Los Valores: Una Asignatura Pendiente

LOS VALORES: UNA ASIGNATURA PENDIENTE

CIENCIACIERTA No.24 •

octubre - dicembre 2011

María Concepción García Sandoval

Correo electrónico: macogasa@hotmail.com

María Elena García Sandoval

Correo electrónico: maegs2003@hotmail.com

Escuela de Ciencias de la Comunidad

Universidad Autónoma de Coahuila Unidad Torreón

El tema de los valores no puede estar agotado mientras existan personas que resulten afectadas por otras en el contexto de su vida diaria. La superficialidad con que se ha estudiado el tema no ha permitido comprender su complejidad, lo que propicia que continúe la crisis de valores. Debido a esto, es necesario reflexionar en su estudio, pues subyacen en toda acción de los seres humanos.

DEFINICIÓN DE LOS VALORES

La primer posible definición de los valores data de la época de Aristóteles, quien en sus obras “Ética Eufemia” y “Ética Nicomáquea” habla de las “virtudes” de los seres humanos, hoy conocidos como los valores superiores, entre los que destacan la justicia, la sinceridad, la libertad y la igualdad.

Para Buxarraus (1997), “el valor es lo bueno, real o ideal, deseado o deseable para una persona o colectividad”. Mientras que Fierro y Carbajal (2003) definen a los valores como “as preferencias o modos de comportamiento deseables basados en usos y costumbres o en genéricos universales que el sujeto va construyendo a lo largo de su desarrollo a partir de la interacción social y que se expresan en última instancia en sus decisiones y acciones”.

La primera de estas definiciones se conforma con lo aparente, sólo se observa el resultado final, es insuficiente y es preciso profundizarla. Por su parte, la segunda acepción es más específica para la educación en valores, pues se refiere al proceso pedagógico y que inclusive esta formación se obtendrá sin que se imparta en la escuela.

Dentro de la axiología , Frondizi (1972) define al valor como:

Una cualidad estructural que tiene existencia y sentido en situaciones concretas. Se apoya doblemente en la realidad, pues su estructura surge de cualidades empíricas y el bien al que se incorpora se da en situaciones reales. Pero el valor no se reduce a esas cualidades ni se agota en sus realizaciones concretas, sino que deja abierta una ancha vía a la actividad creadora del hombre.

La aportación de Frondizi concilia lo subjetivo con lo objetivo, ubica el valor en su situación en tiempo y espacio y reconoce la importancia de la experiencia, así como la relevancia de la ideología presente en la decisión.

Segunda obra de Frondizi publicada en Argentina en 1958

CLASIFICACIÓN DE LOS VALORES

A finales del siglo XIX, Scheller hace la primera clasificación de los valores, conocida en la actualidad como jerarquía de los valores, y que él denominó ordenación.

Su clasificación abarca los 1) Valores de comodidad física o placer; 2) valores pragmáticos de lo que es útil; 3) valores de la vida (naturaleza); 4) valores intelectuales de justicia, belleza, conocimiento y verdad; y 5) valores de lo sagrado.

Por su parte, Garza (2000) los clasifica según sus ámbitos y fines, en materiales estéticos y éticos. Mientras que Ortega y Gasset (en López, 2000) jerarquizan a los valores en positivos y negativos, y Hartman (en López, 2000, p.80) en valores de bienes placenteros vitales, morales, estéticos y de conocimiento.

Alberoni (1997) clasifica los valores en superiores e inferiores. Los primeros incluyen las propuestas de Aristóteles y Kant, entre las que se citan la justicia, la libertad, la amistad, el respeto, la paz y la sinceridad.

López (2000, p. 44) suscribe su modelo a la Sociología, al clasificarlos en los grupos de valores de la sociedad y valores de la persona.

En el ámbito empresarial, los valores se enumeran de acuerdo a la propuesta de Dalla (1998, p. 86):

1) Claridad estratégica

2) respeto a la dignidad

3) juego limpio

4) honestidad

5) lucha por la justicia

6) honra al medio ambiente.

Aunque cada organización puede elaborar la lista de valores que consideren adecuados para el cumplimiento de sus objetivos.

A pesar de todas las propuestas anteriores, la única clasificación que sí aborda el dilema de la decisión es la de Trilla (1992, p.133):

Los valores compartidos A comprenden todos aquellos del contexto sociedad, nación, comunidad, etcétera, y se acepten de forma generalizada como deseables. Los valores B, no compartidos y contradictorios a los A, son los que no gozan de aceptación generalizada, sino que además se perciben en el contexto social como antagónicos, serían, pues, los contravalores. Finalmente, habrá unos valores C, que tampoco serían compartidos por todos porque la aceptación no sería generalizada, pero no serían contradictorios como los contravalores. Se consideran legítimos porque personas o grupos los puedan tener como propios (como la religión o inclinación política).

LOS ESCENARIOS DE LA CRISIS DE VALORES

El contexto en el cual se encuentra inmerso el ser humano está legitimado en el ámbito ideológico por tres escenarios, mismos que se describen a continuación.

Primer escenario: Los grandes ideales. Es lo que a la sociedad le interesa y desea obtener. Estos grandes ideales cuentan con el apoyo y la promoción de la colectividad.

• Poder y riqueza

• Placer, comodidad y compañía

• Personalidad propia

• Éxito

• Gastar excesivamente en lo novedoso (moda, marcas)

• Disfrutar nuevas sensaciones

• Defender los derechos de las personas

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