ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

MANEJO Y UTILIZACIÓN DE PASTOS Y FORRAJES

Amilcar Cua QuiñonezResumen8 de Septiembre de 2017

5.104 Palabras (21 Páginas)343 Visitas

Página 1 de 21

MANEJO Y UTILIZACIÓN DE PASTOS Y FORRAJES.

Gutiérrez Orellana M.A.  1996  Pastos y forrajes en Guatemala, su manejo y utilización, base de la producción animal   Guatemala,  editorial E y G   318p.

La expresión MANEJO tiene que involucrar integralmente todos los ángulos posibles, de acuerdo con la realidad que se pretenda analizar y en relación a los factores que deben ser enfatizados respecto a una realidad concreta:

El MANEJO DE PASTOS se puede definir como el conjunto de prácticas y/o actividades que aplicados al ecosistema pastoril, tienden a aprovechar de manera eficaz el potencial del suelo, manipular y regular el crecimiento vegetal y el acceso de los animales a la pradera, con el objetivo de obtener una máxima producción y productividad por animal y por unidad de superficie, con la más alta eficiencia en la utilización del pasto producido y garantizando la sostenibilidad de un alto nivel productivo.

El manejo racional de los pastos implica que debe ubicárseles en los suelos y climas idóneos procurando obtener una conversión eficiente de pastos en producto animal (carne, leche, u otros) lo que dependerá fundamentalmente de tres aspectos:

  1. La cantidad, calidad y momento oportuno en que el pasto sea utilizado por el animal.
  2. La proporción que realmente es consumida por el animal.
  3. La conversión que realice el animal del alimento consumido.

Para llevar cada uno de esos aspectos a su óptimo, es necesario tomar en cuenta un conjunto de factores muchos de los cuales el productor los maneja independientemente, incluyendo aquellos no manejables por el hombre y que contribuyen a determinar el crecimiento y buena utilización de los pastos, por ende en el manejo racional de los pastos se debe incluir todos los elementos fundamentales, sus interacciones y los propósitos que se tenga contemplados alcanzar.

LOS FACTORES CONTROLABLES POR LA MANO DEL HOMBRE.

  1. El sistema o método de pastoreo.
  2. La división del área de pastoreo.
  3. Días de ocupación y descanso que deben dárseles a los potreros.
  4. El tipo y las categorías de los animales en pastoreo.
  5. La presión e intensidad del pastoreo.
  6. La estacionalidad y la oportunidad del pastoreo.
  7. La carga animal.
  8. La fertilización.
  9. El control de malezas.
  10. El riego.
  11. El uso del fuego.
  12. La mono o  diversidad de las especies en el pastoreo.
  13. El control de plagas y enfermedades.

De todos los factores enumerados, unos se relacionan con el crecimiento y la producción de los pastos, otros influyen sobre el comportamiento animal y un tercer grupo tiene que ver tanto con el crecimiento del pasto como con el comportamiento animal.

LEYES UNIVERSALES DEL PASTOREO RACIONAL.

Antes de iniciar el análisis de cada factor de manejo se conocerán las cuatro leyes universales del pastoreo racional, las que siempre deberán ser respetadas al diseñar un sistema de pastoreo.

Estas se relacionan con varios de los actores de manejo, pero en particular consideran la satisfacción de los requerimientos tanto de los pastos como de los animales, enfatizando que no deben descuidarse  los unos por los otros, si no más bien buscar el equilibrio que consiga la cobertura armonizada de las necesidades de ambos.

Las leyes universales del pastoreo racional fueron enunciadas por Voisin (1974), en base a su amplia experiencia en el manejo racional de pastos.

PRIMERA LEY.

Para que los pastos utilizados mediante el pastoreo de los animales puedan dar su máxima productividad, es necesario que, entre dos pastoreos sucesivos, haya pasado el tiempo suficiente que pueda permitir a los pastos.

  1. Acumular y almacenar en sus raíces u órganos especializados, la cantidad de carbohidratos de reserva necesarios para garantizar el inicio de un rebrote vigoroso.
  2. Realizar su llamarada de crecimiento, es decir haber permitido que el pasto haya superado el lapso en el cual presenta su mayor tasa de crecimiento diario.

El tiempo de descanso que debe dársele a un pasto para cumplir con esta primera ley, variará en función de la estación del año, de las condiciones climáticas (especialmente de temperatura, luminosidad, y precipitación pluvial), de la fertilidad del suelo o del programa de fertilización, de la especie de pasto, de la intensidad del uso, de la carga animal, y demás factores de manejo, lo cual implica que no deberá fijarse de manera rígida, sino darle la flexibilidad que las circunstancias demanden.

