Origen de la Bioética
lununubonitaMonografía30 de Mayo de 2012
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5 BIOETICA: HUMANIDAD Y NECESIDAD
Origen de la Bioética
A fines de la década de los 60, a pesar de la existencia y reconocimiento público de varios Códigos de Ética, se siguieron cometiendo faltas éticas en la experimentación con seres humanos. Los casos más emblemáticos son:
- En 1963, en el Jewish Chronic Disease Hospital de Brooklyn, se realizó experimentos en ancianos a los que se les inyectó células tumorales, sin su consentimiento.
- En 1965, en el Willowbrook State Hospital de Nueva York, se inyectó el virus de la hepatitis viral a niños discapacitados.
- En 1933 comenzó un estudio que sólo se finalizó en 1973, sobre la historia natural de la sífilis, en Tuskeegee (USA) en que un grupo de sujetos negros con sífilis no fueron tratados, a pesar de que se conocía el tratamiento para la afección y habiéndose malinformado a los sujetos de que estaban recibiendo el tratamiento apropiado.
- En 1969, se realizó el Estudio de Nutrición Vanderbilt, de Hagstrom, en que un grupo de mujeres embarazadas recibió sin dar consentimiento un cocktail con hierro radioactivo carente de valor nutritivo.
A comienzos de la década de los 70, motivado por esta serie de experimentos ilícitos en seres humanos a pesar de los códigos de ética vigentes, la eventual manipulación de microorganismos (con la consecuente potencial "guerra biológica" y el advenimiento de la manipulación genética de los seres vivos) llevaron al biólogo molecular especializado en oncología, Van Rensellaer Potter a realizar una reflexión moral -ethos- sobre las ciencias biológicas -bios-. Así, Potter acuñó el término "bioética", mencionado por primera vez en el artículo "Bioethics: the science of survival" (Potter 1970) y luego desarrollado con mayor profundidad en su clásico libro: "Bioethics: bridge to the future" (Potter 1971). En él, Potter visualiza un peligro de supervivencia de todo el ecosistema por la ruptura entre el saber científico y el saber humanístico, planteando que la solución para ello es el establecimiento de un puente entre la cultura científica y la humanista. Este puente es la bioética, cuyo objetivo primario es enseñar a usar el conocimiento en el campo científico-tecnológico "knowledge how to use knowledge"-. Potter plantea que la bioética debe unir los valores éticos, no sólo referidos al hombre sino a la biósfera, con los hechos biológicos para permitir la supervivencia del ecosistema.
Definición de Bioética
La Real Academia de la Lengua Española (2005)), define bioética como la aplicación de la ética a las ciencias de la vida. Para la Enciclopedia de Bioética [Reich 1978], se trata del estudio sistemático de la conducta humana en el ámbito de las ciencias de la vida y del cuidado de la salud, examinada a la luz de los valores y de los principios morales.
Existen diversos tipos de bioética [Sgreccia 1994, Gracia 1998], como la bioética general que se ocupa de los fundamentos y los valores originarios que sustentan la ética de la vida y sus fuentes documentales, así como de la utilización de microorganismos y los animales y plantas; la bioética especial que se ocupa de los grandes temas en el terreno médico y biológico; la bioética clínica, que examina las conductas de la práctica médica concreta y en los casos clínicos los medios correctos para desarrollar una conducta acorde
Animales de Experimentación
Si bien la investigación con seres humanos posee un marco referencial bioético bastante amplio, los aspectos bioéticos involucrados en la utilización de animales de experimentación en la investigación científica son más recientes y más circunscritos. Estos aspectos bioéticos cobran inusual connotación pública por parte de distintos movimientos sociales, entre los que destacan las agrupaciones ecologistas anti-viviseccionistas. Ellas sostienen la prohibición absoluta de usar animales de experimentación, lo que ha traído serios conflictos con la investigación biomédica que requiere de la realización previa de ensayos experimentales en animales, antes de ser realizados en seres humanos. Desde una perspectiva histórica, los primeros científicos que abordaron los problemas bioéticos del uso de los animales de experimentación fueron el zoólogo W. Rusell y el microbiólogo R. Burch [1959], al establecer la doctrina de las "Tres R" de la investigación animal: 1) Reemplazar, es decir, sustituir parcial o totalmente el uso de animales por modelos de computación; 2) Reducir, es decir, minimizar el número de animales por experimento, y 3) Refinar, es decir, disminuir la incidencia y severidad de los procedimientos utilizados en los animales. En Chile, en la mayoría de las instituciones universitarias en que se realiza investigación con animales, existen Comités de Bioética que velan porque se respeten algunas normas de cuidado de los animales.
