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Micropoliticas

yolypatita7915 de Febrero de 2015

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INTRODUCCIÓN

Este artículo versa sobre algunas cuestiones relacionadas con la micropolítica escolar, es decir, con las dinámicas políticas que se desarrollan dentro de las organizaciones escolares. Para cualquier persona que trabaje en un centro

educativo

, posiblemente el tema no le resulte extraño; todos están implicados de una u otra manera, con su acción o su pasividad en las dinámicas políticas de la organización. Es común en sus conversaciones y relatos oírles hablar de «bandos», de «camarillas», de «conflictos», de «presiones», «tensiones», «posturas distintas», etc.

Aunque en la realidad diaria de los centros escolares las dinámicas micropolíticas constituyen una dimensión familiar, no alejada de la cotidianeidad de la organización, sin embargo, el estudio y análisis teórico del tema no se ha caracterizado, precisamente, por su notoriedad. Los teóricos de la organización escolar, tan empeñados como han estado durante tantos años en tratarnos de «convencer» de que las escuelas son organizaciones irracionales, en las que las cosas pueden funcionar con certidumbre, con racionalidad y con cierta estabilidad, se han olvidado durante mucho tiempo de mirar qué es lo que pasa dentro de las escuelas. Y cuando han empezado a hacerlo, se han encontrado común mundo complejo, un mundo de incertidumbre, de imprevisibilidad, un mundo de personas que piensa, valora, interpreta la realidad y acontecimientos en los que están inmersas, que se relacionan unos con otros, que van configurando día a día esa organización; un mundo, a fin de cuentas, en el que coexisten planteamientos diversos, o se imponen determinados discursos, o se lucha por mantener una determinada dinámica organizativa. Se han encontrado, en definitiva, con que las cosas en las escuelas no son lineales, no son siempre tan racionales corno se presupone, no son mecánicas ni asépticas, y, desde luego, no son una balsa de aceite.

En el contexto tan complejo y diverso que en la actualidad presenta el campo de las teorías de la organización escolar, una de las lecturas que se ha hecho de esa complejidad interna a los centros escolares es la lectura micropolítica, caracterizada por prestar atención a las dinámicas políticas que ocurren dentro de la organización. Evidentemente, resulta difícil, cuando no imposible, aislar las cosas y considerar que lo «político» que ocúrre en la organización puede entenderse por sí sólo; desde luego, lo que ocurre dentro está mediatizado por lo que ocurre fuera, por las dinámicas políticas externas a la propia organización, como ha señalado Ball (1987) lo que ocurre dentro de las escuelas no se puede comprender del todo sin tener en cuenta el ambiente en que funciona, o como nos recuerda Corbett (1991) la interrelación política cotidiana entre directivos, profesores y alumnos, simplemente no es independiente de valores, creencias externas e intentos de imponerlas sobre las escuelas (p.73). Ambos discursos son necesarios para la comprensión de la organización, si bien aquí me centraré únicamente en el nivel micropolítico. El texto que sigue está estructurado en cuatro apartados. En el primero, se señala que los análisis micropolíticos de las escuelas son relativamente recientes, subyaciendo a los mismos una perspectiva de la organización como entidad política, de la cual señalaré alguna de sus características; en el segundo apartado comentaré la visión que tienen de lo que es la micropolítica algunos autores que han tratado de delimitar conceptualmente este ámbito de; el tercer apartado está dedicado a clarificar algunos de los elementos básicos que entran en juego en la micropolítica; finalmente haré alguna mención a la investigación e implicaciones de la lectura micropolítica de los centros escolares .

En conjunto, la pretensión de este trabajo no es sino la de clarificar un ámbito de estudio e investigación de larealidad organizativa que, en nuestro país está todavía poco desarrollado, aunque algunos autores vienen mostrando su interés por el mismo (Santos Guerra, 1992, 1994, 1997; San Fabián, 1996; Domínguez, 1993; Jares, 1996, etc.)

LA ORGANIZACIÓN ESCOLAR COMO ORGANIZACIÓN POLÍTICA

En términos generales, puede decirse que las perspectivas micropolíticas, que como veremos, focalizan su atención en los procesos políticos dentro de la organización (conflictos, negociaciones, luchas de interés, control...) comparten una imagen o visión de escuela como entidad política, más que como una organización racional.