Para que la planta almacene suficientes carbohidratos de reserva y para que presente una rebotación vigorosa después del pastoreo, se logra después de haber alcanzado la mayor tasa de crecimiento y antes de que la planta cambie su crecimiento vegetativo a reproductivo, momento en el que transfiere muchas de sus reservas al desarrollo del talo floral y a la formación de semillas. Con lo cual la calidad del follaje merma ostensiblemente, resultando inconveniente por el bajo valor nutricional del pasto para los animales.

Cuando la planta va acelerando su tasa de crecimiento, la mayoría si no todo el fotosintetizado se destina para el crecimiento, quedando un margen muy estrecho para acumular reservas; esa es la razón del porque dejar un poco más tiempo de descanso después del punto de inflexión de la curva, en cuyo momento la tasa fotosintética excede en mucho a la de crecimiento, lo que da lugar a mayor acumulación de reservas.

Para determinar cuantos días debe descansar un pasto se debe muestrearse periódicamente para determinar su curva de crecimiento bajo las diferentes influencias que se dan en el área, a lo largo del año.

SEGUNDA LEY.

El tiempo global o total de ocupación de un potrero debe ser suficientemente corto para que las plantas  que sean pastoreadas el primer día (o al principio) el periodo de ocupación, su rebrote incipiente no sea cortado de nuevo por los animales en pastoreo antes de que éstos dejen el potrero. En Guatemala, como en la mayor parte de países en condiciones tropicales, el tiempo que media entre el momento en que los pastos son cortados o pastoreados dejándoseles un área foliar suficiente y aquel en el cual es posible observar rebrotes nuevos que puedan ser consumidos por el ganado oscila entre 7 y 12 días en suelos de baja fertilidad sin un programa de fertilización y de 5 a 7 días cuando se fertiliza, razón por la cual, el periodo de ocupación no deberá bajo ninguna circunstancia ir más allá de 7 a 5 días respectivamente, de lo contrario se estaría permitiendo que el ganado consuma rebrotes producidos dentro del mismo periodo de ocupación.

Las plantas así pastoreadas habrán consumido gran parte de sus carbohidratos de reserva en producir ese rebrote y no se les permite llegar a su llamarada de crecimiento, y menos a acumular reservas de nuevo, razón por la cual su crecimiento y rebrotación subsecuentes se verán considerablemente mermadas, lo cual determinará una baja productividad y menos vigorosidad para competir con otras plantas.

El periodo de ocupación en un sistema rotacional de pastoreo está íntimamente asociado con el periodo de descanso que debe dársele a un pasto y al número de potreros que tenga el sistema. Mayor número de potreros significa una inversión considerable en cercas, lo cual deberá analizarse detenidamente, pues con ganado de baja a mediana productividad, lo más probable es que no se justifique esa gran división de área; muy diferente será cuando se tenga animales de alto mérito genético, y el pasto sea de excelente calidad, situación que demandará de mayor grado de división.

Así como existe un momento en que el pasto está listo para ser pastoreado, hay un margen máximo de utilización el cual no se debe rebasar, si se desea el aprovechamiento máximo del potencial productivo de la planta.

   

TERCERA LEY.

Es necesario ayudar a los animales de exigencias alimenticias más elevadas para que puedan cosechar la mayor cantidad de pasto y que éste sea se la mejor calidad posible. Al dividir el hato en varios grupos de vacas u meterlos en un potrero en orden sucesivo, las que entran de primero, al tener mayor disponibilidad y mejor calidad de pasto a consumir, podrán producir más leche. El segundo grupo tiene menos posibilidades, pues hay menos disponibilidad, consume forraje que previamente ha sido consumido selectivamente, y por ende es de menor calidad nutricional, por tanto producirá menos leche. Aún peor es la situación de un tercer grupo, donde a las vacas se les fuerza a realizar un pastoreo más a fondo.

En este sentido hay evidencias en el trópico que muestran que dar ofertas de 35 kg de MS/vaca/día permiten altos consumos de forraje de buena calidad y por consiguiente mayores producciones de leche, si por el contrario se ofertan 15 kg, ello limitará  el consumo y la calidad de lo consumido, por ende, la producción de leche (Hernández et al, 1994)

Así mismo, disponibilidades mayores de 3500 kg de MS/ha en cada ciclo de pastoreo, con cargas que no superen 4.4 UA/ha aseguran una oferta suficiente que no limitará el consumo por el ganado y por ende favorecerán a una mayor producción (Gutiérrez, 1993).

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (30 Kb) pdf (190 Kb) docx (24 Kb)
Leer 20 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com