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Mayordomia para niños


Enviado por   •  23 de Enero de 2019  •  Tareas  •  11.816 Palabras (48 Páginas)  •  295 Visitas

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(Lectura e historia para niños para usar en el sábado de mayordomía de Enero)

EN REALIDAD ESTAS PERDIENDO DINERO

Eclesiastés 9:10

La declaración que se registra en el  libro Consejos Sobre Mayordomía Cristiana página 302 debería hacernos reflexionar a todos acerca de la forma como administramos el tiempo que nos provee el Señor. Aquí está la cita:

        “El tiempo es dinero, y muchos están perdiendo un tiempo precioso que podrían utilizar en trabajo útil, haciendo con sus manos cosas beneficiosas. El Señor nunca dirá: “Bien hecho, buen siervo fiel”, a quien no haya utilizado las habilidades  físicas que Dios le prestó como talentos preciosos para juntar recursos con los cuales socorrer a los necesitados y presentar ofendas a Dios.”

Si nos fijamos bien, veremos que detrás de esta declaración hay todo un concepto de la administración del tiempo que deberíamos tomar en cuenta, ya que la forma en que Dios quiere que vivamos y la razón por la que nos fueron prestados tiempo y talentos, nos debe motivar a ser más cuidadosos con el uso de esta bendición. Veamos algunas ideas que se derivan de la cita anterior:

En primer lugar: El Señor declara que el tiempo es dinero. Este concepto es interesante porque significa que cuando se usa bien el tiempo, eso representa beneficios materiales y por supuesto cuando se pierde el tiempo, en realidad se están perdiendo recursos tales como el dinero. Esto es así porque el tiempo es uno de los elementos básicos que se necesitan para producir dinero. Es triste ver personas a quienes les duele perder un solo peso, darse el lujo de malgastar gran parte de su tiempo en trivialidades. Lo peor de todo con esto es que pudieras perder dinero y volverlo a recuperar pero no ocurre así con el tiempo, ya que es el único bien no renovable. Así que si perder tiempo es perder dinero, estamos hablando de un dinero que se perdió para siempre.

En segundo lugar: La razón por la que se nos ha dado el tiempo es para realizar la obra que nos asignó Dios en este mundo y para la cual el mismo Dios nos ha provisto de talentos o habilidades físicas. Esto nos revela que la razón de nuestra existencia es servir, ser útiles y desarrollar constantemente cada habilidad que el Señor nos ha dado.

Tomando en cuenta esto, no hay excusas para que alguien piense que no tiene algo bueno que hacer en esta vida. Por el contrario, debemos estar claros de que el Dios que nos dio talentos y tiempo no va a decir bien hecho siervo fiel a los que no utilicen esa habilidades y tiempo para cumplir el propósito divino.

Finalmente, la cita establece claramente, que todo lo que se nos ha prestado, lo tenemos para beneficiar a nuestros prójimos y  a la obra de Dios. Esto contradice la idea equivocada de que cada quien debe vivir para solo para si, pensar solo en sus problemas y dejar que los demás resuelvan los suyos como puedan. Esto se llama egoísmo o una vida centrada en el yo. Y esta forma de ser promueve un individualismo negativo que no es parte del plan de Dios para la vida de sus hijos.  Si bien es cierto que la salvación es individual, también es cierto que Dios nos tiene como responsables de ayudar a los más necesitados y de proveer ofrendas para su causa. Eso es lo que leímos en Consejos sobre Mayordomía Cristiana página 302.

En conclusión, todos nosotros cada día al levantarnos somos responsables de administrar un tesoro que Dios nos confía y que se llama el tiempo. Con ese recurso, si lo aprovechamos bien, podemos producir otros recursos que pueden ser de bendición para otras personas y que pueden también contribuir al avance de la obra de Dios en este mundo.

Debo entender entonces que, en realidad no soy una persona de éxito cuando he logrado resolver solamente mis problemas. Desde la óptica divina, la persona de éxito hace eso, pero también utiliza su tiempo y talentos para generar recursos que lleguen a ser de bendición para los necesitados y se goza en ser un colaborador de Cristo en la gran empresa de ganar almas para el reino de Dios.

Llamado y oración

LA MULTIPLICACIÓN DE LOS PANES Y LOS PECES

OBJETIVO: Desarrollar la generosidad y la bondad con todos. 

LECTURA BÍBLICA: Mateo 14:13-21.

LECTURA DEL ESPÍRITU DE PROFECÍA: DTG, Cap. 39 “Dadle vosotros de comer”.

RECURSOS: Doce cestas con panes cortados, un chico para representar el niño que trajo su merienda a Jesús; debe estar con una canastita con cinco panes y dos pescaditos (de plástico o papel) y estará sentado en el auditorio entre los miembros de la iglesia, que representarán la multitud.

HISTORIA: Esta historia nos habla de un milagro muy especial realizado por Jesús. Cuando estuvo aquí en la tierra, las personas querían estar cerca de él, y dónde él iba mucha gente lo acompañaba... Cierta vez, Jesús estaba predicando a una gran multitud y todos estaban allí hacía mucho tiempo; en realidad casi todo el día. Nadie había almorzado ni merendado. Los discípulos se acercaron a Jesús y le dijeron: “Maestro, estas personas tienen que irse a su casa, porque están todo el día sin comer”. ¿Saben lo que les respondió Jesús? “Denles ustedes de comer”. ¿Cómo? ¡Son más de cinco mil personas! Los discípulos comenzaron a preguntar a la gente quién había traído algo para comer. (En ese momento, ir por el auditorio preguntando si alguien tiene algo para comer. Combine antes). Nadie tenía nada, hasta que... Sí, un niño había traído cinco panes y dos pescados. (Traer el niño al frente, él deberá estar vestido con ropa típica de la época de Jesús). ¡Qué niño generoso! Pero eso no era suficiente para alimentar a más de cinco mil personas, ¿qué les parece? Ah, ¡pero Jesús estaba allí! Él oró a su Padre que está en el Cielo y entonces el milagro se realizó. Los panes y los pescados se multiplicaron (mostrar las cestitas) y todos comieron y se llenaron, y todavía sobró para que llevaran a su casa y dieran también a otros que necesitaban. El niño hizo la diferencia en ese milagro. Claro que Jesús podría haber hecho que los panes y los peces surgieran de la nada, pero él prefirió contar con la bondad y generosidad de un niño. ¿Y ustedes? ¿Son niños generosos? ¿Comparten su merienda en la escuela con el que necesita? ¿También comparten sus juguetes con los que no tienen? Que Jesús los bendiga para que siempre sean niños de buen corazón.

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