Modelo Social
elizabeth20128825 de Noviembre de 2013
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EL NUEVO MODELO SOCIAL
1) Corrientes del Pensamiento Social.
Las corrientes del pensamiento social son un sistema filosófico basado en la experiencia y el conocimiento empírico de los fenómenos naturales, en el cual la metafísica y la teología son sistemas de conocimientos imperfectos e inadecuados. Entre ellas se encuentras las siguientes:
a) Marxismo:
Llamamos marxismo al conjunto de ideas políticas, económicas y filosóficas que nacen con la obra de Karl Marx, pero que van unidas al activismo obrero y que posteriormente han sido desarrolladas por muchos autores. El marxismo es la doctrina o cuerpo ideológico que corona con genial coherencia las tres fuentes ideológicas más avanzadas de la Europa del Siglo XIX: el socialismo francés, la filosofía clásica alemana y la economía política inglesa.
Si el liberalismo había removido las bases del mundo medieval que agonizó durante la “Edad Moderna”, el nacimiento del marxismo va a sacudir hasta sus más profundas raíces el pensamiento del siglo XIX. Como dicen Marx y Engels en sus primeras palabras del Manifiesto Comunista: “Un fantasma recorre Europa, el fantasma del comunismo”. Nada mejor que esa frase para comprender lo que significó el marxismo en su época.
El liberalismo había cuestionado la legitimidad del poder basado en la voluntad de Dios, había proclamado la libertad de conciencia y había reconocido la libertad económica como “natural”. Todo eso había escandalizado a los conservadores que seguían soñando con un mundo teocéntrico, estático y cerrado. Pero el mensaje marxista, para la Europa de su tiempo, es mucho más conmocionante aún, porque venía a decir que Dios era un invento de las clases dominantes para adormecer a los pobres, que era inevitable la inminente supresión de toda forma de propiedad privada y anunciaba el arribo de un paraíso terrenal, sin dios, sin familia ni propiedad, donde todo, incluso las mujeres y los hijos sería propiedad de todos, hasta llegar a suprimir al mismo Estado. Para colmo, estas ideas no eran fruto de una mente afiebrada sino el enjundioso trabajo de un economista serio, estudioso y extremadamente detallista en sus razonamientos.
En general, la mayoría de las personas creen que el marxismo consiste en suprimir la propiedad privada y entregar el manejo de la economía al Estado. Esta es una simplificación extrema del pensamiento de Marx, que es sumamente elaborado y complejo. Lo primero que sorprende al que acomete la ardua tarea de leer las obras de Marx, en especial los tres voluminosos tomos de “El Capital” es que Marx casi no habla ni de socialismo, ni de comunismo, sino que se refiere exclusivamente a la crítica del sistema capitalista.
Gracias a la tecnología hoy podernos hacer con facilidad un recuento de palabras en esta abrumadora obra, y podemos comprobar que en “El Capital” que a lo largo de sus miles de páginas se menciona 6468 veces la palabra “Producción”, 7979 veces “trabajo”, 2238 “plusvalía”, 06792 veces “valor”, mientras que sólo se menciona 3 veces la palabra “socialismo” y 4 veces “comunismo”. Como si esto fuera poco, cuando buscamos la palabra “socialismo” vemos que las tres veces que la menciona lo hace ‘para criticar al socialismo de Proudhon; y cuando rastreamos el vocablo “comunismo” encontramos que tres veces se usa para hablar del “comunismo de las tribus primitivas” y la otra mención es en carácter peyorativo: En el Capítulo 37 del torno 30 dice “Sé que si establezco esta comparación me acusarán de comunismo. Y para nuestra sorpresa, no hay otra mención al comunismo, ni al socialismo en su obra magna Este recuento estadístico se hace con una finalidad específica, que intentemos mirar la doctrina de Marx desprendiéndonos de los prejuicios y simplificaciones que suelen hacerse.
El marxismo como teoría científica no es producto del trabajo en el laboratorio, y así como su surgimiento va a estar condicionado por las luchas de clases, su rol de ideología del proletariado revolucionario define su sentido último: su reinscripción en la lucha revolucionaria como “guía de la acción”. Su realización histórica se encuentra en la práctica social del proletariado, transformándose así en fuerza material de cambio por lo que es imposible referirse al marxismo como teoría científica sin hacerlo al mismo tiempo con su expresión en la práctica política revolucionaría.
Estos dos niveles, diferentes pero internamente ligados, teoría y práctica revolucionaria serán los dos ejes centrales que mencionaremos a continuación.
