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“Las sustancias psicoactivas y las habilidades cognitivas”

lauss86Monografía18 de Abril de 2016

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Instituto superior de formación docente y técnica n°139

Carmen de Areco.

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Carrera: Tecnicatura superior en psicopedagogía.

Materia: metodología de la investigación aplicada.

Año: 4°

Siclo lectivo: 2015

Alumna: Barón, Laura Anabel.

Profesora: Lamarque, Ana Claudia.

Tema: “Las sustancias psicoactivas y las habilidades cognitivas”

“Marco teórico”

Para la realización de este trabajo se partirá de la definición de adicción dada por la Organización mundial de la salud que la describe como: “una enfermedad física y psicoemocional que crea una dependencia o necesidad hacia una sustancia, actividad o relación. Se caracteriza por un conjunto de signos y síntomas, en los que se involucran factores biológicos, genéticos, psicológicos y sociales. Es una enfermedad progresiva y fatal, caracterizada por episodios continuos de descontrol, distorsiones del pensamiento y negación ante la enfermedad” tomando puntualmente de dicha definición la adicción a drogas y psicofármacos como:

  • Anfetaminas
  • Esteroides anabólicos
  • Drogas de club
  • Cocaína
  • Heroína
  • Inhalantes
  • Marihuana
  • Drogas recetadas

Los daños que produce el abuso de psicotrópicos y estupefacientes  van desde el aislamiento social, problemas de conducta, deserción escolar, hasta daños irreversibles (en algunos casos) en el cerebro del adicto,  hasta muerte por sobredosis. El abuso de dicha sustancia produce graves deteriores en la cognición y los diferentes mecanismos de procesamiento de la información, lo que se traduce  en pobreza de recursos léxicos, utilización constante de muletillas y pausas prolongadas entre frases o palabras, lagunas mentales, pérdida del hilo de la conversación y dificultad para mantener una conversación fluida.

Considero de vital importancia el presente trabajo de investigación a efectos de poder detectar las graves consecuencias que el consumo de estupefacientes o drogas legales podría ocasionar en el cerebro provocando falencias en la capacidad de adquirir, retener y procesar información, así como en otras áreas de la cognición y la influencia de esto en el ámbito educativo.

“Hipótesis inicial”.

El abuso de drogas, lejos de afectar al individuo solo a nivel social, puede provocar  daños irreversibles en el cerebro afectando la cognición y el procesamiento de información.

Análisis de variables.

El abuso de drogas: variable independiente.

Daños en el cerebro: variable dependiente.

Variable Contextual: (actualidad) 2015

Variables intervinientes:

  • Déficit atencional.
  • Dificultad para adquirir nuevos aprendizajes.
  • Aislamiento social.
  • Deserción escolar.
  • Vocabulario deficiente, cargado de muletillas y pausas.
  • Lagunas mentales que impiden el habla fluida y la retención de información. capacidad del ser humano para comprender por medio de la razón.

Definición nominal de términos.

  • El: Artículo determinante masculino.                        
  • Abuso: Sustantivo común masculino. Acción de abusar.
  • De: preposición
  • Drogas: Sustantivo común en plural. sustancia vegetal, mineral o animal que tiene efecto estimulante, alucinógeno, narcótico o deprimente
  • Lejos: adverbio.  A gran distancia en espacio o tiempo.
  • Afectar: verbo en infinitivo.  Perjudicar o influir desfavorablemente.
  • Al: contracción entre la preposición “a” y el artículo masculino “el”.
  • Individuo: Sustantivo masculino singular. Persona.
  • A: Preposición.
  • Nivel: Sustantivo masculino. Altura, grado.
  • Social: adjetivo. Relativo a la sociedad.
  • Puede:
  • Provocar: verbo en infinitivo. Ocasionar
  • Daños: Sustantivo común plural. Efecto de dañar.

Capítulo 1

“Adicciones, drogas y relatividades”

Sobre drogas, adicción y relatividades.

Para la realización del presente trabajo de investigación partiré de dos preguntas fundamentales a partir de las que se desprenderán las demás cuestiones que engloban:

 ¿Qué es una “droga”? y ¿Qué es “adicción”?.

