Martin Fierro
homeroledesma17 de Febrero de 2014
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Introducción
Mas ande otro criollo pasa
Martín Fierro ha de pasar
Pero yo canto opinando
Que es mi modo de cantar
José Hernández, “Martin Fierro”
Agudo observador de la realidad social de su momento, José Hernández escribió su obra maestra: “Martín Fierro”, con la cual nos presenta la dura vida del gaucho, sus andanzas, sus amores, sus descalificaciones, la impopularidad de lo popular. Con él, llegaremos a ver el comienzo del fin de aquellos gauchos a los que “no les faltaba un consuelo”, en aquellos campos en el que “el paisano vivía, y su ranchito tenía, y sus hijos y mujer”.
En este trabajo compararemos las diferencias ideológicas de Hernández tanto en La Ida como en La vuelta -1872 y 1879 respectivamente- de acuerdo al aspecto sociopolítico en el que se encontraba inmerso en su momento, el autor. Ambas obras, aunque separadas por siete años, presentan grandes diferencias una de otra. El espíritu de gran fuerza contestataria de La ida, se va disolviendo con el correr de los años. Tenemos de esta manera La vuelta, una obra que toma esas fuerzas y las incita a la resignación.
Para comenzar a “redescubrir” estas obras – en lo que cabe a nuestra perspectiva- es necesario situarnos en el contexto en que estas se presentan del mismo modo en que también debemos hacer hincapié en la génesis de este género literario. Debido a esto, comenzaremos por conocer brevemente quiénes fueron los primeros hombres que fundaron este género, lo hicieron suyo y permitieron que llegara a manos de José Hernández, quien se encargó de darle un “digno fin”. Pues es necesario saber de qué hablamos cuando nos referimos a la literatura gauchesca. A continuación, se desviará el foco hacia el autor de la obra, es entonces cuando veremos cómo su vida se asemeja a su creación, Martín Fierro. Personaje que le ganó a su autor el reconocimiento. También trabajaremos la situación social en la que se encontraba el autor al momento de escribir La ida, e iremos viendo cómo pasó de ser un completo desconocido a ser el autor del final de un género literario. Entenderemos su inclinación política, su lucha contra el estado, pues aunque no era gaucho matrero, tenía mucho que decir, de la voz de Martín Fierro. La ley del estado, no era la ley que ellos – ni Martín Fierro, ni José Hernández – anhelaran. Por otra parte, y como columna vertebral de este trabajo, veremos como, tanto el personaje como su creador al cabo de unos años, van a “adaptarse a la realidad social del momento”. Tomaremos a La vuelta, como lo que es: un texto pedagógico que educa a ese gaucho que alguna vez fue lo que ya no es. No sólo lo apreciaremos en su obra, sino también en lo que ésta originó, la película “Martín Fierro” del director Leopoldo Torre Nilsson. En lo que respecta a la bibliografía consultada para desarrollar los temas anteriormente citados, trabajaremos desde la perspectiva que nos brinda Ezequiel Martínez Estrada en su “Muerte y transfiguración de Martín Fierro”. Otras fuentes partirán desde Jorge Luis Borges en “El Martín Fierro” y Amaro Villanueva con su “Crítica y pico”. También habrá algunos aportes de la revista literaria “Historia de la literatura argentina” que en su momento supo distribuir por fascículos el diario Página /12. Finalmente será eje de nuestra investigación la obra “Martín Fierro” en su totalidad. A partir de todos estos elementos, llegaremos a comprobar nuestra hipótesis: la ambigüedad y la inequidad que existe entre ambas obras. Puesto que en La vuelta, se nos presenta un José Hernández con un Martín Fierro acomodado, adaptado al sistema y desvinculado completamente de toda rebeldía y protesta social como se presentaba en La ida. Así es como, en el centro del final de su poema, todos sus personajes irán partiendo a los cuatro vientos y el autor quedará completamente solo.
CARÁTULA
1. GÉNESIS
“Entiendo que hay una diferencia fundamental entre
La poesía de los gauchos y la poesía gauchesca”
Jorge Luis Borges “El escritor argentino y la tradición”
Para comenzar a trabajar en el análisis de las obras del escritor José Hernández, y de cómo entre ambas – La ida y La Vuelta – en un período de siete años, se da una abismal diferencia ideológica, es preciso, primeramente entender y dar a entender el origen del género, el cual llegando a su final, nuestro escritor dará sus últimas formas y esculpirá así su obra maestra, de tal manera que ha quedará inmortalizada con el correr de los años hasta nuestros días.
