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Mexico.

yaneth131188Tesis17 de Mayo de 2013

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INTRODUCCIÓN

Los inicios de la educación en México tienen sus antecedentes en una de las experiencias educativas más importantes de la historia de nuestro país: la escuela rural mexicana. El trabajo y la organización de estas escuelas se llevo a cabo durante los primeros 20 años posteriores a la Revolución se establecieron en zonas rural del país escuelas a cargo de maestros y maestras que trabajaban con una concepción distinta de la educación. Intentaban hacer de la escuela una “casa del pueblo” y poner en práctica las ideas de la “educación para la vida” y la enseñanza por la acción”.

La modalidad de esta educación estaba dirigida a las masas campesinas con la finalidad de incorporarlos al conocimiento y modernidad. Considerando que es necesario modificar su forma de vida, en virtud de que se detectan como indicadores de marginalidad los siguientes: la extrema pobreza económica, deplorables condiciones de salud, bajo estándar de vida doméstica que contenga satisfactores, ocupaciones rutinarias sin remuneración, analfabetismo que incluya nula a la información cultural, religiosa, política y del conocimiento en general, desintegrados socialmente por sus factores étnicos, religiosos, lingüísticas y geográficas.

La Escuela Rural Mexicana se concibe como un servicio a la comunidad entera. A la escuela corresponde organizar, orientar y encauzar las actividades comunales con niños, jóvenes y adultos en todas las manifestaciones de la vida social. A esta institución educativa se unen, como complementarias, las Misiones Culturales. Se crean para propiciar el desarrollo integral y armónico de las comunidades rurales, son instancias de educación no formal comunitaria.

La Escuela Rural Mexicana y las Misiones Culturales no sólo definieron un impulso inicial decidido de política educativa por hacer llegar educación básica de calidad, relevancia y utilidad a los sectores mayoritarios de la población, sino que lo hicieron con una entrega y una mística y espíritu de servicio tales, que sus resultados aún perduran. Juntas diseñaron un modelo de educación rural orientado a toda la comunidad, diseñado para mejorar el estado económico de los habitantes del pueblo, basado en la participación de la comunidad, flexible y capaz de adaptarse a las necesidades de cada poblado. La educación se concebía como un medio de mejorar la condición física, intelectual y moral de la comunidad. Como indica Meneses (1986: 331), "el país había encontrado la forma de educar e integrar en su seno a las dos terceras partes de su población, hasta entonces prácticamente abandonadas a su suerte."

Si bien el avance que se logró con la escuela rural se derivo como consecuencia de la entrega y del entusiasmo en el trabajo de los maestros rurales ya que este fue enorme, si bien insuficiente para asegurar el acceso universal a la educación primaria, pero fue de gran ayuda para sacar adelante a muchas comunidades las cuales estaban olvidadas en el aspecto educativo y social.

ANTECEDENTES DE LA ESCUELA RURALL MEXICANA

Francisco Larroyo en su libro “Historia Comparada de la Educación en México”, menciona a grandes rasgos que el primer personaje en la historia de México con el que la pedagogía alcanzó un enfoque social fue Abraham Castellanos quien en 1909 mencionó por primera vez que para formar la patria, se debía empezar por la educación de las masas populares. Para él, uno de los objetivos de la educación en nuestro país era la educación integral de los “indios” por medio de la escuela rural. Castellanos fue el primer intelectual mexicano que mencionó esta institución, pero es importante recalcar que en ese tiempo para poder lograr los objetivos resultaba necesaria una nueva educación, nuevos maestros y nuevos tipos de escuelas. Lamentablemente murió demasiado pronto para poder ver realizados sus propósitos, que más tarde algunos gobiernos revolucionarios se encargarían de promover, por ejemplo el de Álvaro Obregón.

Durante el movimiento revolucionario, la primera obra educativa de importancia que se llevó a cabo es la aparición de las escuelas rudimentarias establecidas por el presidente Francisco León de la Barra el 1º de junio de 1911. La finalidad de dichas instituciones era el enseñar principalmente a los individuos de raza indígena a hablar, escribir y leer en castellano; así como a ejecutar las operaciones de cálculo más usuales. Su duración era de dos cursos anuales; pero no era de carácter obligatorio. Estos centros escolares aparecieron en los tiempos más agitados del movimiento de Revolución, pero las circunstancias permitieron que poco a poco fueran llamadas “fábricas de zapatistas”. Surgió la municipalización de la enseñanza durante el periodo de Venustiano Carranza, por lo que la atención a estas escuelas disminuyo. No es sino hasta el gobierno de Álvaro Obregón cuando se restablece dicha atención, brindándole la importancia merecida a las escuelas localizadas en las comunidades rurales. Uno de los personajes que hacen su aparición en la obra educativa más relevante de este tiempo es José Vasconcelos, quien ha sido considerado como una de las grandes figuras de la educación pública en México.

