PENSAR LA INFANCIA DESDE AMÉRICA LATINA: UN ESTADO DE LA CUESTIÓN

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CAPITULO.

Narrativas del daño moral de niños y niñas en experiencias de límites extremos

Marieta Quintero Mejía, Jennifer Mateus Malaver y Natalia Montaño Peña

Las narrativas son una estrategia de formación del ciudadano en la medida que los relatos, los cuales retratan la vida de los sujetos, permiten orientar a los ciudadanos hacia la comprensión del estado, sus características, sus problemáticas, sus virtudes, etc. De esta manera, se construye a partir de dichas narrativas, un pensamiento crítico acerca del estado el cual está constituido por la población y el territorio.

El daño moral en experiencias de límites extremos se refiere a las acciones o experiencias destructivas que recae(n) sobre un(os) sujeto(s), cuyos actos dolorosos no son ocasionados por fuerzas externas sino por agentes humanos.

En este sentido, es fundamental reconocer que las situaciones de vulneración de derechos no han sido solo vividas por poblaciones remotas ni por generaciones que desconocemos sino que hacen parte de los contextos cercanos en los cuales nos encontramos, por lo tanto para hacerlas visibles, las narrativas son una buena estrategia para lograrlo.

Ver como algo lejano las tragedias, significa de cierta manera, invisibilizar dichas experiencias al comprenderlas como algo que paso en otro lado y a otras personas y que nunca nos pasaría a nosotros. De esta manera, no se comprende la gravedad de los actos, las consecuencias que se generan, ni formas de cambiar dichas situaciones o de prevenirlas para que no vuelvan a pasar

De esta manera, las narrativas del daño moral son una forma de toma de conciencia acerca de la naturaleza frágil del sujeto y de su permanente exposición a situaciones de vulnerabilidad. En otras palabras, nos llevan a interrogar acerca de la fragilidad de la vida humana, es decir, a indagar por los sucesos exteriores que llevan a trastornar o a cambiar el rumbo de nuestras acciones y que nos convocan a estar alertas de poner a salvo nuestra vida.

En el acto de narrar pueden converger elementos de la propia experiencia, así como de experiencias de los otros percibidas y luego recreadas con palabras. Quien narra tiene la posibilidad de dar cuenta de un hecho desde sí y desde el otro (un otro narrado). Esa posibilidad permite hacer visibles verdades que de otra forma no hubiesen sido conocidas y hubiesen muerto en el olvido.

En este orden de ideas, cuando se habla de daño moral, se hace referencia a la fractura de la integridad física y simbólica de un sujeto a causa del abuso y excesivo sufrimiento causado por un perpetrador.

Precisamente, en este sentido, a pesar del sufrimiento de algunos niños y niñas en situaciones de malestar y dolor, éstos no abandonaron su naturaleza de seres necesitados o comunitarios, es decir vinculantes. En este caso, hay narrativas de hijos de sobrevivientes de la Shoá, cuya fuerza moral, así como la de niños y niñas sobrevivientes del conflicto interno colombiano, se orienta a denunciar e imputar responsabilidad tanto moral como política.

Las narrativas de hijos sobrevivientes del asesinato judío, contenían las experiencias emocionales de dolor y miedo. De un lado, se encontraban los relatos de quienes en su niñez conocieron de forma fragmentada la historia del horror de sus padres, pero, del otro, se encontraban narrativas referidas a la crueldad contra niños y niñas en el sistema totalitario. En esta reconstrucción narrativa, las escasas fotos, los cinturones, un pedazo de tela, las cartas, un pañuelo, o el jabón que había sido guardado son evidencias del Mal y de la marca.

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