Nos encontraríamos en un error conceptual al creer que la poesía gauchesca fue escrita por gauchos. En consecuencia debe entenderse, como lo ha hecho Borges, que “los poetas populares –donde nos encontramos con la poesía de los gauchos- del campo versifican temas generales como lo fueron en su momento: las penas y el dolor que provoca el amor, y lo hacen desde un léxico muy general1”; no así, los poetas gauchescos – los que forman parte de la poesía gauchesca- quienes trabajan en el lenguaje popular, son autores cultos que se ocupan de la búsqueda de palabras nativas y de la profusión y exuberancia del color local.
Por el año 1777, Siglo XVIII, ya se hallaban precursores de esta literatura, puesto que existían romances como lo fue Canta un guaso en estilo campestre los triunfos del Excelentísimo Señor Don Pedro de Cevallos, compuesto este por el canónigo Juan Baltasar Maciel . Parte de su obra dice así:
Aquí me pongo a cantar
Debajo de aquestas talas,
Del mayor guaina del mundo
Los triunfos y las gazañas,
Del señor Cabezón
Que por fuerza es camarada
De los guapos Cabezones
Que nada tienen de mandrias Hé de puja, el cabalero,
Ybien vaya toda su alma
Que a los portugueses jaques
Ha zurrado la badana.
Como a ovejas los ha arriado
Y repartido en las pampas
Donde coon guampas y lazos
Sean de nuestra lechingada.
De esta manera hemos dado con el precursor, quien dio los primeros tintes en la literatura gauchesca, ya que en su obra podemos apreciar al “guaso” (gaucho), típico personaje de la campaña quien tiene voz en el poema y se expresa con el habla propia de este tipo de personajes, tomando un argumento de la historia local del momento. Es por tanto, que entendemos al autor – Juan Baltasar Maciel – como iniciador de lo que será nuestra literatura más genuina.
Pasado algunos años, nos encontramos con los primeros en mirar a la literatura gauchesca con simpatía, fueron los eruditos escritores de finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Atraídos por el tema (la injusticia, la amistad y el amor) y principalmente por el carácter rebelde de su héroe. En lo que respecta a autores, los apellidos más resonantes y representativos de aquellos que participaron en los tres períodos de la literatura gauchesca, son: “Hidalgo y Ascasubi, Del campo y Hernández, respectivamente ”.
El primer período gira en torno al escritor uruguayo, el barbero1, Bartolomé Hidalgo – quien nació en Montevideo en 1788 y murió en Buenos Aires en 1822 – fue empleado de comercio, funcionario, público, participó en las invasiones inglesas, y fue escritor. Entre sus trabajos, nos encontramos con diálogos y cielitos. Por Borges, fue llamado el “Adan” seudónimo que se le atribuye por ser “el iniciador” de la poesía gauchesca. Entre sus diálogos, nos podemos encontrar con: “Que hace el gaucho Ramón Contreras a Jacinto Chano de todo lo que vio en las fiestas Mayas de Buenos Aires en 1822”; y también con “Diálogo patriótico interesante entre Jacinto Chano, capataz de un estancia en las Islas del Tordillo y el gaucho de la Guardia del Monte2”. Un fragmento de este último, desde la voz de Chano, dice:
Chano
(…)
Roba un gaucho unas espuelas
O quitó algún mancarrón,
O del peso de unos medios
A algún paisano alivió;
Lo prienden, me lo enchalecan,
Y en cuanto se descuidó
Le limpiaron la caracha (…)
¿Qué declara? Que es mentira,
Que él es hombre de honor
(…)
El preso sale a la calle
Y se acaba la junción
¿y esto se llama igualdá?
¡La perra que me parió!...
En fin, dejemos , amigo,
Tan triste conversación,
pues no pierdo la esperanza
De ver la reformación.
Paralelo a Hidalgo, nos encontramos Hilario Ascasubi, el panadero3, - quien nació el 14 de enero de 1807, según su autobiografía, bajo
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