Según la definición de la Farmacopea Nacional argentina, el término “dogas” engloba “toda sustancia simple o compleja, natural o sintética que puede utilizarse en la elaboración de medicamentos, medios de diagnósticos, productos dietéticos, higiénicos, comestibles u otra forma cualquiera que pueda mejorar la salud de los seres vivientes”[1]. Si nos remitimos a esta definición podemos decir que una droga es tanto una aspirina o un antiácido, como el alcohol, la nicotina o la marihuana. Pero es necesario hacer una distinción entre diferentes tipos de drogas.

Si nos referimos a drogas como un antibiótico o una aspirina, estamos hablando de “medicamentos”; es decir, drogas administradas por un profesional de la salud con un fin terapéutico. El otro grupo de drogas, o las llamadas drogas de abuso son sustancias adictivas (legales e ilegales) que alteran o modifican una o varias de las funciones del organismo.

De acuerdo con el diccionario de la Real Academia Española, podemos decir que la adicción es “el hábito de quien se deja dominar por el uso de alguna o algunas drogas tóxicas, o por la afición desmedida a ciertos juegos”[2].

Por su parte, la Organización Mundial de la Salud la define como “una enfermedad física y psicoemocional que crea una dependencia o necesidad hacia una sustancia, actividad o relación. Se caracteriza por un conjunto de signos y síntomas, en los que se involucran factores biológicos, genéticos, psicológicos y sociales. Es una enfermedad progresiva y fatal, caracterizada por episodios continuos de descontrol, distorsiones del pensamiento y negación ante la enfermedad”[3].

Teniendo en cuenta ambas definiciones, se puede caracterizar al adicto como un sujeto que posee una “falta de control relativa” sobre el consumo de cierta sustancia.

Esta falta de control será “relativa” en la medida en que el sujeto pueda decidir, en qué  momentos consumirlas y en cuales no, o consumirla en pequeñas cantidades, aunque luego de un período de tiempo se vuelva a irrumpir en el consumo, más allá de la libre voluntad del sujeto, en forma compulsiva.

Esta misma  relatividad de la que se viene hablando también dependerá de la compulsividad con la que el sujeto consuma la sustancia tóxica, y a la forma en la que este pierda o no el control de sí mismo.

El adicto, en ciertas ocasiones podrá aparecer ante el resto, incluso ante el profesional de la salud, como libre en su capacidad de tomar decisiones con relación a la sustancia, aunque esto enmascara, quedando en evidencia en otras circunstancias, una pérdida de dominio con relación a ellas. Es esta “relatividad” la que podría dificultar el diagnóstico.

El vínculo que el sujeto desarrolla con la sustancia podría llegar a nublar los intereses de la persona en otros aspectos de su vida provocando que la sustancia ocupe un lugar privilegiado en el psiquismo, y esto implica que  la vida, a nivel conductual, cognitivo, emocional y relacional comience a girar en torno de la obtención de la sustancia o la expectativa de placer asociado, para la generación de condiciones de consumo.

Dos conceptos clave en esta definición son los de “tolerancia” y “abstinencia”, criterios médicos relevantes al momento de realizar el diagnóstico.

La tolerancia, ligado al mismo concepto de “relatividad” ya mencionado con anterioridad, se produce cuando el consumidor, como resultado de una administración constante de la sustancia, presenta menor sensibilidad ante ella, provocando que la dosis habitual produzca menos efecto, por lo que el sujeto deba aumentarla. Esta tolerancia provoca en el sujeto diferentes crisis, en caso de no ser saciada la necesidad de consumo en forma inmediata, ya que sus tiempos han cambiado y ya no puede esperar.

Este aumento de la tolerancia a la sustancia que se consume, se traduce en una pérdida de la tolerancia a la frustración propia del ser humano. La tolerancia a la frustración se podría definir por aquel sentimiento manejable de desengaño al no poder satisfacer un deseo en forma inmediata o la tolerancia a que no todo salga según lo planeado. Cuando se pierde la tolerancia a la frustración, la persona se vuelve vulnerable, no tolera contratiempos, puede notarse estresada, con sentimientos de tristeza, ansiedad, agitación, crisis de violencia y enojos. Puede que en cierta medida de este concepto se desprende el mito de que las personas adictas son por ley general violentas. Pero no siempre es así. En el estudio de campo realizado y la observación que se adjunta en el presente trabajo se puede observar claramente la falta de tolerancia a la frustración cuando al no poder resolver el juego en forma pausada y a través de mecanismos de deducción, el paciente intenta rellenar la planilla arbitrariamente, o solicitar ayuda para la resolución. Se notaban claramente alterados y propensos a enojarse con facilidad y reaccionar agresivamente. [4]

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