La Seguridad Como Necesidad Del Hombre
fmt197710 de Julio de 2015
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La Seguridad como necesidad del hombre
Uno de los bienes más preciados, desde los orígenes de la humanidad, es la seguridad. La convicción de vivir con seguridad, en sus múltiples aspectos, es la base fundamental para crear los más permanentes estados de felicidad. Vivir con miedo, acorralado por temores, es el símil más exacto de la infelicidad. Quienes estudian el devenir humano han encontrado que, el paso civilizador del hombre luego de milenios, habiendo partido de los caóticos momentos iniciales, no ha llegado, en cuanto a la seguridad, a las instancias deseadas. Desde los inicios, la seguridad del hombre era precaria porque, inclusive, el peligro no venía solamente de las bestias hambrientas que lo acechaban sino, también de la naturaleza hostil que, en continua evolución, se tallaba con sus poderosas fuerzas. Terremotos, glaciaciones, sequías y riadas eran sucesos comunes en la existencia del hombre primitivo. Para redondear el ominoso cuadro, estaba el peligro de sus congéneres quienes, bajo la terrible ley de la supervivencia, lo podían matar para hacerse de la pieza de caza cobrada. Descubriendo la agricultura y practicando la ganadería, el hombre ingresa con paso firme a crear asentamientos. El bien y el mal aparecen al generar el sentido de propiedad. Para asegurarlo, recurrió al derecho natural basado en sus connaturales, bondad e inteligencia racional y con ello, a generar normas. Su civilidad que lo obligó a cohabitar formando poblados lo llevó, igualmente, a crear leyes de sana convivencia con otras que castigaban su trasgresión. El hombre entendía que, para subsistir disfrutando lo que la creación le brindaba y su esfuerzo le proporcionaba, era preciso coartar sus propios impulsos por favorecerse haciendo el mal y protegerse del que podían cometer otros por lo que, para este último caso, tuvo que armarse. Dentro de la necesaria división del trabajo en comunidad, se hizo el encargo al más capaz para que se encargara de disponer de la fuerza para dar seguridad; nacía el liderazgo y el poder. El derecho de propiedad, el almacenamiento de los excedentes agrícolas, el comercio y la necesidad de que alguien ejerciera la fuerza para mantener y defender las riquezas y nueva forma de convivir, originó la primera fuente del poder; el liderazgo. El líder tuvo la importantísima colaboración de los médicos brujos quienes, dominando algunos secretos de la creación, habían ganado prestigio como intérpretes de las fuerzas naturales y la muerte que los devastaba y que sagazmente decían poder aplacar mediante ritos y sacrificios; eran los antepasados más remotos de la religión y la casta sacerdotal.
Seguridad Pública
La seguridad pública es un servicio que debe brindar el Estado para garantizar la integridad de todos los ciudadanos y sus bienes.
La seguridad pública implica que los ciudadanos pueden convivir en armonía, cada uno respetando los derechos individuales del otro.
El Estado es el garante de la seguridad pública y el máximo responsable a la hora de evitar las alteraciones del orden social.
En este sentido, la seguridad pública es un servicio que debe ser universal (debe alcanzar a todas las personas) para proteger la integridad física de los ciudadanos y sus bienes.
Para esto, existen las fuerzas de seguridad (como la policía), que trabajan en conjunto con el poder judicial.
Este Poder tiene la misión de aplicar los castigos que estipula la ley, que pueden ir desde una multa económica hasta la pena de muerte, según el país y la gravedad del delito.
Las fuerzas de la seguridad pública deben prevenir la comisión de delitos y reprimir éstos una vez que están curso o se han producido. También es función de las fuerzas de seguridad perseguir a los delincuentes y entregarlos a la Justicia, que será la encargada de establecer los castigos correspondientes de acuerdo a la ley.
La seguridad pública también depende, entre otros múltiples factores, de la eficacia de la policía, del funcionamiento del Poder Judicial, de las políticas estatales y de las condiciones sociales.
