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Las Relaciones Bolivia - Chile, Y El Riesgo Para La Seguridad Regional

Andriguzman10 de Febrero de 2015

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LAS RELACIONES BOLIVIA – CHILE Y

EL RIESGO PARA LA SEGURIDAD REGIONAL

INTRODUCCIÓN

Al revisar la historia de las relaciones entre Bolivia y Chile podemos encontrar varios periodos de conflicto que pusieron en riesgo la seguridad regional y algunos otros en los que incluso se llegó a la confrontación militar. Entre estos últimos destaca la guerra del Pacífico de 1879 porque marcó seriamente el desarrollo de los vínculos entre ambos países al imponer una serie de obstáculos al tratamiento normal de las dos naciones que hasta la fecha no se han podido superar, el principal de esos obstáculos es sin duda el problema que genera el enclaustramiento boliviano.

Después de la guerra se registraron algunos otros desencuentros que lastimaron aún más los lazos de amistad y confianza entre ambos países, como la utilización no autorizada de ciertos recursos hídricos bolivianos por parte de Chile, que en 1962 ocasionó la primera ruptura de relaciones diplomáticas entre los dos gobiernos , y el incumplimiento de varios compromisos asumidos por Santiago para resolver el problema capital de Bolivia que, en 1978, produjo la segunda ruptura de los vínculos a nivel de Embajadores que, valga aclarar, aún perdura.

Respecto a este último punto, si bien es cierto que la resolución del problema depende de la voluntad política de los gobernantes chilenos y eventualmente también de los peruanos, y que los primeros han declarado en el último tiempo y con gran insistencia que no existen temas pendientes entre ambos países, debemos considerar que a lo largo de la historia el gobierno de Chile ha reconocido en numerosas oportunidades la existencia del problema marítimo boliviano y que, en al menos ocho ocasiones, se comprometió formalmente a resolverlo . Lo cual genera efectos jurídicos que le dan a este tema un carácter de asunto pendiente.

Con estos conflictivos antecedentes, el presente trabajo presenta un análisis la situación actual de las relaciones entre Bolivia y Chile con el objetivo primordial de evidenciar si ese relacionamiento podría generar algún riesgo para la seguridad regional. Por tal motivo se decidió dividir el desarrollo de esta investigación en tres ámbitos de análisis que, de acuerdo a la escuela realista de la teoría de las relaciones internaciones, son los que más claramente pueden revelar el grado de conflictividad que existe en una determinada relación interestatal .

En la primera parte se revisa el desarrollo del ámbito político en lo que va de la gestión del Presidente Evo Morales (2006 – 2012); en la segunda sección, dedicada al ámbito jurídico, se desarrolla un examen del Tratado de 1904 en términos de su inteligencia y ejecución; y en la tercera parte, enfocada al ámbito militar, que es sin duda la más preocupante, se comenta la actual política de seguridad y defensa chilena.

En ese sentido, en la primera parte, se presenta una revisión histórica de los acontecimientos recientes relacionados al ámbito político, en la cual se destacan las declaraciones más agresivas y relevantes de las máximas autoridades bolivianas y chilenas que demuestran cómo se pasó de una interesante e inédita etapa de entendimiento, protagonizada por los gobiernos de Bachelet y Morales; a un tenso periodo de discordia y distanciamiento dirigido por las administraciones de Piñera y Morales. Para lo cual se recurrió principalmente a la prensa escrita de mayor renombre de ambos países y a las fuentes primarias en los casos que corresponde.

Por otra parte, en la segunda sección, reservada para el estudio del ámbito jurídico, se analiza el cumplimiento del Tratado de 1904, que es el principal instrumento que norma las relaciones boliviano – chilenas, con el propósito de conocer si éste contribuye al mantenimiento de la paz y seguridad de la región desde el punto de vista de su inteligencia y ejecución. Propósito con el se apeló a fuentes primarias como el mismo Tratado y sus acuerdos complementarios y reglamentarios, libros de historiadores reconocidos, páginas web de las instituciones públicas y privadas de Chile encargadas de garantizar el libre tránsito de Bolivia por territorio y puertos chilenos, y otros documentos relacionados.

Por último, en la tercera parte, abocada al ámbito militar, se analizan las políticas que guían el armamentismo chileno, el mantenimiento de minas antipersona y antitanque en la frontera y las recientes medidas adoptadas por el gobierno de Sebastián Piñera en relación a su estrategia de defensa. En este punto se debe aclarar que sólo se analiza la política chilena y no así la boliviana, porque sólo la primera se muestra como una potencial amenaza para la paz y seguridad de la región. Para el análisis se utilizaron fuentes primarias y estudios especializados en la cuantificación del poderío bélico de Chile y sus vecinos.

