Miedo Ala Libertad Resumen
violeta30439 de Abril de 2014
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"EL MIEDO A LA LIBERTAD"
Erich Fromm
I. LA LIBERTAD COMO PROBLEMA PSICOLOGICO
John Dewey: "La amenaza más seria para nuestra democracia no es la existencia de los Estados totalitarios extranjeros. Es la existencia en nuestras propias actitudes personales y en nuestras propias instituciones, de aquellos mismos factores que en esos países han otorgado la victoria a la autoridad exterior y estructurado la disciplina, la uniformidad y la confianza del líder. Por lo tanto, el campo de batalla esta también aquí, en nosotros mismos y en nuestras instituciones"
El análisis del aspecto humano de la libertad y de las fuerzas autoritarias obliga a considerar un problema general: el que se refiere a la función que cumplen los factores psicológicos como fuerzas activas en el proceso social; lo que conduce al problema de la interacción que los factores psicológicos, económicos e ideológicos ejercen en aquel proceso.
Diferencias entre el punto de vista del libro y los conceptos freudianos clásicos al respecto:
Freud aceptaba la creencia tradicional en una dicotomía básica entre hombre y sociedad, así como la antigua doctrina de la maldad de la naturaleza humana. El hombre, según Freud, es un ser fundamentalmente antisocial. La sociedad debe domesticarlo, concederle unas cuantas satisfacciones directas de aquellos impulsos que, por ser biológicos, no pueden extirparse; pero en general la sociedad debe purificar y moderar hábilmente los impulsos básicos del hombre. Como consecuencia de esta represión, los impulsos se transforman en tendencias que posee en valor cultural y que llegan a constituir la base humana de la cultura (SUBLIMACION).
La relación del individuo con la sociedad en la teoría de Freud es en esencia de carácter estático: el individuo permanece virtualmente el mismo, y tan solo sufre cambios en la medida en que la sociedad ejerce una mayor presión sobre sus impulsos naturales (obligándolo así a una mayor sublimación) o bien le concede mayor satisfacción (sacrificando de este modo la cultura).
Contrariamente al punto de vista de Freud, el análisis que se ofrece en este libro se funda sobre el supuesto de que el problema central de la Psicología es el que se refiere al tipo especifico de conexión del individuo con el mundo, y no con el de la satisfacción o frustración de una u otra necesidad instintiva per se, además de que no se ve la relación entre individuo y sociedad como de carácter estático. Las inclinaciones de los hombres no forman parte de una naturaleza humana fija y biológicamente dada, sino que resultan del proceso social que crea al hombre.
(La tarea propia de la Psicología social es la de comprender este proceso en el que se lleva a cabo la creación del hombre en la historia. Pero no solamente el hombre es producto de la historia, sino que también la historia es producto del hombre. La solución de esta contradicción aparente constituye el campo de la Psicología social.)
Pero igual que no comparte el punto de vista freudiano, también se rechazan aquellas teorías que desprecian el papel del factor humano como uno de los elementos dinámicos del proceso social (ej. Durkheim). El supuesto común de estas doctrinas es que la naturaleza humana no posee un dinamismo propio, y que los cambios psicológicos deben ser entendidos en términos de nuevos hábitos, como adaptaciones a nuevas formas culturales.
Aun cuando no exista una naturaleza humana prefijada, no podemos considerar dicha naturaleza como infinitamente maleable y capaz de adaptarse a toda clase de condiciones sin desarrollar un dinamismo psicológico propio. La naturaleza humana, aun cuando es producto de la evolución histórica, posee ciertos mecanismos y leyes inherentes, cuyo descubrimiento constituye la tarea de la Psicología.
Adaptación estática y dinámica: la estática es una forma de adaptación a las normas que deje inalterada toda la estructura del carácter e implique simplemente la adopción de un nuevo habito.
Por adaptación dinámica entendemos aquella especie de adaptación que ocurre, por ejemplo, cuando un niño sometiéndose a las ordenes de un padre severo, se transforma en un "buen chico" (porque lo teme tanto que no puede actuar de otra forma).
