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Lo Perceptible Y Lo Decible (semiótica Del Discurso)


Enviado por   •  29 de Septiembre de 2011  •  10.145 Palabras (41 Páginas)  •  648 Visitas

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¿Qué Relaciones Hay entre lo Perceptible y lo Decible?

Alicia Romero, Marcelo Giménez

(sel., trad., notas)

ACERCA DE LO PERCEPTIBLE

Jacques Fontanille. Semiótica del Discurso

PERCEPCIÓN Y SIGNIFICACIÓN

Los elementos a retener

El examen de las teorías del signo suministra informes precisos acerca de la manera en que la significación toma forma a partir de la sensación y de la percepción. En efecto, si se quita todo lo que, en esas teorías apunta a recortar las unidades-signos, queda sin embargo un conjunto de propiedades que parecen pertinentes en la perspectiva del discurso, pero que ahora deben ser reubicadas. Ellas son, en la ocurrencia:

(1) la co-existencia de dos universos sensibles, el mundo exterior y el mundo interior;

(2) la elección de un punto de vista (orientación);

(3) la delimitación de un dominio de pertinencia (captación);

(4) la formación de un sistema de valores, gracias a la reunión de dos mundos que forman la semiosis (p. 32-33).

Los dos planos de un lenguaje

EXPRESIÓN Y CONTENIDO

Desde que la perspectiva del signo se abandona, es la de los lenguajes, tal como aparecen en el discurso, la que toma el sitio. Un lenguaje es la puesta en relación de al menos dos dimensiones, denominadas plano de la expresión y plano del contenido, y que corresponden respectivamente a lo que hemos designado hasta el presente como "mundo exterior" y "mundo interior".

Este cambio de denominación merece algunos comentarios: la frontera entre el "interior" y el "exterior" no está dada de antemano, no es la frontera de una "conciencia", sino más simplemente aquella que un sujeto traza cada vez que acuerda una significación a un evento o a un objeto. Si, por ejemplo, observo que los cambios de color de una fruta pueden ser puestos en relación con sus grados de madurez, los primeros pertenecerán al plano de la expresión, y los segundos, al plano del contenido. Pero también puedo, de igual modo poner en relación los mismos grados de madurez con una de las dimensiones del tiempo, la duración; y, esta vez, los grados de madurez pertenecerán al plano de la expresión, y el tiempo, al plano del contenido.

Esta "frontera" no es otra cosa que la posición que el sujeto de la percepción se atribuye en el mundo, cuando se esfuerza en librar su sentido. A partir de esta posición perceptiva se delimitan un dominio interior y un dominio exterior, entre los cuales se va a instaurar el diálogo semiótico; pero, fuera de esta toma de posición del sujeto, ningún contenido está destinado a pertenecer a un dominio más que a otro, ya que la posición de la frontera, por definición, depende de la posición de un cuerpo que se desplaza.

Una concepción tal, podría sugerir que la semiosis cuyo operador estaría siempre en desplazamiento, entre dos mundos cuya frontera es renegociada sin cesar, es una función incaptable. Pero ella no es incaptable más que en la perspectiva de una teoría del signo: así puede explicarse por que las semiologías de los años 1960 son tan a menudo reducidas a sistemas de comunicación rígidos y normativos, como las luces de señalización de tránsito; puede también comprenderse porque las semiologías no verbales eran puestas entonces al resguardo de la semiología lingüística, la única que parecía entonces comprensible, a través de las convenciones gramaticales y lexicales, y, que, de esta manera devino un poco apresuradamente en modelo de todas las otras.

Pero, en la perspectiva del discurso en acto, si se le da una teoría del campo de discurso y una teoría de la enunciación, entonces la "toma de posición" que determina la división entre expresión y contenido deviene el primer acto de la instancia de discurso por el cual ella instaura su campo de enunciación y su deixis.

EXTEROCEPTIVIDAD E INTEROCEPTIVIDAD

Se podría, llamar aún de otra manera a estos dos planos del lenguaje, haciendo referencia a una proposición ya antigua de Greimas (en Semántica Estructural). El plano de la expresión será denominado exteroceptivo, el plano del contenido, interoceptivo, y la posición abstracta del sujeto de la percepción será denominada propioceptiva, porque se trata, de hecho, de la posición de su cuerpo imaginario, o cuerpo propio.

El cuerpo propio es una envoltura sensible, que determina de esta manera un dominio interior y un dominio exterior. Por donde él se desplaza, determina, en el mundo donde toma posición, un clivaje entre universo extroceptivo, universo interoceptivo y universo propioceptivo, entre la percepción del mundo exterior, la percepción del mundo interior y la percepción de las modificaciones de la envoltura-frontera misma.

La significación supone pues para comenzar un mundo de percepciones, donde el cuerpo propio, tomando posición, instala globalmente dos macrosemióticas , cuya frontera puede siempre desplazarse, pero que cada una tiene una forma específica. Por un lado, la la interoceptividad da lugar a una semiótica que tiene la forma de una lengua natural, y, por el otro lado, la exteroceptividad, da lugar a una semiótica que tiene la forma de una semiótica del mundo natural. La significación es pues el acto que reúne esas dos macro-semióticas, y, gracias al cuerpo propio del sujeto de la percepción, ese cuerpo propio que tiene la propiedad de pertenecer simultáneamente a las dos macro-semióticas, entre las cuales toma posición.

En la perspectiva de la enunciación, el cuerpo propio es tratado como un simple punto, un centro de referencia para la deixis. Sin embargo, en la perspectiva de las lógicas de los sensible, por ejemplo, será tratado como una envoltura, sensible a las solicitaciones y a los contactos provenientes ya sea del exterior (sensaciones), ya sea del interior (emociones y afectos).

EL ISOMORFISMO DE LOS DOS PLANOS

Hjelmslev hizo observar que los dos planos de un lenguaje deben ser heterogéneos pero isomorfos: por un lado, sus contenidos deben ser heterogéneos; por el otro sus formas deben ser superponibles.

Cuando la "rojez" no significa más que la "rojez", no aprendemos nada nuevo;

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