La Planificación Educativa
le175926325 de Enero de 2014
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Definido el método como el conjunto de operaciones y procedimientos que, de una manera
ordenada, expresa y sistemática, deben seguirse dentro de un proceso preestablecido, para lograr un fin
dado o resultado deseado, algunos autores -y aun ciertos metodólogos- creen que lo sustancial de los
métodos se reduce a los procedimientos, conforme a lo cual bastaría una buena utilización de los
mismos. Pero hay otro aspecto igualmente importante: el modo de abordaje (approach) de la realidad.
Aplicado esto a la pedagogía, nos parece absolutamente necesario que los métodos educativos
trasciendan una concepción plana y lineal del proceso de enseñanza-aprendizaje, como si éste fuera
una mera acumulación de informaciones, datos, conceptos, habilidades, procedimientos, etc., a una
concepción esférica que incluye lo psico-afectivo, las actitudes, las motivaciones, los valores y aun el
modo de vivir y de situarse en el mundo.
Dentro de la concepción que hemos venido desarrollando en este y otros trabajos,* la praxis
educativa se debe estructurar sobre cuatro pivotes: libertad, participación, disciplina y esfuerzo. A
través de la libertad y la participación, se crean las condiciones para que se liberen las potencialidades
de los educandos, sea para la creatividad, sea para que desarrollen una personalidad productiva y capaz
de auto-expresarse. Una dosis equilibrada de libertad y disciplina es una forma de entrenamiento a la
responsabilidad, y el esfuerzo, inherente a todo aprendizaje, no es sólo un antídoto para superar la
apatía, la desidia, el pasotismo, el desánimo y la desilusión, sino que constituye también una forma de
educación de la voluntad como capacidad de ir a la acción y de realizar lo pensado y querido.
Las opciones metodológicas son muchas y variadas. "La educación, se dice en un documento
de la UNESCO, ha de poder ser impartida y adquirida por una multitud de medios. Lo importante no
es saber qué camino ha seguido el individuo, sino lo que ha aprendido y adquirido." De ahí que el
criterio fundamental para juzgar un método pedagógico, viene dado por la medida en que este método
es eficaz para producir aprendizajes significativos que, a su vez, sean coherentes con los objetivos y
finalidades propuestas. Hay pedagogos que se dejan llevar por las "modas" en cuanto a métodos
didácticos: de pronto parece que todo o casi todo hay que hacerlo por los "métodos activos"; otros
creen que sólo se puede enseñar de manera eficaz a través del taller, y los hay también que no saben
otra cosa que "dictar" clase, mientras que los más "aggiornados" se apasionan por las tecnologías
-como estrategia de acción que aplica una serle de procedimientos operativos para actuar sobre una
determinada situación.
En el primero de los casos se alude a los métodos de Investigación social; en el otro a los métodos de Intervención social,
incluida la intervención educativa. Todo método pedagógico es siempre una estrategia de acción.
* Hacia una pedagogía autogestionarla (Humanitas); El taller: una alternativa para la renovación pedagógica
(Magisterio del Río de la Plata); Un puente entre la escuela y la vida (Kapelusz); Formación para el trabajo social
(Humanitas).
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educativas y de manera especial por los medios audiovisuales. Todas las modalidades son utilizables;
depende de la naturaleza de la disciplina que se enseñe o de los temas o contenidos que se estén
desarrollando.
Hemos indicado que en los métodos pedagógicos, además de los procedimientos que se
utilizan, hay que tener en cuenta los modos de abordaje de la realidad. Queremos añadir otros aspectos
a esta dimensión, profundizando la que podría denominarse el estilo pedagógico. Para nosotros este
estilo -la expresión la tomamos de Porlan- debe ser sistémico- ecológico-investigativo. Veamos en
qué consiste.
La primera nota o caracterización de este modelo es su carácter sistémico, entendido en un
cuádruple alcance:
• Como forma de pensar o de estrategia cognitiva, expresada en la capacidad de
entender las interrelaciones e interconexiones de los problemas y de tratarlos de resolver
mediante acciones que apoyen y refuercen los diferentes campos o sectores de intervención.
• Como marco referencial que se configura a través de un esfuerzo interdisciplinario, en
cuanto pretende –o realiza- un abordaje de la realidad desde las diferentes ciencias y disciplinas
haciendo un esfuerzo para realizar una síntesis integradora.
