Nuevo papel del docente

Dentro de nuestro contexto el docente tiene que ser multitareas a eso agregarle la falta de recursos didácticos con los que cuente la escuela, hacen que el docente se perfile como un docente más del gremio escolar o del montón.

Al hablar de un docente que reúna muchas características favorables, con aptitudes sobresalientes y capacidades ilimitadas, es como buscar a un superhombre en un país subdesarrollado que se limita a dar lo necesario para solventar los requerimientos educativos que le aquejen.

Estas cualidades posiblemente, no todas pueden ser encontradas en países desarrollados, en donde sus recursos son ilimitados y ejercen una mayor inyección de recursos hacia la educación en sus diferentes niveles educativos; comparar un docente de un país desarrollado con un docente de un país subdesarrollado, no hay necesidad de hacer esta comparación.

Cada docente se desempeña en contextos diferentes pero eso no lo excluye de ser propositivo, de querer ser mejor, de prepararse, de autoevaluarse, de ser competitivo y de estar siempre a la vanguardia acorde a la nueva realidad que está viviendo y en sobre todo estar siempre adaptado a los cambios y reformas en lo que respecta a la educación.

Pensemos por un momento en cómo sería el alumno ideal, que sea estudioso, que se porte bien, que investigue, que tenga ganas de aprender, que sea crítico; seguramente cada uno esperará cualidades diferentes del alumno, pero se entiende que este alumno tiene muchas cualidades y virtudes que serán necesarias descubrir y explotar, así como deficiencias que habrá que subsanar.

Igualmente lo mismo sucedería con el docente, no se si existe alguno que reúna todas y cada una de las cualidades descritas en el documento, pero muchos de los docentes con los que me he topado se aproximan bastante. Lo que sí está claro es que, igual que al pensar en el alumno ideal buscamos la manera de enseñarles a serlo, el docente al igual debe de buscar la manera de idealizarse ante sus alumnos y ante sus colegas debe actuar de una manera profesional y responsable con su quehacer educativo y sobre todo demostrarlo en el aula dentro de su práctica docente.

El profesor ideal tiene que ser cercano a los alumnos, mantener una relación con ellos, que respetando la disciplina y la autoridad que le corresponden de pie a que los alumnos lo vean como un guía, una ayuda sujeta a lo que ellos necesiten. Sobre todo tiene que ser exigente en el trabajo, no dejar a los alumnos que se conformen con lo que saben y transmitirles el espíritu de auto superación día a día.

En los tiempos que estamos viviendo es necesario un docente tolerante y observador, que sepa adaptarse a los cambios y a la diversidad cultural de una manera inteligente. Debe llevar a cabo un modelo de enseñanza que rompa de una vez con la clase magistral en la que él habla y los alumnos devoren. Si queremos alumnos participativos necesitamos docentes activos, no en el sentido de que den la clase, sino que busquen muchos recursos y técnicas diferentes para ejercer su práctica docente.

Las autoridades educativas tienen la obligación de capacitar a los docentes y darles las herramientas necesarias para su desarrollo profesional, ofreciéndoles escuelas equipadas y que tengan los mínimos requisitos para desarrollar las actividades diarias de los alumnos y docentes.

Los docentes tienen que salir de su zona de confort para poder estar en los niveles que la sociedad exige y sobre todo que el mundo

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