ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Mi Dulce Audrina


Enviado por   •  20 de Junio de 2012  •  1.807 Palabras (8 Páginas)  •  521 Visitas

Página 1 de 8

— Y eso qué importa, puesto que podría bien serlo... Y ahora, siéntate y escucha cómo va mi vida, y compárala con la rígida monotonía de la tuya. He visto a un hombre desnudo, Audrina, uno auténtico, no sólo una foto o una ilustración. Es tan peludo... Nunca sospecharías lo peludo que es al verle correctamente vestido.

171

Su pelo le empieza en el pecho, atraviesa su ombligo y luego sigue hasta llegar a un punto en que se hace más y más denso hasta que... — ¡Cállate! No quiero escucharte más. — Pero yo sí quiero que escuches. Deseo que sepas lo que te estás perdiendo. Es maravilloso tener esos veintipico centímetros hurgando dentro de mí. ¿Me oyes, Audrina? Los he medido..., casi veintidós centímetros, una cosa tan hinchada y tan dura... Corrí hacia la puerta, pero ella fue más rápida y llegó antes que yo para bloquearla. Con sorprendente vigor, me arrojó al suelo y luego se puso a horcajadas en mi cuerpo. Pensé en darle de patadas y sacármela de encima, pero temí que se cayese y se rompiese otro hueso. Colocó sus pies con zapatos encima de mi pecho, que estaba comenzando a desarrollarse. —Tiene un cuerpo maravilloso, hermanita, un cuerpo de veras fantástico. Lo que hicimos te hubiera conmovido hasta tener que gritar e incluso desmayarte... Disfruté cada segundo de todo lo que hicimos... Nunca puede ser suficiente, siempre se apetece más y más... —Sólo tienes catorce años —le susurré, auténticamente conmocionada por su aspecto de chalada y por la forma precoz en que hablaba. —Muy pronto serán quince... —me respondió, acompañándose por una risotada—. ¿Y por qué no me preguntas quién es mi amante? Te lo diré, te lo diré con mucho gusto... —No quiero saberlo. Mientes continuamente. Incluso ahora. Lamar Rendsale no desearía a una cría como tú. — ¿Y cómo sabes eso? ¿Porque no te quiere a ti? ¿Quién podría desearte más que un chiquillo como Arden? Se siente obligado hacia ti, tu protector... Y te podría decir tanto al respecto que, probablemente, perderías del todo la mente que ya se encuentra en el umbral de la locura... Cualquier persona cuerda sabe exactamente lo que ha pasado en su vida... Todo el mundo, menos tú... — ¡Déjame sola, Vera! —le grité—. Eres una mentirosa y siempre lo serás. Lamar Rensdale nunca te desearía después de lo que le conté acerca de Papá. — ¿Y qué le contaste de Papá? —me preguntó con ojos duros y semi—cerrados. —Le dije que Papá era muy grandote, que tenía muy mal genio y, aunque Papá no sea tu padre, podrías arruinar nuestro apellido. Se echó a reír tan histéricamente que se cayó al suelo y rodó sobre sí misma como una auténtica posesa. — ¡Vaya cachondeo, Audrina! ¿Arruinar nuestro apellido?

172

¿Cómo puede arruinarse una cosa que ya está estropeada? Y si no me crees, ve y pregúntaselo a Lamar. No puso la menor objeción respecto de mi edad. Le gustan las jovencitas. Como a la mayoría de los hombres. Si hubieses podido verle montándome, sin la menor prenda encima, y con aquel enorme cañón hinchado y apuntado... Destrozada por lo que me había dicho, salí corriendo del cuarto y bajé a la cocina en la que se encontraba tía Ellsbeth. Me olvidé de Vera y sentí piedad por mi tía, que siempre trabajaba tanto, haciendo la mitad de mis obligaciones domésticas y también la mayor parte de las de Vera, ahora que ya no permanecía yo todo el día en casa... Tía Ellsbeth alzó la vista desde los platos que estaba lavando. Lo que vi en sus oscuros ojos me desconcertó. Brillaban al máximo, como si contemplase toda su vida y, al fin, hubiese descubierto algo que le causase alegría. Va no llamaba a Papá cruel y perverso, como antaño hacía. Papá tampoco la denominaba larguirucha andante, una persona alta, delgada y con la lengua de una arpía. —Audrina —comenzó, y en su voz capté un indicio de calidez—, debes ser cuidadosa para no permitir que tu padre domine tu vida. Nunca lo hará con Vera, puesto que a mi hija no le importa lo que tu padre piense de ella. Y como a ti sí te importa, ello te hace tan vulnerable. Es tan egoísta que llega a ser lo suficientemente cruel como para robarte todo aquello que necesitas. Miente, engaña y decepciona. Es diabólicamente inteligente y fiable pero, y siento decirlo, carece en absoluto de honor o integridad. Si puede conseguirlo, te tendrá aquí hasta el día en que muera, y nunca te permitirá poseer una vida propia. Puedo ver cómo le amas. En cierto modo, te alabo por tu lealtad y devoción. Pero los lazos de la sangre no se supone que han de ser unas cadenas. Y no debes entregarte a él o a Sylvia toda tu vida. ¿Qué querría decir con eso? —Esta primavera traerá a Sylvia a casa —añadió, con aquel tono monótono de voz que me producía escalofríos en la columna vertebral—. Y una vez la niña s encuentre aquí, ya no tendrás tiempo para tus lecciones de música, ni tampoco para cualquier otra cosa, excepto para cuidar de ella... Me electrizó el saber que, al fin, llegaría Sylvia. Pero la alegría de todo ello quedó ensombrecida por las palabras y expresión de mi tía. —Sylvia ha cumplido ya dos años el pasado septiembre, tía Ellsbeth. ¿No significa eso que ha pasado ya

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (10.3 Kb)  
Leer 7 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com