• Como modo de abordaje de la realidad, caracterizado por su enfoque holístico
conforme al cual las cuestiones o problemas parciales, o los componentes de una totalidad,
deben ser analizados desde la perspectiva del todo.
• Como metodología de diseño o estrategia de acción que procura una globalización en
la elaboración de planes de acción, habida cuenta que la realidad es sistémica, que los
problemas son sistémicos y las soluciones, consecuentemente, también son sistémicas.
Ateniéndonos también al lenguaje sistémico, destacamos el carácter de "sistema abierto" que
tiene la educación en su aspecto estructural y funcional: existe un intercambio permanente con el
exterior de lo estrictamente escolar o educativo. Cada unidad escolar recibe diferentes influencias
(entradas) y saca determinados productos. Pero la educación es, asimismo, un sistema abierto
internamente en aquellas interacciones que afectan al sistema como un todo.
Y hablamos también de modelo ecológico, habida cuenta que el proceso de
enseñanza/aprendizaje se produce en un ecosistema -el grupo de clase, taller o seminario- el cual
comporta una dinámica y una serie de interdependencias y retroacciones que desbordan lo
estrictamente académico/ pedagógico.
Lo que hoy se está desarrollando dentro del pensamiento psicopedagógico con el nombre de
ecología escolar, es una aplicación a la educación de lo que ya habían desarrollado los especialistas en
técnicas y dinámica de grupos, al considerar los factores del entorno físico y del entorno psico-social
(o personal) como condicionantes de la conducta individual y grupal. El entorno físico (instalaciones,
equipamientos, posibilidades de movimiento, disposición de los asientos, la iluminación, la
temperatura, la ventilación, etc.), influye y condiciona el comportamiento humano; consecuentemente,
incide en el proceso de enseñanza/aprendizaje. Pero además del entorno físico, tiene también su
importancia el entorno psico-social capaz de favorecer (o desfavorecer) las relaciones interpersonales.
En los grupos de formación en donde existe una atmósfera cálida, permisiva, amistosa y democrática,
parece haber mayor motivación para trabajar y mayor satisfacción, y los individuos y el grupo son más
productivos. Además hay menos descontento, menos agresión. Hay más compañerismo, cordialidad,
cooperación y "sentimiento de nosotros". También parece haber más pensamiento individual, y más
creatividad.
La introducción de los métodos activos y, sobre todo, la preocupación por los aspectos socioafectivos,
ha sido un elemento altamente positivo para la maduración emocional de los educandos (y
en muchos casos de los mismos educadores). Proporciona un ambiente que ayuda a superar bloqueos e
inhibiciones en las relaciones interpersonales, especialmente en lo que hace a la expresión de
emociones. Superados estos bloqueos, el ecosistema (grupo de aprendizaje), ayuda al desarrollo de la
capacidad de auto-expresión, y a la superación del egocentrismo, a tener actitudes constructivas, a
recibir críticas y a auto-criticarse; a ser tolerante y a saber asumir las frustraciones. Como bien lo ha
dicho Susana Pasel en un excelente libro sobre el taller, el "trabajo en grupo permite a los integrantes
aprender a pensar y a actuar junto con otros, es decir, a co-pensar y cooperar; desarrollar actitudes
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de tolerancia y solidaridad...se pierde el individualismo, no la individualidad; se estimula la
creatividad de cada integrante, lo que se refleja en la riqueza del producto final".14
La dimensión psico-social de lo ecológico comporta también el entorno del educando, sus
centros de interés y sus preocupaciones dominantes, sin perder la perspectiva de los problemas
globales de la sociedad y del tiempo en que se vive. Y, en la medida de lo posible, fomentar, alentar y
crear formas de acción, para que el alumno se comprometa en la transformación de la sociedad,
aunque sea en lo pequeño que está a su alcance… Se me dirá que con esto propugno la politización de
la tarea educativa. No, no la propugno, simplemente la educación tiene una dimensión política (que no
significa partidista), al margen de que uno lo quiera, o no. Diremos, una vez más, que la educación es,
en última instancia, una cuestión política y, derivada de ella, una cuestión pedagógica.
En cuanto a la dimensión investigativa dentro del modelo, lo sustancial no es ser un
investigador (sólo una minoría de personas tienen vocación y condiciones), sino asumir una actitud
científica. Se trata de desarrollar
...