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Mal Nutricion


Enviado por   •  14 de Noviembre de 2012  •  2.126 Palabras (9 Páginas)  •  437 Visitas

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G

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La malnutrición es responsable de mucho del sufrimiento de la gente en el mundo. A nivel mundial, por lo menos una quinta parte de la pérdida de años de vida por muerte e invalidez se debe a la desnutrición. Cuando se hacen estimaciones más especulativas sobre las contribu-

ciones de las enfermedades crónicas relacionadas con la dieta, tales como la diabetes, la obesidad y la hipertensión y los diferentes componentes de la desnutrición, algunos comentaristas ponen la mitad del sufrimiento mundial en la puerta de la malnutrición.

¿Por Qué se Necesita la Acción Pública?

El caso en favor de la acción pública para erradicar la malnutrición es fuerte y puede presentarse convincente- mente usando argumentos bien sea éticos o económicos. La acción pública para reducir la malnutrición es un imperativo moral. La alimentación y la nutrición son derechos

humanos, consagrados en varias convenciones (más recien- temente en la Convención sobre los Derechos del Niño de

1989). Los gobiernos tienen el deber de asegurar que estas dimensiones del bienestar humano se vean realizadas. En el lado económico, los mercados privados para la salud, la educación, la salubridad y otros determinantes de la buena nutrición con frecuencia son incipientes y de cualquier modo están fuera del alcance de los pobres. Más aun, el acceso a cualquier servicio disponible es probable que sea desigual, particularmente en lo que a género se refiere. Las mujeres –cuyo rol es clave para una buena nutrición a lo largo del ciclo de vida– se ven discriminadas en muchas partes del mundo.

La nutrición es una excelente inversión. Una mejora en la nutrición le da poder a la gente y le da poder a las comu- nidades. Al hacerlo, estimula el proceso de desarrollo y conduce a una reducción de la pobreza.

Otorgando Poder a la Gente Para Reducir la Pobreza

En un mundo en proceso de globalización, el valor sobre la innovación y la creatividad es más alto que nunca, y la malnutrición las destruye ambas de la manera más salvaje. Una mejor nutrición incrementa la capacidad intelectual y una mejor capacidad intelectual aumenta la habilidad de un adulto de acceder a otros tipos de activos que son esenciales para incrementar la productividad del trabajo. Un adulto que es más productivo tiene una mayor cantidad de opciones de sustento disponibles, lo cual aumenta las ganancias privadas de toda la vida de una forma robusta ante choques externos tales como la enfermedad, el desempleo o los desastres naturales. Adicionalmente, un estatus nutricional mejorado desde la concepción hasta los 24 meses de vida reduce los gastos privados y públicos en el cuidado de la salud de maneras que tienen efectos continuos a lo largo del ciclo de vida. El ciclo intergeneracional de pobreza tiene mayor prob- abilidad de romperse cuando se les da a los bebés una adecuada iniciación nutricional.

Ningún análisis económico puede captar en su totalidad los beneficios de tal desarrollo mental, físico y social sostenido. A nivel micro, algunos estudios de corte transversal han

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demostrado que la proporción entre la mejora porcentual en los salarios de un adulto y las mejoras porcentuales en su estatus nutricional es mayor que uno. Otros estudios longitudinales, basados en una muestra de bebés de los Estados Unidos, han encontrado que un aumento de una libra en el peso al nacer se traduce en un incre- mento del 7 por ciento en los ingresos de toda la vida. ¿Que tan significativas son estas estimaciones a un nivel macro?

Algunos investigadores han agregado la liter- atura sobre cómo la desnutrición fetal e infantil afectan más tarde la matrícula escolar, los logros educacionales, la capacidad cognoscitiva y los ingresos de toda la vida y la literatura sobre cómo el estatus nutricional de los adultos afecta su productividad laboral. De esta manera han tratado de captar los costos económicos de la desnutrición en términos del producto bruto interno (PIB) perdido. Estimaciones publicadas en los años noventa para varios países Asiáticos indican que las pérdidas de PIB debido a varios componentes de la desnutrición pueden ser tan altas como el 3 por ciento de los ingresos nacionales (Figuras 1 y 2). Sin embargo, estas son subes-

timaciones: omiten algunos componentes de la desnutrición tales como la deficiencia de

vitamina A y algunos grupos de edad tales

como los adolescentes; no son estimaciones agregadas puesto que no sabemos cómo “suman” las diferentes estima- ciones componentes de la desnutrición en términos de aumentos de productividad y omiten las pérdidas ocasion- adas por la sobrenutrición.

Las enfermedades crónicas relacionadas con la dieta también producen grandes costos. Para la China los costos son de un 2.4 por ciento del PIB (Figura 3). Esto también es una subestimación porque no toma en cuenta el trabajo perdido debido a enfermedad, sólo el perdido por muerte.

Las inversiones para reducir la desnutrición fetal e infantil generan el mayor efecto positivo indirecto –niños bien nutridos, quienes tienen menor probabilidad de contraer enfermedades crónicas relacionadas con la dieta en la edad adulta, tales como la hipertensión y la diabetes, y madres bien nutridas quienes tienen menor probabilidad de dar a luz niños desnutridos. La Figura 4 muestra el nexo estimado entre la desnutrición fetal e infantil y las enfermedades crónicas en la China y Sri Lanka. Se estima que en la China

la desnutrición infantil es responsable por un tercio de la diabetes y alrededor de un décimo de las enfermedades coronarias y los infartos del corazón.

Otorgando Poder a las Comunidades

Mientras que una buena nutrición otorga poder a la gente, el proceso mediante cual se reduce la malnutrición también puede otorgar poder a las comunidades. Al contrario de la mayoría de otros tipos de intervenciones de inversión en capital humano, la mayoría

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