Los análisis micropolíticos de la escuela son relativamente recientes, pues no se remontan más allá de finales de los años 70 (Blase, 1991; Anderson y Blase, 1995). Sin embargo, aunque el término «micropolítico» puede resultar novedoso, sus «antecedentes» más inmediatos los podemos encontrar, por un lado, en el ámbito de la Gestión y Administración Pública, en el que ya hacia finales de los 60 se desarrolla una concepción de la organización como realidad política (Anderson y Blase, 1995; Everhart, 1991) cuestionando así los modelos apolíticos tradicionales sobre el funcionamiento organizativo; por otro, en el propio ámbito de la Organización Escolar en el que, con la aparición de perspectivas epistemológicas no positivistas se empieza a cuestionar la capacidad de los modelos racionales para dar cuenta de y contribuir a la comprensión cíe la organización escolar en toda su complejidad (Ball, 1987, González, 1990, 1994). También en torno a los años 70 , en el ámbito del cambio educativo se empieza a llamar la atención sobre la complejidad y de los procesos de puesta en práctica de reformas o proyectos de innovación, destacando, entre otras cosas, cómo la naturaleza política y las dinámicas de micropolítica generadas en los centros escolares contribuyen a dicha complejidad (House, 1981; Boycl, 1991; González y Escudero, 1987). Todo ello ha ido contribuyendo a configurar una concepción de la organización como entidad política, concepción de la que los autores micropolíticos toman muchos de sus referentes y conceptos, al tiempo que contribuyen a perfilarlos.

La concepción de la organización como realidad política ha ido destacando una serie de rasgos que entran en clara colisión con aquellos que en su momento se defendieron desde concepciones de la organización como estructuras racionales y estables (González, 1987a, 1987b).

Una visión política de la organización va a subrayar que ésta es un área de luchas y conflictos, en la que conviven una amplia variedad de individuos y grupos de interés que están inmersos en dinámicas conflictivas, de negociación, de luchas, pactos, etc. Bacharach (1988) lo expresa con claridad cuando señala:

Las organizaciones deberían ser vistas como sistemas políticos, internamente y en sus relaciones externas; los miembros de las organizaciones deberían ser concebidos como actores políticos, con sus propias necesidades, objetivos y estrategias para lograr esos objetivos. En las organizaciones surgen coaliciones de actores que identifican objetivos comunes e idean estrategias para lograrlos, y sus acciones están constreñidas por las estructuras, tecnologías eideologías...

La concepción de la organización escolar como una organización política conlleva, como veremos a continuación, un determinado discurso en torno a las metas, las estructuras, los conflictos, los procesos de toma de decisión en los centros escolares, bastante distinto del que se mantiene desde aquellas concepciones más racionales y burocráticas.

Asumir que las organizaciones son áreas de luchas políticas supone, entre otras cosas, entender que las escuelas no son organizaciones estrictamente racionales, en las que la acción está linealmente configurada y orientada a metas claramente establecidas de antemano. Las metas, en una visión política no se dan por sentado y su establecimiento es considerado como un proceso político en el que predomina la inestabilidad, el conflicto. En el campo de la Teoría de la Organización, ya a finales de los años 40, Selznick (cit. en Scott,1981) pondría de manifiesto cómo, en su investigación sobre la TVA, las metas originales de esa organización fueron alteradas, redirigidas o ,incluso, desvirtuadas, y cómo los esfuerzos por lograr las metas o «fin en perspectiva» estaban inevitablemente limitados por una serie de compromisos generados por la necesidad de mantener el sistema interno, por intereses de clase y sistemas de creencias de los miembros de la organización o, también, por determinados intereses surgidos en el curso de la acción.

En esta misma línea, Cyert y March(1963), entienden que las metas organizativas se establecen en un proceso de negociación que ocurre entre los miembros de las coaliciones dominantes, a lo largo del cual cada coalición, cuyos intereses han de ser tenidos en cuenta, ayuda a definir las metas cle la organización, y cada acuerdo negociado servirá de guía para la organización y cle base para legitimar determinados cursos de acción. Igualmente, Pfeffer y Salancik (1978) advierten que los objetivosde la organización, dada la existencia de diversos grupos cie interés en la misma, no son totalmente comunes y consistentes, se van modificando para acomodarse a nuevos intereses, se desechan otros para evitar algunos intereses, se realizan acciones alejadas de los propósitos declarados cuando es necesario.

Las metas de la organización, en definitiva, desde una perspectiva política, están abiertas a negociación, no son un elemento estable, claro y asumido por todos que orienta instrumentalmente el funcionamiento de la organización. En el ámbito de las organizaciones escolares se desarrollan luchas más o menos continuas

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