RESUMEN:
La naturaleza humana no es ni la suma total de los impulsos innatos fijados por la biología, ni tampoco la sombra sin vida de las formas culturales a las cuales se adapta de una manera uniforme y fácil; es el producto de la evolución humana, pero posee también ciertos mecanismos y leyes que le son inherentes. Hay ciertos factores en la naturaleza del hombre que aparecen fijos e inmutables: la necesidad de satisfacer los impulsos biológicos y la necesidad de evitar el aislamiento y la soledad moral. El individuo debe aceptar el modo de vida arraigado en el sistema de producción y distribución propio de cada sociedad determinada. En el proceso de adaptación dinámica a la cultura se desarrolla un cierto numero de impulsos que motivan las acciones y los sentimientos del individuo. Este puede o no tener conciencia de tales impulsos, pero en todos los casos ellos son enérgicos y exigen ser satisfechos una vez que se han desarrollado. Se transforman así en fuerzas poderosas que a su vez contribuyen de una manera efectiva a forjar el proceso social.
II. LA EMERGENCIA DEL INDIVIDUO Y LA AMBIGÜEDAD DE LA LIBERTAD
La libertad caracteriza la existencia humana. Su significado varía de acuerdo con el grado de autoconciencia del hombre y su concepción de sí mismo como ser separado e independiente, como entidad separada y distinta de la naturaleza y de los hombres que lo rodean. Sin embargo, esta autoconciencia siguió siendo muy oscura durante largos periodos de la Historia; el individuo permanecía estrechamente ligado al mundo social y natural del que había emergido. El proceso por el cual el individuo se desprende de sus lazos originales (proceso de individuación) parece haber alcanzado su mayor intensidad durante los siglos comprendidos entre la Reforma y nuestros tiempos.
En la vida del individuo encontramos el mismo proceso. Un niño, al nacer, se transforma en un ente biológico separado de la madre. Sin embargo, desde el punto de vista funcional, permanece unido a la madre durante un periodo considerable.
Hay vínculos que existen antes de que el proceso de individuación haya conducido a la emergencia completa del individuo; son los llamados VINCULOS PRIMARIOS. Son orgánicos en el sentido de que forman parte del desarrollo humano normal, si bien implican una falta de individualidad, también otorgan al individuo seguridad y orientación (son los vínculos que unen al niño con su madre, al miembro de una comunidad primitiva con su clan, etc).
Una vez alcanzada la etapa de completa individuación y cuando el individuo se halla libre de sus vínculos primarios, una nueva tarea se le presenta: orientarse y arraigarse en el mundo y encontrar la seguridad siguiendo caminos distintos de los que caracterizaban su existencia preindividualista.
(Toda sociedad se caracteriza por determinado nivel de individuación, mas allá del cual el individuo no puede ir.)
El otro aspecto del proceso de individuación consiste en el aumento de la soledad, surgiendo el impulso de abandonar la propia personalidad, de superar el sentimiento de soledad e impotencia, sumergiéndose en el mundo exterior. Los intentos de reversión toman necesariamente un carácter de sometimiento, en el cual no se elimina nunca la contradicción básica entre la autoridad y el que a ella se somete.
Sin embargo, la sumisión no es el único método para evitar la soledad y la angustia: el ideal, que no desembocaría en conflictos, seria la relación espontánea hacia los hombres y la naturaleza, relación que une al individuo con el mundo sin privarlo de su individualidad.
La individuación es un proceso que implica el crecimiento de la fuerza y de la integración de la personalidad individual, pero es al mismo tiempo un proceso en el cual se pierde la originaria identidad con los otros. La creciente separación puede desembocar en un aislamiento que posea el carácter de completa desolación y origine angustia e inseguridad intensas, o bien puede dar lugar a una nueva especie de intimidad y de solidaridad con los otros.
Mientras el proceso de individuación se desarrolla automáticamente, el crecimiento del yo es dificultado por un cierto numero de causas individuales y sociales. La falta de
sincronización entre estos dos desarrollos origina un sentimiento insoportable de aislamiento e impotencia, y esto a su vez conduce a ciertos mecanismos psíquicos de evasión.
La adaptación del hombre a la naturaleza se funda sobre todo en el proceso educativo y no en la determinación instintiva; el instinto es una categoría que va disminuyendo, si no desapareciendo, en las formas zoológicas superiores, especialmente en la humana.
La existencia humana empieza cuando el grado de fijación instintiva de la conducta es inferior a cierto limite, cuando la adaptación a la naturaleza deja de tener carácter coercitivo, cuando la manera de obrar ya no es fijada por mecanismos hereditarios. En otras palabras, la naturaleza humana y la libertad son inseparables desde un principio. La noción de libertad se emplea aquí no en el sentido positivo de "libertad para", sino en el sentido negativo de "libertad de", es decir, liberación de la determinación instintiva del obrar.
Una imagen particularmente significativa de la relación fundamental entre el hombre y la libertad la ofrece el mito bíblico de la expulsión del hombre del Paraíso. El mito identifica
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