La Subordinación Como Elemento Fundamental En Un Contrato De Trabajo

A través de la historia ha existido el trabajo como medio de manutención para las familias, en donde una persona natural llamada trabajador le presta sus servicios a otra persona natural o jurídica con el fin de obtener a cambio una remuneración monetaria; sin embargo, esta relación laboral puede variar según una serie de condiciones que la diferencian de ser un contrato de trabajo o un contrato de prestación de servicios.

En un contrato de trabajo se presume la existencia de tres elementos básicos: el primero es la prestación personal, en donde el empleado realiza el trabajo por si mismo, sin ayuda de ninguna otra persona y sin que él pueda ser sustituido por otro; el segundo de ellos es la remuneración, la cual consiste en la retribución o pago por la labor desarrollada por el trabajador; y por último, es necesario que exista una continuada dependencia o subordinación, que se traduce en la facultad que tiene el empleador para exigirle al trabajador ordenes e instrucciones de acuerdo con el tiempo, el modo o la cantidad de trabajo, y así mismo, la imposición de reglamentos.

Será de nuestro interés explicar ampliamente en este texto el concepto de subordinación, con el fin de entender la estrecha relación entre trabajador y empleador.

En primera instancia la subordinación debe mantenerse por el término de duración del contrato, en donde el deber de obediencia del trabajador se rige explícitamente a obligaciones laborales con miras al cumplimiento de los objetivos de la compañía y no van más allá de éstas, por lo que el empleado no está obligado obedecer aquellas imposiciones que no sean explícitamente laborales.

El grado de subordinación puede variar según las características del puesto que desempeñe el trabajador; la subordinación más acentuada es impuesta a aquellos trabajadores menos calificados, a quienes se les imparte órdenes e instrucciones en lo relativo en la forma de realizar su trabajo; caso contrario son los altos empleados, quienes llevan a cabo su trabajo guiados por sus conocimientos y tales ordenes no se dan en forma permanente.

Dentro del elemento de subordinación no solamente se destaca de la facultad de dirección, sino también el poder disciplinario en el que el empleador ejerce sobre el trabajador, para exigirle que su comportamiento sea acorde a los propósitos de la compañía y asegurar que éste marche de acuerdo a los fines y objetivo de ella.

Por otro lado, la subordinación no puede ser entendida como obediencia absoluta, puesto que es errado creer que el empleado debe cumplir ciegamente a las imposiciones hechas por el empleador; ante todo el empleador es una persona con dignidad capaz de tomar sus propias decisiones y rehusarse a cumplir aquellas que lo induzcan a cometer actos ilícitos y atentar evidentemente contra su integridad o la de otras personas. Por lo anterior, los poderes del empleador para exigir la subordinación

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