A la caída de Carranza, para ser exactos en 1920, José Vasconcelos es incorporado al régimen de De la Huerta como Rector de la Universidad desde donde se dedicara a estructurar la política educativa de la Revolución. Debido a lo anterior, Vasconcelos tenía atribuciones legales y educativas más allá del límite universitario, ya que el departamento legislaba para el Distrito Federal (D. F.) y los territorios federales. Al ser electo Álvaro Obregón como sucesor de Adolfo de la Huerta, lo reafirmó en su puesto apoyándolo para llevar a cabo sus proyectos y tareas. Inició con la difícil tarea de convencimiento en cada uno de los estados sobre la reaparición de un órgano encargado de la educación en México.

En las sesiones parlamentarias de fines de 1920 y principios de 1921, destinadas a discutir la iniciativa para reformar la educación e introducir la Secretaría de Educación Pública a la Ley Orgánica de Secretarías de Estado aparece la primera oposición:

“El diputado Luis Espinosa, alegaba que el verdadero objetivo de la nueva Secretaría de Estado, consistía en exaltar la figura de Vasconcelos o de premiarlo, tal como se había hecho con Justo Sierra al crearse la porfiriana Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes.

Mientras Vasconcelos se encuentra de gira por los Estados, continúa la discusión para aprobar la reforma. El 3 de marzo de 1921, la Cámara de Senadores aclara que cada una de las entidades debía aprobarla primero y entonces proceder a la creación de la Secretaría. Algunos diputados, entre ellos Juan P. Salazar y José Siurob argumentaron que se debía crear el Departamento de Educación y Cultura para la Raza Indígena con el fin de mejorar la vida del indio destacando que hasta ese momento ningún gobierno había incluido ese sector en sus programas educativos.

A pesar de los puntos de vista en contra de esta acción y después de que el proyecto de ley se discutió en las cámaras, el 20 de julio de 1921 fue decretada la reforma constitucional. Pero el proyecto aprobado no fue el que Vasconcelos había propuesto originalmente ya que él consideraba “transitorios” los departamentos de Educación y Cultura Indígena y el de Alfabetización que fueron propuestos por los diputados y senadores. Días más tarde, el 25 de ese mes, se decreta la Secretaría de Educación Pública, pero se promulga hasta el 29 de septiembre del mismo año. En octubre, José Vasconcelos protesta como titular de la nueva dependencia. En su periodo de julio de 1921 a julio de 1924 se encuentra el origen de lo que abría de ser la Educación Pública en México, además del surgimiento de la lucha en contra del analfabetismo, la escuela rural, la difusión de bibliotecas, el impulso a las bellas artes; el intercambio cultural con el extranjero y la investigación científica.

Ya al frente de la Secretaría de Educación Pública, Vasconcelos divide su acción en tres grandes ramas o departamentos: el Escolar, el de Bibliotecas y Archivo y el de Bellas Artes. Las tareas del departamento escolar eran fundar escuelas especiales para la educación de los indios; escuelas rurales en todo el territorio nacional y, escuelas de educación primaria y superior en todas las ciudades de la República. Pero se estaba olvidando de la educación de grandes masas, las más propensas, los retirados grupos indígenas.

No solamente colaboradores de Vasconcelos y otros profesores se preocuparon por la creación de la educación de la nación, sino también políticos como los licenciados Lauro G. Caloca, Soto y Gama y Manrique, integrantes de la Cámara de diputados quienes continuamente abordaban temas sobre la educación rural con el presidente Obregón como nos maneja Ramón G. Bonfil: Caloca, que junto con Soto y Gama y Manrique le hablaban constantemente al general Obregón de la Escuela Rural, le dijo: Hay dos clases de escuela: la urbana y la rural. La Escuela Urbana, desde le año de 1833 que don Valentín Gómez Farías se la quitó al clero para incorporarla al Estado, ha venido más o menos siendo atendida… en cambio la Escuela Rural no tiene ni una puerta donde tocar, y por lo tanto si usted quiere ser realmente un Secretario de Educación Pública debe consagrarse por entero a la Escuela Rural…

Vasconcelos no quería formar el Departamento que se encargaría de la educación indígena. Pero el presidente Obregón y la Cámara de Diputados lo obligaron

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