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“La experiencia escolar fragmentada”


Enviado por   •  15 de Mayo de 2018  •  Documentos de Investigación  •  7.236 Palabras (29 Páginas)  •  518 Visitas

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INTRODUCCIÓN

        De acuerdo con los textos analizados: “La experiencia escolar fragmentada” (Kessler) y el de “Chicos y chicas en situación de calle y procesos de democratización educativa” (Montesinos, María Paula y Pagano, Ana), que abarcan una importante e impactante problemática social, con gran repercusión en la Educación en el periodo 1990-2003 de nuestra historia reciente, se puede abordar la temática tan actual de los chicos en situación de calle; a través de estas minuciosas investigaciones realizadas sobre diversas experiencias educativas, tanto en las escuelas de gestión estatal y privadas, se observa una sociedad y una escuela cada vez más fragmentada.

        La obligatoriedad de la escuela secundaria impulsada en profundidad a partir del 2003, puso sobre la mesa la problemática de las escuelas para “pobres” y las escuelas para “ricos” o las escuelas “buenas” y las escuelas “malas” provocando también en este caso una evidente polarización.

        En un escenario signado por la desigualdad social y educativa se acrecentaron las brechas culturales y escolares, lo que deriva en la actualidad en enormes diferencias entre los grupos que asisten a escuelas donde concurren alumnos de clase media-alta o clase alta, aún habitando, a veces, en los mismos barrios y/o edificios.

        La puesta en práctica de diferentes programas para paliar esta situación ha logrado modificar algunos escenarios y acercar igualdad de oportunidades para algunos sectores más desfavorecidos, pero se puede afirmar que ha sido una condición necesaria aunque no suficiente, ya que hoy se visibiliza claramente, y tal vez cada vez más, que las brechas económicas y culturales dividen y fragmentan a las instituciones escolares y sus alumnados.

DESARROLLO

        A partir de las nuevas políticas implementadas desde el 2003 en adelante las aulas de las escuelas se poblaron de estudiantes que ingresaban al primer año de escuela secundaria desde todos los sectores. Esto produjo una afluencia inédita de estudiantes de este nivel junto a la necesidad de reformas educativas y sobre todo de infraestructura, ya que a veces se hacía muy difícil albergar a todos en escuelas que, tradicionalmente, sólo eran ocupadas por alumnos de clase media y media-alta, lo que significaba que prácticamente no existían problemas para conseguir bancos, en este nivel.

        A su vez ahí comenzó un proceso de afluencia masiva que no se correspondió, en la mayoría de los casos, con una educación de calidad para todos.

        Los nuevos estudiantes fueron consientes de la mala calidad de su formación escolar, frente a lo cual no pudieron oponer las capacidades cognitivas necesarias para nivelar la falta de otros recursos. En un país donde todavía la educación no es considerada una inversión es poco lo que se puede hacer desde la perspectiva de la masividad. Todavía la escolaridad media no es vista como un derecho adquirido.

        En muchas instituciones reinó y reina aún, la anomia institucional que no permite una presencia de reglas claras capaces de dar cabida a una educación masiva de calidad, con el reaseguro de un tránsito exitoso y un egreso que permita a los jóvenes acceder a los principios y objetivos fundamentales de la Educación: preparar para el mundo laboral, para la educación terciaria y/o universitaria y convertirse en ciudadanos conocedores de todos sus derechos y obligaciones.

        Algunos signos negativos de esta transición son: la falta de consistencia de las reglas, cambios continuos de materias y programas, de formas de calificar, la ausencia repetida de ciertos profesores, cambios de nombres para designar las materias, ausencia de una exigencia académica acorde con el nivel que están cursando.

        La mayoría son conscientes de que este nivel es la última fase de su escolaridad y que sólo les permitirá un trabajo en puestos de menor jerarquía, incluso en las cuales las competencias adquiridas no tienen ninguna vinculación con el hecho de reponer mercaderías en un supermercado o echar nafta en las estaciones de servicio.        

        Igualmente cuando algunos se deciden por el Magisterio sólo lo hacen pensando en una rápida salida laboral y una obra social.

        Un tema central y conflictivo es el hecho de que muchos de ellos reciben Becas que fueron implementadas en la gobernación de Eduardo Duhalde. Esto significó una estigmatización de parte de ciertos sectores sociales y de los mismos docentes, que supusieron y siguen opinando que los chicos sólo concurren para cobrar las becas ya que muchos abandonan cuándo se terminan las mismas. Los mismos alumnos oponen una visión totalmente coherente cuando opinan que están de acuerdo con las becas siempre y cuando sean justas y demuestren su eficacia.

        La mirada de los profesores sobre estas cuestiones sociales varía mucho; va desde los que han reducido expectativas pedagógicas centrándose únicamente en la retención hasta los que exigen según la cara de sus alumnos o el ánimo que los inspira. Por supuesto en el medio se encuentran los profesores que tratan de preservar su labor docente, enseñar su materia con compromiso profesional y diversificar las estrategias para que los alumnos con mayores dificultades accedan al conocimiento.

        Otro punto de conflicto es la compensación. Muchos opinan que el sistema se ha vuelto demasiado permisivo y, por lo tanto, lo que menos hace es incentivar el interés por los estudios. Están convencidos de que el alumno tiene las mil y una oportunidades y por lo tanto sólo busca “zafar”  en alguna y asunto concluido, sin demostrar el menor interés por nada. Otros piensan que la cuestión social se impone por sobre todas las cosas y sólo hacen lo posible por “retener” al alumno sin ningún otro interés académico, volcándose en estos casos por promover y destacar acciones solidarias en el grupo.

        También es importante destacar que las escuelas a las que concurren los alumnos de sectores vulnerables y carenciados económicamente son las que menos reciben desde recursos didácticos hasta humanos.

        Los docentes, en su mayoría, sienten que la compensación y la promoción de los alumnos es una presión que se ejerce desde el nivel central, obligándolos a que los mismos sean aprobados cualquiera sea su desempeño escolar.

        Sería muy constructivo que toda la comunidad educativa se interiorice y comprometa en un trabajo conjunto para superar estas problemáticas y dotar a estas estrategias planteadas de su verdadero sentido pedagógico.  

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