Naturaleza Y Conservacion

Capitulo 1

Naturaleza y conservación desde la teoría de la sociedad del riesgo

Leticia Durand

Los procesos de degradación ambiental, tales como la deforestación, la erosión o la contaminación del agua y el aire están modificando el aspecto y la dinámica de nuestro entorno físico. Estos cambios son provocados por el desarrollo de nuestra sociedad, sin embargo, pocas veces observamos que esta transformación del ambiente físico también afecta mucho las nociones que utilizamos para entender la vida, obligándonos a buscar nuevas formas de pensar.

Uno de los rasgos distintivos del trabajo del sociólogo alemán Ulrich Beck es que coloca los procesos de degradación ambiental en el centro de su reflexión sobre la sociedad contemporánea y, de esta forma, nos obliga a repensar conceptos que con frecuencia consideramos claros e indiscutibles.

Una de las premisas centrales del trabajo del sociólogo alemán Beck, es la distinción entre primera modernidad y la segunda, a la que llama también modernidad reflexiva. En la primera modernización, las sociedades tenían claras fronteras territoriales delimitadas por los estados- nación. Estas y otras estructuras de la primera modernidad van diluyéndose a medida que los procesos de globalización y cambio tecnológico se acentúan y la sociedad se enfrenta a las consecuencias de su propia dinámica de existencia. La idea de segunda modernidad puede considerarse reflexiva, no en el sentido de que obligue a la sociedad a tomar conciencia o a pensar sobre su situación, sino más bien en que los efectos de la modernidad retornan inevitablemente hacia ella y la obliga a transformarse en un proceso no planeado.

Hasta mediados del siglo XX, el gran reto de la sociedad moderna era la cuestión de cómo producir y distribuir de forma equitativa riqueza o bienestar, y en este afán se alcanza capacidades productivas y tecnológicas que permiten superar carencias pero que al mismo tiempo, liberan una enorme cantidad de riesgos y peligros de intensidad nuca antes vistas.

Es claro que los riesgos no son un producto de la modernidad, pues la humanidad ha tenido que lidiar con situaciones inciertas. Hasta hace algunas décadas los riesgos estaban asociados a fenómenos externos que acechaban a las personas. Hoy además de los riesgos externos que acabamos de mencionar, estamos sujetos también a los riesgos manufacturados tales como el calentamiento global, contaminación, etc.

La emergencia de la sociedad del riesgo pone en entredicho situaciones, instituciones y conceptos con los que estábamos acostumbrados a lidiar, y nos dirige hacia un replanteamiento de nuestra comprensión de elementos tales como la ciencia el trabajo, el amor o la naturaleza. Es frecuente observar que dichos esfuerzos se dirigen hacia el intento de conciliar la conservación y el desarrollo, difundir el valor de la diversidad biológica, no obstante, pocas veces nos cuestionamos o dudamos sobre el carácter de aquello que queremos conservar y, la mayor parte de la veces, lo damos por sentado.

La naturaleza es considerada como un espacio aparte de lo humano, que puede ser manipulado y controlado científicamente a través de su análisis y su comprensión. Por lo tanto podemos

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