En los últimos tiempos la experimentación animal se acompaña de una muy completa legislación, en especial en los países con amplio desarrollo en esta esfera, esta incluye leyes, reglamentos, políticas, lineamientos, comités de ética y códigos deontológicos, entre otros. Actualmente, la preocupación de las comunidades de investigadores es encontrar las formas de minimizar el sufrimiento y el sacrificio de los animales en aras de la ciencia, sin escatimar consideraciones ni costos, para con aquellos animales que inevitablemente deben ser utilizados en la experimentación, en especial si se trata de animales con un alto grado de sensibilidad (De Jesús, 2002).
Tenemos entonces que, para que una experimentación con animales sea considerada legal y éticamente admisible su propósito debe estar vinculado a la obtención de un bien mayor, como es la salud humana o animal. En caso de que los experimentos no estén relacionados con la salud, sólo se justifican si contribuyen en forma considerable al avance científico en relación a la constitución y fisiología de los seres vivos, y sería admisible únicamente en caso de que no existan vías alternativas. En todo caso, los experimentos deben cumplir con el rigor científico.
Para el caso de los experimentos que requieren de técnicas invasivas o intervenciones quirúrgicas, el animal debe ser mantenido inconsciente durante toda su duración y debe de proveerse de cuidados de asepsia y prevención de infecciones cuando no se requiera del sacrificio del animal. Si no es necesaria o factible la supervivencia del animal, deberá dársele muerte por procedimientos que aseguren el mínimo sufrimiento y un efecto inmediato (eutanasia) y debe declararse la muerte animal por animal ( SECALa, 1996; SECAL b, 1997) Si la naturaleza del experimento requiere que el animal sobreviva, hay que controlar su estado y evolución posterior, el cuidado post operatorio debe dirigirse a la reducción al máximo de las molestias y sufrimiento del animal.
En todos los casos, los experimentos deben ser realizados o supervisados por personas que tengan la experiencia apropiada y el entrenamiento para realizar procedimientos en animales vivos.
La pregunta más frecuente en relación a la utilización de animales de experimentación es si realmente es necesaria. Resulta innegable que en muchos casos no puede sustituirse al animal, pero también existen muchísimos otros casos en que el sufrimiento y la muerte del animal son totalmente innecesarios, y se les utiliza porque están al alcance del investigador, es más barato o por falta de creatividad
Pero, ¿qué conocemos acerca del dolor en los animales? En la actualidad se acepta de manera generalizada que cualquier procedimiento que cause dolor o distrés al humano, puede causarlo a los animales. Pero evaluar realmente la presencia de dolor en los animales se torna dificultuoso, por lo que se han establecido criterios que, de algún modo, permiten reconocer cuando existen condiciones de dolor. Observaciones clínicas como son el incremento o disminución de la defecación y de la orina, la pérdida de peso, los cambios en el comportamiento y la inmovilidad son signos clínicos de dolor y distrés que evidencian la presencia del dolor en los animales de laboratorio empleados en investigaciones de manera general. Algunas especies, como los roedores, adoptan aptitudes poco habituales, como que se encuentren recostados y los cambios en la apariencia del vello corporal Se han establecido además, los criterios para aplicar eutanasia en animales moribundos, entre éstos tenemos: una rápida pérdida de peso en pocos días (15 al 20 %); expansión del área de caídas de pelos; diarreas prolongadas (3 días); signos clásicos de neoplasia; signos del sistema nerviosos central como tremores y parálisis, sangramientos; orina muy descolorida; lesiones que interfieran en comer o beber (De la Torre et al, 2001).
Las
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