Mal Comportamiento
yulianacn7 de Octubre de 2013
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Consejos para mejorar el comportamiento en clase
Publicado por Miguel Ángel Mesa Báñez on May, 11 2010 | Last updated Jul, 03 2013 | 0
"Los jóvenes de hoy en día solo quieren la comodidad. No tienen maneras, ni respeto por la autoridad o por los mayores...ya ni siquiera se levantan cuando un anciano entra en la habitación. Contradicen a los padres, dicen improperios en la mesa y son tiranos con los maestros..." A pesar de lo actual que pueda parecer, el comentario anterior no pertenece a ningún profesor o padre del siglo XXI. Fue atribuido a Sócrates por Platón.
El problema del mal comportamiento
Tal vez el aumento de los medios de comunicación y la accesibilidad a la información global pueden dar la sensación de que los jóvenes se comportan peor que nunca. Esa sensación esta recogida en encuestas y programas de televisión, donde se refleja la violencia en los colegios y el abuso al que los alumnos e incluso docentes se tienen que enfrentar cada día. Bien es cierto que en las últimas décadas se ha pasado de pegar con la vara al todo vale.
En cualquier caso, en Inglaterra por ejemplo, el Gobierno (a través de su ministro de Educación, Ed Balls) ha querido enfatizar y dejar claro que los maestros tienen todo el derecho a utilizar la fuerza física cuando sea necesario. Si un alumno no quiere dejar la clase o se comporta agresivamente, el docente podrá usar una fuerza razonable e imponer la disciplina.
Si bien hay muchos factores sociales que intervienen en la (des)educación de los niños, es en la escuela o el instituto donde pasan un tiempo importante y, al fin y al cabo, es donde se les ofrece las herramientas para ir creando su futuro.
El éxito del maestro a la hora de afrontar el mal comportamiento de algunos alumnos se basa en muchos factores. Si no se quiere ver continuamente a los niños diciendo tacos, jugando a pelear o incluso destrozando cualquier material, es recomendable seguir algunos pasos, y estos deberían de ser aprendidos como se aprende el papel en una obra de teatro.
Estrategias para mejorar el comportamiento de un alumno
Entre los consejos para mejorar la disciplina se pueden encontrar los siguientes:
Al comenzar la lección, no quedarse parado detrás del escritorio. Hay que tomar control desde un principio, desde que entran por la puerta, tal vez dándoles la bienvenida o saludándoles amablemente.
Se debe ser un actor en la clase. El maestro no puede hablar tal y como lo haría en un bar con amigos.
Evitar la confrontación. Lo mejor es entregar el mensaje al alumno ("haz esto", "siéntate"...), dar la vuelta y seguir con nuestro trabajo. No hay que acosar al estudiante.
No dejar que el niño imponga su propio ritmo de la clase. El maestro no tiene que esperar al alumno, sino al contrario. Mejor usar un "siéntate, gracias" que un "siéntate, por favor".
Mejor hablar que gritar. Si el maestro grita demasiado lo único que conseguirá es que los alumnos se acostumbren a eso y que el propio profesional pierda la voz.
Ser constante y perseguir cualquier comportamiento que quebrante las normas. Tampoco hay que amenazar con un castigo si el mismo no se va a cumplir.
Pedir ayuda a un colega siempre que sea necesario. Existe una tendencia a creer, equivocadamente, que el apoyarse en otro docente muestra síntomas de debilidad.
No perder el sentido del humor. Algunas veces el humor permite quitar tensión y ver las situaciones problemáticas desde otra perspectiva.
No tomar el mal comportamiento (insultos, por ejemplo) como algo personal. Tampoco hay que ser sarcástico ni irónico, especialmente con los alumnos de primaria. La orden debe de ser clara y directa.
Comportamiento primario y secundario
Uno de los gurús de la educación, Bill Rogers, cree que entre los secretos para conseguir zanjar un mal comportamiento está el concentrarse en el principal problema. Rogers distingue entre comportamiento primario y secundario.
Explica que si el niño se porta mal, intentará por todos los medios desviar la atención (quejándose, dando excusas, cerrando la puerta de un golpe...) para intentar "ganar" o convencer al educador. El maestro debe por tanto actuar sobre lo que hizo el alumno principalmente, dar las instrucciones al pupilo y terminar las mismas con un "gracias". De ese modo se le da tiempo al alumno para recapacitar y asimilar lo que el profesor le ha pedido.
Es evidente que muchos de los consejos anteriores no pueden ser implementados con alumnos de una avanzada edad. El secreto es adaptarse a las circunstancias de cada uno y tener una actitud profesional.
http://suite101.net/article/consejos-para-mejorar-la-disciplina-en-la-escuela-a16688
Las consecuencias del mal comportamiento de los adolescentes, explicadas a los padres.
