Lenguaje Kinésico:
katha1282 de Junio de 2014
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10 ejemplos de lenguaje kinésico:
1. Un suspiro (gesto de adaptación, se utiliza para contener los estados de ánimo).
2. La risa (gesto patógrafo, demuestra una emoción).
3. Levantar el pulgar (gesto emblemático, se utiliza en señal de OK).
4. Agitar el dedo índice (gesto ilustrativo, se utiliza para enfatizar las palabras).
5. Mover la cabeza de arriba hacia abajo (se utiliza para afirmar).
6. Mover la cabeza de un lado a otro (se hace para expresar una negación).
7. Llevarse el dedo índice a los labios (se utiliza para pedir silencio).
8. Encogerse de hombros (es señal de no lo sé).
9. Guiñar el ojo (se utiliza como señal de complicidad).
10. Llevarse la mano a la oreja (se usa para expresar que no se escucha bien).
Se conoce como proxémica la parte de la semiótica (ciencia que estudia el sistema de signos empleado en la comunicación) dedicada al estudio de la organización del espacio en la comunicación lingüística; más concretamente, la proxémica estudia las relaciones -de proximidad, de alejamiento, etc.- entre las personas y los objetos durante la interacción, las posturas adoptadas y la existencia o ausencia de contacto físico. Asimismo, pretende estudiar el significado que se desprende de dichos comportamientos.
La competencia proxémica permite a las personas crear un marco de interacción acorde con unas coordenadas espaciotemporales que expresan determin++ados significados y que, en ocasiones, obedecen a un complejo sistema de restricciones sociales que pueden observarse en relación con el sexo, la edad y la procedencia social y cultural de las personas. A veces, la distribución del espacio está establecida de antemano, por ejemplo, en la sala de un juicio o en una ceremonia religiosa.
El origen de la proxémica está relacionado con los estudios que los etólogos habían realizado acerca de la importancia de la distribución espacial en las interacciones entre animales. En los años sesenta del siglo XX, un grupo de estudiosos de las ciencias sociales, entre ellos el antropólogo Edward T. Hall, aplicaron el modelo que etólogos como Huxley o Lorenz habían diseñado para el mundo animal al estudio de la comunicación en las sociedades humanas. Hall identificó varios tipos de espacio, entre ellos el denominado espacio personal o informal. Este espacio no es otro que el creado por los participantes de una interacción y que varía en función del tipo de encuentro, la relación entre los interlocutores, sus personalidades y otros factores. Diseña un modelo en el que clasifica el espacio personal en cuatro subcategorías:
1. Espacio íntimo, que va desde el contacto físico hasta aproximadamente 45 cm. Esta distancia podría subdividirse en dos intervalos distintos: entre 0 y 15 cm, distancia que presupone el contacto físico y que tendría lugar en situaciones comunicativas de máxima intimidad (por ejemplo, durante el mantenimiento de relaciones afectivas); y entre 15 y 45 cm, que se corresponde con una distancia menos íntima pero inserta en un marco de privacidad.
2. Espacio casual-personal, que se extiende desde 45 cm a 120 cm. Es la distancia habitual en las relaciones interpersonales y permite el contacto físico con la otra persona.
3. Espacio social-consultivo, que abarca desde los 120 cm hasta los 364 cm y aparece en situaciones donde se intercambian cuestiones no personales.
4. Espacio público, que va desde esta última hasta el límite de lo visible o lo audible. A esta distancia los participantes tienen que amplificar recursos como la voz para posibilitar la comunicación. Por ejemplo, durante una conferencia.
El propio E. T. Hall señala que este modelo está basado en sus observaciones de una muestra particular de adultos y por tanto, no es generalizable a todas las sociedades.
Es evidente
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