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Mi Temario De Carrera Magisterial

matildeveragrez26 de Abril de 2014

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TEMARIO

PLAN DE ESTUDIOS 2011 (10%)

INRODUCCIÓN

Con la promulgación del Artículo Tercero Constitucional en 1917 y la creación de la

Secretaría de Educación Pública en 1921, la educación y el sistema educativo se

consolidaron como un motor poderoso y constante para el desarrollo de la sociedad

mexicana. Desde esa fecha, y hasta la primera década del siglo XXI, la educación pública

ha enfrentado el reto de atender una demanda creciente y el imperativo de avanzar

en la calidad del servicio educativo y sus resultados.

A lo largo de este proceso, la expansión y adecuación del servicio educativo ha

sido constante. La cobertura, como prioridad, impuso un conjunto de programas, prácticas,

instituciones y relaciones que dieron forma y rumbo al sistema educativo nacional

hasta la última década del siglo pasado.

La transformación social, demográfica, económica, política y cultural del país en

los últimos años del siglo XX y los primeros años del XXI marcó, entre otros cambios

importantes, el agotamiento de un modelo educativo que dejó de responder a las condiciones

presentes y futuras de México.

La sociedad mexicana en el siglo XXI es resultado de la fusión o convergencia de

diversas culturas, todas valiosas y esenciales, para constituir y proyectar al país como

un espacio solidario y con sentido de futuro.

Hoy día, nuestro país construye y consolida una sociedad de ciudadanos con derechos

plenos, donde las personas y los colectivos cobran protagonismo y nuevas responsabilidades

frente al Estado, sea como promotores, acompañantes, gestores o vigilantes de políticas públicas,

que articulan visiones y esfuerzos para diseñar propuestas cuya amplitud e importancia,

con frecuencia, trasciende la formalidad de las estructuras y organizaciones gubernamentales,

para convertirse en acciones incluyentes que expresen e integren a la sociedad en su conjunto.

En este contexto, el sistema educativo moviliza recursos e iniciativas del sector público

y de la sociedad para dar a la educación una orientación firme hacia la consecución de

condiciones propicias de equidad y calidad, particularmente en el ámbito de la Educación

Básica, e instala sinergias que favorecen las oportunidades de desarrollo individual y social,

para el presente y el futuro del país.

La renovación permanente y acelerada del saber científico y tecnológico, así como

el tránsito de una economía centrada en la producción a otra donde los servicios cobran

preeminencia, hasta llegar a la economía centrada en el conocimiento, ha detonado en

reformas de fondo en los sistemas educativos. Se trata de reformas que consideran diagnósticos

internos y experiencias internacionales, cada vez más cercanas y comparables

entre sí en visiones, experiencias y saberes.

En este sentido, hay referentes internacionales aceptados como pertinentes y valiosos

acerca de la educación, sus procesos y resultados, que es necesario tener en

cuenta en todo esfuerzo de avance o mejora que se aplique en el sistema educativo

nacional.

Por tanto, el sistema educativo debe organizarse para que cada estudiante desarrolle

competencias que le permitan conducirse en una economía donde el conocimiento

es fuente principal para la creación de valor, y en una sociedad que demanda nuevos desempeños para relacionarse en un marco de pluralidad y democracia internas, y en un mundo global e interdependiente.

La escuela debe favorecer la conciencia de vivir en un entorno internacional insoslayable: intenso en sus desafíos y generoso en sus oportunidades. También precisa fomentaren los alumnos el amor a la Patria y su compromiso de consolidar a México como una nación multicultural, plurilingüe, democrática, solidaria y próspera en el siglo XXI.

Con estos propósitos y una mirada prospectiva, la Reforma Integral de la Educación

Básica recupera y orienta los aportes de la educación pública mexicana que, a pesar de la dinámica demográfica registrada durante la segunda mitad del siglo XX y de condiciones económicas y sociales desafiantes, logró incrementar de manera gradual y sostenida indicadores de escolaridad de la población en edad de cursar a Educación

Básica y los niveles de logro educativo durante las últimas décadas.

Desde la visión de las autoridades educativas federales y locales, resulta prioritario

articular estos esfuerzos en una política pública integral capaz de responder, con oportunidad y pertinencia, a las transformaciones, responsabilidades, necesidades y aspiraciones de maestros, niñas, niños y jóvenes,* y de la sociedad en su conjunto, con una perspectiva abierta durante los próximos 20 años; es decir, con un horizonte hacia

2030 que oriente el proyecto educativo de la primera mitad del siglo XXI.