Orden público y paz social
Se conoce como orden público al espectro formado por las entidades y los principios que regulan la organización de una sociedad y que sirve de inspiración al ordenamiento jurídico. La noción de orden público abarca diversos principios jurídicos, como la Constitución de cada Estado y otras normativas. A nivel general, puede decirse que el orden jurídico es aquel que surge como imposición de las autoridades y que, por sus características, actúa como límite a la libertad de los seres humanos. Esto supone que se considere que entre las acciones que van en contra del mantenimiento de ese orden público, en beneficio de todos y cada uno de los ciudadanos, está el llevar a cabo alteraciones de diversa tipología, acciones violentas o realizar ruidos nocturnos que alteren el descanso y la tranquilidad de las personas. De ahí que se establezca que son infracciones y delitos contra el orden público aquellos que interrumpan la paz de la ciudadanía. Entre los mismos se pueden citar desde atentados contra la autoridad pertinente, la desobediencia, delitos de terrorismo, tenencia o tráfico de armas y posesión de explosivos o municiones de diversa tipología. Sanciones económicas e incluso penas de cárcel son algunas de las consecuencias más frecuentes que tiene para una persona el haber llevado a cabo una acción que se tipifique como alteración del orden público. Así, por ejemplo, es frecuente que las autoridades pertinentes lleven a cabo multas monetarias a ciudadanos que en estado de embriaguez han realizado escándalos, ruido y trifulcas violentas en la calle en perjuicio de los vecinos de la misma. No obstante, también hay que subrayar que se considera que además forman parte del ámbito del orden público el cuidar el estado de salud de la ciudadanía. En este caso, concreto lo que se hace es velar por la protección de los habitantes de un lugar evitando en todo momento que se produzcan intoxicaciones o epidemias, que también están tipificadas como un delito contra el citado orden. El orden público, en la esfera del derecho privado, es una limitación a la autonomía que pretende eliminar aquellas conductas que son opuestas al interés común. El derecho público, por su parte, entiende al orden público como aquel que surge del respeto por ordenamiento jurídico y que representa la paz social. Si los ciudadanos respetan las leyes, la convivencia social se desarrolla en paz y armonía.
La seguridad publica en las diferentes concepciones del Estado
Desde la modernidad todas las teorías del Estado de una u otra manera destacan entre sus fundamentos o razón de ser, la seguridad pública. Así, Hobbes ve en la seguridad interna el fundamento del pacto originario que realizan los individuos para salir del estado de naturaleza en que se encuentran y en el que no existe derecho alguno, por eso se dan un pacto, crean un Estado y se dan un gobierno para la protección de la propia vida, y siendo tal el objetivo superior el Estado debe contar con los medios de paz y de defensa y juzgar también acerca de los obstáculos que se oponen a los mismos (El Leviatán). Por cierto esta concepción refleja la idea del estado absoluto.
John Locke padre del liberalismo político inglés, tiene una mirada más acotada de los fines del Estado porque reconoce la pre-existencia de derechos por parte de los individuos – y no un estado de guerra -, derechos que son naturales T ( entre los que menciona la vida y la propiedad). Los derechos existen en estado natural pero necesitan de una justicia imparcial que los reconozca y los proteja, y a eso obedece el pacto social. Si la autoridad pública viola el pacto, pierde toda legitimidad, se vuelve al estado natural y los individuos recuperan su capacidad jurídica. El Estado es en Locke la expresión de la comunidad y no la voluntad del soberano.
Luego el contractualismo lockiano es el que otorga el poder al Estado para castigar las infracciones y dictar las leyes que serán expresión de la soberanía popular y no la decisión del monarca.
Pero aún en las concepciones más modernas del Estado, como la de Max Weber, éste “…es toda empresa que ha conseguido con éxito el monopolio legítimo de la violencia al interior de un territorio determinado”.
Junto a la concepción de Weber están también las de Marx y Engels cuyo vínculo está dado porque consideran que existe una relación intrínseca entre capitalismo, Estado moderno y ejercicio de la violencia, al punto que no existe uno sobre otro. En la concepción de Marx y Engels, a cada modo de producción se le corresponde una superestructura política; así en el modo de producción capitalista el Estado burgués será el que mantendrá la dominación mediante el ejercicio de la violencia a través de una institución autónoma (los obreros
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