Esta serie de artículos, están relacionados con las distintas facetas del mal comportamiento y con las consecuencias que los hijos difíciles producen a sus padres. Tienen como objetivo recordar a los padres la grave, irrenunciable y no delegable obligación de educar bien a sus hijos. La de estudiar con detenimiento el comportamiento de ellos, para en su caso dialogar continuamente, explicándoles con todo detalle las obligaciones y responsabilidades que también ellos tienen en asumir la educación que los padres les dan, y así evitar que tanto los padres como los hijos adolescentes tengan que lamentarse en el futuro con las consabidas frases de !Yo no sabía, ni me imaginaba que iba a ocurrir esto! !Es una injusticia que cometen con mi hijo! ¡Mi padre no me avisó de los riesgos a los que me enfrentaría!
Consecuencias producidas por el mal comportamiento de los adolescentes.
1. Si el mal comportamiento se produce en la escuela, el primer paso que toman los profesores es suspender al alumno, por un tiempo determinado y bajo unas severas condiciones, de los derechos de asistir a la escuela
2. Si el mal comportamiento persiste y no ven ningún propósito de enmendarlo, el sistema escolar toma la decisión de trasladarle a otra escuela lejana o cercana a su domicilio, de las denominadas de educación alternativa. En ellas se juntan todos los alumnos problemáticos y ahí empieza la academia de la delincuencia.
3. Si todavía continúa el mal comportamiento y al sistema escolar no les parece suficiente esta separación en la escuela de educación alternativa, le expulsan a otro distrito escolar e incluso a otro estado colindante, entregándolo a una institución de educación especial o a una familia a la que le pagan por tenerlo en su casa.
4. Si se produce una nueva irregularidad en el comportamiento del adolescente, inmediatamente es presentado ante los jueces juveniles que determinarán la asistencia obligatoria a campos de educación juvenil especial, encierro en una cárcel juvenil o centro siquiátrico, según la gravedad de la situación y la mejor o peor defensa que los abogados públicos o privados puedan hacer de su caso.
5. Si los maestros, la policía o las organizaciones de protección de los jóvenes consideran que el joven puede ser un peligro para él mismo o para otros, empiezan un procedimiento que muy pocas veces para o suspende la trayectoria legal de protección, pues casi no hay forma de modificarlo. En los casos de continuas reincidencias, el adolescente suele ser fichado por la policía, tomadas sus huellas dactilares y realizada la fotografía policíaca. Todo queda archivado para siempre y disponible públicamente para cuando pidan informes en relación con la solicitud de trabajo, créditos, asistencia a la universidad, compras importantes, matrimonios, juicios legales, etc.
6. La entrada en esos centros de rehabilitación disciplinaria, campos de educación juvenil especial, cárceles juveniles o centros siquiátricos, produce las consecuencias de empezar a aumentar las posibilidades de que nunca podrá salir del sistema de corrección social. Aumentará el aprendizaje que recibió en sus primeros pasos con las bandas juveniles, “gangas” o “maras”, las cuales tienen uno de sus mejores centros de captación y entrenamiento de sus miembros en los centros penitenciarios. Los centros de rehabilitación disciplinaria producen, principalmente en los adolescentes, heridas en sus cuerpos y en sus mentes casi imposibles de curar. El circulo de entrar y salir de las cárceles se hace continuo e interminable. En este sistema se entra fácilmente pero rara vez se sale.
7. Algunos abogados prefieren presentar a sus clientes adolescentes como personas enfermas mentalmente para poderles encerrar en un centro siquiátrico. Allí aunque la estancia de los adolescentes sea muy dura y traumática, no recibirán tantas heridas en su cuerpo y en su mente y posiblemente podrán curar las que lleven, a pesar de las consecuencias físicas que les dejarán los tratamientos psiquiátricos y las múltiples medicinas que les ordenen ingerir. Además estarán mucho más protegidos y aislados de las agresiones y captación de las gangas internas y externas. Cuando salgan del centro siquiátrico, no irán dejando tantas huellas que los otros presos siguen como lebreles para hacerles volver a delinquir y regresar a la cárcel, como se ve en las estadísticas de las reincidencias.
Los padres no pueden estar despistados, perdidos en mil cosas o desorientados como si estuvieran en un mundo que no existe. Los padres tienen que estar con los ojos muy abiertos y los oídos muy atentos, ante cualquier señal de alarma producida por sus hijos o por su entorno.
El mito de los adolescentes difíciles, furiosos, irritables e irritantes
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