En este horizonte la educación, sobre todo la básica, tiene como punto de partida, necesariamente, una proyección hacia el futuro, ya que es fundamental en tanto educa

y forma a las personas que requiere el país para su desarrollo político, económico, social y cultural, porque en ella se sientan las bases de lo que los mexicanos buscamos entregar a nuestros hijos; no cualquier México sino el mejor que esté a nuestro alcance.

LA REFORMA EDUCATIVA EN EDUCACIÓN BÁSICA

 ANTECEDENTES

L a Reforma Integral de la Educación Básica tiene un vínculo de continuidad que integra

una suma de esfuerzos precedentes, porque recupera la visión que tuvo José Vasconcelos para reconocer, en la universalidad de la educación, el espacio propicio para construir y recrear nuestro ser como mexicanos; el esfuerzo metódico y constante desplegado para organizar el Plan de once años, impulsado por Jaime Torres Bodet, que logró movilizar recursos económicos, fiscales, políticos y sociales, para proyectar en su momento una meta, sin duda necesaria, pero que parecía inalcanzable: la expansión y el mejoramiento de la educación primaria, la fundación del Instituto de Capacitación del Magisterio y la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos; la visión de futuro y el impulso para generar instituciones que trascendieron en el tiempo, que tuvieron Víctor Bravo Ahuja y Fernando Solana Morales, el primero al fundar el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, la Unidad Interdisciplinaria de Ingeniería y Ciencias Sociales y Administrativas en el Instituto Politécnico Nacional; el Colegio de Bachilleres; la Universidad Autónoma Metropolitana, y la Biblioteca Nacional de Ciencia y Tecnología, y el segundo para la creación de las delegaciones de la Secretaría de Educación Pública del Gobierno Federal en todo el país; el Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica, y del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos; además del impulso liberal Y humanista de Jesús Reyes Heroles.

Los maestros también se comprometieron con éstas y muchas otras iniciativas valiosas, a las que los padres de familia brindaron el necesario respaldo social, lo que permitió contar con un sistema educativo nacional que tuvo la capacidad de crecer en la atención de la cobertura y la calidad, simultáneamente, aunque no con el dinamismo necesario, frente a las exigencias del México presente y, sobre todo, del de los próximosaños.

EL ACUERDO NACIONAL PARA LA MODERNIZACIÓN DE LA EDUCACIÓN BÁSICA COMO REFERENTE PARA EL CAMBIO DE LA EDUCACIÓN Y DEL SISTEMA EDUCATIVO Con la expedición del Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica en 1992, México inició una profunda transformación de la educación y reorganización de su sistema educativo nacional, que dio paso a reformas encaminadas a mejorar e innovar prácticas y propuestas pedagógicas, así como a una mejor gestión de la Educación Básica.

Reformas necesarias para un país que iniciaba una etapa renovada en la democracia y la apertura de su economía, cuyos principales retos eran incrementar la permanencia en el nivel de primaria y la cobertura en los niveles de preescolar y secundaria; actualizar los planes y los programas de estudio; fortalecer la capacitación y actualización permanente de las maestras y los maestros; reconocer y estimular la calidad del docente, entendida como su preparación para enseñar; fortalecer la infraestructura educativa; consolidar un auténtico federalismo educativo al transferir la prestación de los servicios de Educación Básica y Normal de la Secretaría de Educación Pública del Gobierno Federal a los gobiernos estatales, y promover una nueva participación social en beneficio de la educación. Se trató, sin duda, de una reforma profunda y pertinente que permitió al sistema educativo nacional alcanzar un crecimiento formidable, aun en momentos económicos particularmente difíciles, como el que se enfrenta en la actualidad.

Hasta ahora, el Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica ha operado durante casi dos décadas, y si bien muchos de sus propósitos y supuestos se han fortalecido con el paso del tiempo, otros deben revisarse profundamente, desde la perspectiva de la necesidad de elevar la calidad en los procesos y resultados de la Educación Básica. Es claro que no podría ser de otra forma, en la medida que las políticas públicas para dicho tipo educativo, y la sociedad en que se desarrollan son, en esencia, dinámicas y han registrado profundas transformaciones.

 EL COMPROMISO SOCIAL POR LA CALIDAD DE LA EDUCACIÓN

El

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