una persona son extremadamente importantes cuando de convencer, persuadir o atraer al público se trata, y es por esto que son especialmente trabajadas por políticos, publicistas, líderes empresariales, figuras públicas y del entretenimiento, docentes, etc.

II. DEFINICIÓN DE LA ORATORIA

Oratoria es una palabra que proviene del vocablo latino oratoria y que está vinculada al arte de hablar con elocuencia. El objetivo de la oratoria suele ser persuadir; por eso, se diferencia de la didáctica (que busca enseñar y transmitir conocimientos) y de la poética (intenta deleitar a través de la estética).

La oratoria, por lo tanto, pretende convencer a las personas para que actúen de una cierta manera o tomen una decisión. Por ejemplo: “La oratoria del vendedor me convenció y terminé llevándome tres pares de zapatos”, “Mi tío tiene una gran oratoria, por eso trabaja en el área de las relaciones públicas”.

El surgimiento de la oratoria como arte de hablar en público no puede precisarse en una fecha exacta. Los historiadores creen, de todas maneras, que sus orígenes como especialización del discurso están en Sicilia, aunque los griegos fueron quienes la elevaron como instrumento de prestigio y poder político.

Sócrates, por ejemplo, fue el fundador de una escuela de oratoria en Atenas que intentaba formar hombres instruidos y guiados por ideales éticos para asegurar el progreso del Estado. Había funcionarios, sin embargo, que recurrirían a los servicios del ológrafo (quienes redactaban los discursos).

Los romanos también perfeccionaron la oratoria, pese a que perdió utilidad política ante un contexto dominado de forma unilateral por el emperador. Con el tiempo, la oratoria se extendió a diversos géneros. Así pasó a utilizarse tanto en la política (para convencer votantes) como en el ámbito judicial (para presentar alegatos) en la actividad comercial (para promover las ventas).

III. HISTORIA DE LA ORATORIA

La historia sobre los tratados y por si esto fuera poco, los oradores cuentan también con un “Padre”, el ateniense Demóstenes (384 – 322 a.C.) pionero de la elocuencia a quien consideramos desde hace mucho tiempo, como el Padre de la Oratoria. “Su caso - como dice Novoa- es un ejemplo de superación y perseverancia, pues a pesar de su tartamudez natural, llegó a convertirse en el más brillante orador de su época...” La efeméride, el Santo patrón y el Padre de la oratoria son elementos que identifican, cohesionan y caracterizan a todos los oradores.

La oratoria ha sido, es y será necesaria en todas las sociedades, ya que desde el nacimiento de la humildad, los hombres se han valido del discurso (en las asambleas, banquetes, entierros, conmemoraciones, etc.) para convencer o para expresar alegría, regocijo o dolor a un auditorio.

Debido a esto, la sociedad romana, en la que también existían asambleas políticas (el Senado, los comicios...) y tribunales, el dominio de la palabra era necesario para los jóvenes de buena posición que quisieran dedicarse a la política, prácticamente la única opción que tenía un joven patricio, aparte del ejército. Además dichos patricios eran a su vez patronos o protectores de varios clientes, y los tenían que defender en los juicios.

Es importante señalar que para los primeros romanos era primordial ser poseedor de la verdad en la oratoria ya que, de acuerdo a su punto de vista no hablaban sólo ante los hombres, sino también ante los dioses, de tal manera que el orador debía tener las cualidades de la gravitas (seriedad), dignitas (dignidad), maoístas (superioridad) y bona fides (rectitud).

Ahora bien, la verdad no siempre posee carácter singular, muchas veces es plural, y además, debe ser demostrada y, es aquí donde se destaca la retórica; “no siempre convence el que tiene más razón, sino el que mejor sabe defenderla”. Con Catón el Censor encontramos ya una definición del orador como:

vir bonus peritus dicendi, es decir, “un hombre de bien diestro en el hablar”.

IV. OBJETIVOS DE LA ORATORIA

Cada vez que nos dirigimos a un interlocutor, lo hacemos con una intención previamente establecida. Esta puede responder a diversas motivaciones, parafraseando a Munguía tenemos:

a) Convencer: radica en la fuerza de las ideas y, sobre todo, de la tesis del discurso para que el oyente piense como uno. Esto requiere de una fuerza mental y un criterio personal completamente formado.

b) Persuadir: lograr que el oyente realice en la práctica lo que el orador le propone. Es el objetivo más difícil de la oratoria, por tanto, denota la perfección misma. Esto requiere de un profundo conocimiento del tema, y una gran fuerza lógica argumentativa que logre no solamente el convencimiento del oyente (claridad mental), sino el entusiasmo evolutivo que lo lleve a la práctica (fuerza de voluntad).

c) Enseñar: emitir un mensaje que transmita conocimientos y que sean significativos para los oyentes.

d) Orientar: para que el interlocutor siga un determinado fin o le ayuden a optar

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