EN LO POLÍTICO: LA RELACIÓN ESTROPEADA (2006-2012)

Morales-Bachelet: la Agenda de 13 Puntos (2006 – 2009)

La promesa de cambio que reflejaba la figura de Evo Morales Ayma al iniciar su gestión, generó grandes expectativas en el pueblo boliviano en relación a su objetivo irrenunciable de recuperar un acceso soberano al Océano Pacífico y representó, asimismo, una magnifica oportunidad para que Chile engatuse una vez más a los representantes del Estado boliviano ofreciéndoles mar.

Al respecto cabe recordar que poco antes se produjo un distanciamiento entre ambos países ocasionado por el rechazo del gobierno chileno de Ricardo Lagos a la política de “gas por mar” propuesta por el Presidente boliviano Carlos Mesa, que básicamente consistía en condicionar la venta del gas natural de Bolivia a Chile, a la previa solución del diferendo marítimo.

Fue así que a principios de 2006 se inició un nuevo acercamiento en el que confluían por un lado, la tradicional diplomacia chilena enfocada desde hacía varios años en su inserción al comercio internacional y a los procesos de integración y, por el otro lado, la nueva política exterior boliviana, llamada “diplomacia de los pueblos”, que tiene un enfoque más bien endógeno dirigido a promover la revalorización de las culturas ancestrales, la participación popular y la confianza mutua, todo ello englobado dentro de lo que significa “vivir bien”.

A las pocas horas de haber asumido el mando presidencial de Chile y luego de su primera reunión con Evo Morales, Michel Bachelet dijo tener “la mejor voluntad para seguir avanzando en la construcción de una agenda de futuro, sin exclusiones” , palabras que ratificaron las expresiones de su antecesor y reavivaron desde entonces el proceso de aproximación iniciado al comenzar el siglo XXI en Algarve–Portugal por los Cancilleres de ambos países, quienes en esa oportunidad, resolvieron “conformar una agenda de trabajo que incorpore sin exclusión alguna, las cuestiones esenciales de la relación bilateral” .

Siguiendo esa consigna, el 17 de julio de 2006, los vicecancilleres, Alberto Van Klaveren de Chile y Mauricio Dorfler de Bolivia, suscribieron en La Paz un Acta importantísima para la continuidad de la aproximación entre ambos países, porque dio inicio al tratamiento bilateral de una Agenda de 13 puntos que, después de muchos años, incluía el tema marítimo boliviano .

Desde un inicio las negociaciones sobre este tema se desarrollaron con bajo perfil, muy poco transcendió de las mismas a través de los medios de comunicación y las Actas de las reuniones entre gobiernos sólo se limitaban a reafirmar la voluntad de proseguir con las conversaciones. En ese marco se realizaron varios encuentros entre parlamentarios, militares y políticos bolivianos y chilenos, que reflejaban un inédito periodo de cordialidad entre ambos países.

En esas circunstancias, el gobierno chileno hizo pública su intención de dejar fuera de las negociaciones la posibilidad de cesiones de soberanía. Hubo algunos cometarios al respecto en inmediaciones de La Moneda, pero la encargada de hacer el anuncio a los bolivianos fue la Ministra de Defensa, Vivianne Blandot que cuando estuvo en La Paz a principios de 2007 dijo: “cuando se plantean temas de cesión de soberanía (los chilenos) se ponen un poco a la defensiva” , confirmando así que su gobierno no tenía previsto llegar a una solución real y definitiva al problema marítimo boliviano.

Aunque estos comentarios fueron fuertemente criticados en Bolivia, parecieron no sorprender a nadie pues la percepción general señalaba que eran parte de la postura tradicional de Chile y que, en todo caso, era algo previsible. Pero lo cierto es que fue la primera vez en la historia que Chile propuso una solución sin soberanía , pues en todas las anteriores negociaciones (1895, 1920, 1926, 1950, 1961 y 1975), los gobiernos chilenos ofrecieron o aceptaron ceder a Bolivia un territorio soberano sobre las costas del Pacífico.

Así transcurrieron casi cuatro años en los que el pueblo boliviano esperaba pacientemente los resultados de la aproximación inscrita en la Agenda de 13 puntos. En verdad no hubo presión sobre el gobierno de parte de la sociedad civil en relación al tema marítimo como sí había ocurrido, por ejemplo, durante las negociaciones iniciadas con el “abrazo de Charaña” en 1975 . Tampoco hubo cuestionamientos significativos al proceso iniciado de parte de los expertos en el tema pues, a pesar del anuncio chileno de excluir la soberanía, la opinión pública local pareció quererle dar un periodo de gracia al Presidente Evo Morales. Aun así, el Mandatario finalmente daría un sorpresivo golpe de timón a su estrategia de reintegración marítima a poco de que Sebastián Piñera asumiera el mando presidencial de Chile.

Morales-Piñera:

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