Manifestación del duelo
SEBACITOInforme10 de Noviembre de 2012
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Manifestación del duelo; Los síntomas de dolor ante la pérdida.
El duelo comienza en el momento mismo del conocimiento de la pérdida del ser querido y sus manifestaciones van a ir variando a medida en que se vayan abordando las sucesivas fases.
El duelo evidencia los mismos síntomas que una depresión, si bien el aparato emocional del comienzo puede llegar a ser muy superior al de un episodio depresivo mayor y su duración ostensiblemente más corta. Los bloqueos emocionales iniciales del duelo también sobresalen de los de las depresiones que no son consecuencia de una pérdida.
• Llanto incontenible.
• Bloqueo emocional.
• Sensación de que se debimos haber hecho algo que no hicimos junto al fallecido o por el fallecido.
• Recuerdos parásitos que despiertan a la menor estimulación intra o exteroceptiva.
• Cese de la búsqueda del placer normal en el ser humano.
• Aislamiento social.
Llanto incopntenible
Bloqueo emocional
Sensación de que se debimos haber hecho algo que no hicimos junto al fallecido o por el fallecido
• Recuerdos parásitos que despiertan a la menor estimulación intra o exteroceptiva.
Aislamiento social
Las fases del duelo; delimitación difícil pero necesaria.
El duelo debe delimitarse para poder estudiarlo y comprenderlo, de otro modo abordarlo sería una labor tan personal como interminable. Tras muchos años de estudios y observaciones puede decirse que hay acuerdo científico en la aceptación de las fases del duelo, sin menoscabo de las pertinentes excepciones que confirman esta y tantas reglas.
• El shock. Propio del duelo ante muertes soprpresivas, también se encuentra presente tras aquellos fallecimientos más o menos esperados (muerte como consecuencia de enfermedades incurables, por ejemplo), aunque con menor intensidad. Parece como si la muerte siempre nos pillara por sorpresa.
Suele ser la primera reacción después de que el doliente tenga noticia del fallecimiento de un ser amado. La parálisis, el bloqueo emotivo, la apatía y un dolor desgarrador pueden concurrir en este trance dependiendo de la intensidad de shock.
• La negación de la muerte. Tras el shock la persona puede negar la muerte.
Esta no admisión de la ausencia definitiva del ser querido suele concluir tras el funeral al que suelen llegar abatidos los dolientes. El funeral sirve, por tanto, para tomar consciencia de lo evidente, de ahí su conveniencia ancestral.
• Rabia, de algún modo manifestada.
Que puede cursar con ofensas de tipo religioso o hacia alguien o algo no siempre relacionado con las causas directas del fallecimiento.
• Desorganización. El sujeto manifiesta francas dificultades para realizar aquellas tareas que antes le eran familiares.
Parece como perdido en medio de su propio entorno, con dificultades para manifestar deseos y emociones. Es una fase muy delicada debido a la pérdida de control que evidencia el doliente.
• Sentimientos de culpa. Que pueden aparacer en cualquier momento pero que suelen tener lugar tras el funeral, cuando el doliente tiene un rato de calma aparente.
Estos sentimientos de culpa, de no haber hecho todo lo posible por salvar al fallecido, por no haberle hecho más feliz mientras vivía, o la sensación de no haber podido expresarle sus sentimientos antes de morir suelen ser muy frecuentes. La cosa se agrava cuando, por las razones que fuere, fallecido y doliente hubieran discutido o se hubieran enfadado.
• Aflicción y dolor. Cuando se acaba el funeral y las fases anteriores dan paso a un dolor duradero y a una timia depresiva que se prolongará durante meses.
Es en esta fase cuando los recuerdos se apoderan de una parte de la conciencia del doliente hasta
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