El marxismo como teoría. Las diversas concepciones con que se interpretaban hasta Marx y Engels los fenómenos históricos suponían, de una u otra forma, el idealismo filosófico. Todo proceso concreto era entendido como un momento de la realización de un principio ideal, ya sea directamente religioso (voluntad divina) o metafísico filosófico (la realización de la Idea Absoluta, del destino de Libertad, de Nacionalidad, etc.). Así, se fundamentaban las diversas “filosofías de la historia” que, para los fundadores del marxismo, no serían en definitiva más que ideologías de las diversas clases dominantes. El orden existente, basado en la explotación de clase, encontraba en los principios ideales que supuestamente movían los hechos de la historia humana una garantía absoluta que los legitimaba y justificaba.
La revolución teórica que opera Marx desde la perspectiva del proletariado supone un cambio radical de los términos en que se planteaba el problema e inaugura un nuevo espacio teórico, no regulado por la elaboración de principios ideales imaginarios, sino por el conocimiento de las leyes objetivas del campo social especifico en estudio: el Materialismo Histórico. Ciencia que sacará el problema del terreno de las “filosofías de la historia” y que obrará condicionando la elaboración de las bases de una nueva filosofía: el Materialismo Dialéctico.
Análisis de clases:
Los marxistas consideran que la sociedad capitalista se divide en clases sociales, de las que toman en consideración principalmente dos:
La clase trabajadora o proletariado: Marx definió a esta clase como «los individuos que venden su mano de obra y no poseen los medios de producción», a quienes consideraba responsables de crear la riqueza de una sociedad (edificios, puentes y mobiliario, por ejemplo, son construidos físicamente por miembros de esta clase; también los servicios son prestados por asalariados). El proletariado puede dividirse, a su vez, en proletariado ordinario y lumpenproletariado, los que viven en pobreza extrema y no pueden hallar trabajo lícito con regularidad. Éstos pueden ser prostitutas, mendigos o indigentes.
La burguesía: quienes “poseen los medios de producción” y emplean al proletariado. La burguesía puede dividirse, a su vez, en la burguesía muy rica y la pequeña burguesía: quienes emplean la mano de obra, pero que también trabajan. Éstos pueden ser pequeños propietarios, campesinos terratenientes o comerciantes.
Para el marxismo, el comunismo sería una forma social en la que la división en clases habría terminado, la estructura económica sería producto de “la asociación de los productores libres”, y la producción y distribución de los bienes se efectuaría según el criterio “de cada cual de acuerdo a su capacidad; para cada cual según sus necesidades”.
El marxismo y la religión
El marxismo ha sido tradicionalmente opuesto a todas las religiones. Marx escribió al respecto que "el fundamento de la crítica irreligiosa es: el ser humano hace la religión; la religión no hace al hombre" y la frase cuyo final se haría célebre:
La miseria religiosa es, por una parte, la expresión de la miseria real y, por la otra, la protesta contra la miseria real. La religión es el suspiro de la criatura oprimida, el corazón de un mundo sin corazón, así como es el espíritu de una situación carente de espíritu. Es el opio del pueblo.
La referencia al opio ha prestado a una interpretación vulgar ya que éste no es, como suele suponerse, un estupefaciente ni tampoco un alucinógeno, sino un narcótico analgésico. Este equívoco del lector contemporáneo ha derivado en una confusión frecuente respecto de la sentencia marxista. La cita completa revela el por qué de la referencia a un opiáceo: jamás pretende que la religión se considere una forma de degradación intelectual ni tampoco una mera ilusión generada por las clases dominantes (interpretación no marxista que suprimiría la idea que éste tenía de la ideología, esto es, la ilusión de universalidad dentro de cada clase), sino que la religión sea, por el contrario, el anestésico necesario de la sociedad entera frente a la alienación social y de las clases oprimidas frente a sus condiciones materiales de existencia.
En Marx, la crítica de la religión no es una defensa del ateísmo, sino la crítica de la sociedad que hace necesaria a la religión. La supresión de estas condiciones y la realización plena de la comunión humana se desvincula de la condición biológica, proyectándose "al cielo" como intervención divina en una parusía futura, particularmente en el especial caso del cristianismo, en vez de construirse políticamente mediante la abolición de la propiedad privada y la división del trabajo. El fundamento filosófico del rechazo marxista de la religión ha estado vinculado al desarrollo del materialismo dialéctico por parte de Engels y Lenin.
En cualquier caso, ha habido diversos teóricos que consideran que ser marxista y religioso es compatible. Dentro de ellos
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