Teoria del estado, países de América Latina
Natalia MayorgaResumen5 de Agosto de 2021
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NTRODUCCIÓN
Las ciencias sociales y muy especialmente las políticas se han interrogado durante buena parte de los últimos veinte años sobre el objeto de la disciplinas; se ha cuestionado si el objeto de estas y sus formas de abordaje metodológico, son realmente trascedentes para el quehacer científico, si se está produciendo el conocimiento pertinente para resolver las interrogantes y apremios que la América Latina del siglo XXI requiere; si estamos en capacidad de aportar el conocimiento para alcanzar y sostener la paz en la región e implementar modelos económicos y de administraciones públicas adecuados a la par de varias interrogantes, dos preocupaciones aparecen de manera especial, una es el cómo abordar el tema la democracia y su movimiento pendular entre las libertades de mercado (neoliberalismos) y los autoritarismos cívico militares tan en boga en la región durante los últimos quince años, y la otra sería el papel de la justicia, que garantice la procura del bien jurídico en nuestras sociedades considerando ese estado de cosas.
Las ciencias sociales a partir de estos cuestionamientos se preguntan además, sobre el papel político del hecho social, ¿cuáles valores debemos promover? Y ¿cuáles políticas si y cuáles no? ¿Cómo son los procesos de construcción de este tipo de políticas en el ámbito de la relación Estado/sociedad? ¿Cómo comprender las dinámicas que emergen bajo las condiciones socio-políticas actuales? Es decir un sinfín de cuestionamientos sobre un campo gigantesco de vicisitudes que agravan el momento preciso de dar sentido al oficio intelectual, planteándonos frente a un reto teórico, metodológico de lo político, convertir el conocimiento en palanca, para que el poder que sea capaz de garantizar las libertades, la democracia y la paz necesaria en nuestra región de América Latina.
Para 1995 los investigadores académicos latinoamericanos se formulaban varias preguntas, dentro de las que se destacan; ¿cuáles han sido los cambios más trascendentes que determinan la situación actual?; y ¿cómo los intelectuales podrían o deberían conducirse frente este panorama?, han sido múltiples las respuestas, unas más optimistas que otras, pero hay varios fenómenos a los que asistimos, que se erigen como referentes centrales para poder iniciar una reflexión y o revisión de los intereses intelectuales y científicos relacionados con el papel del Estado, la democracia y las relaciones (cada vez más versátiles) entre la sociedad y ese Estado necesario en nuestros países de América Latina.
“El Estado expresa la organización de un ente regulador de relaciones entre los individuos, dentro de un espacio determinado, donde comparten una cultura, historia, tradiciones y también determina su caracterización política, es decir; cómo se ha utilizado el poder, quiénes y para quienes lo han ejercido y cuáles han sido sus alcances y consecuencias para gobernados y gobernantes. Sin embargo, no ha sido un proceso determinado temporal ni espacialmente, tampoco se ha sucedido de forma inmediata sino transitoriamente desde formas sociales primitivas como sociedades no estatales, hasta constituirse en sociedades estatales y llegar a lo que se conoce hoy como Estado”.1
En ese orden de ideas, un conjunto de nuevos fenómenos y realidades presentes hoy día en la región latinoamericana hacen del Estado un objeto central de las ciencias jurídicas y políticas, para efectos de esta disertación, algunos pasan por el reconocimiento a lo interno de los Estado de derechos sociales de cuarta generación rompiendo esquemas dogmáticos, sociales y culturales; y la búsqueda de la paz, la democracia y el desarrollo no resuelto.
El acercamiento Cuba y Estados Unidos que representa el cambio de una política de más de 50 años de bloqueo económico a la isla, que se produce en un entramado de nuevos intereses, así como las discusiones de pacificación en Colombia, y el desencanto popular respecto a los resultados del viraje a la izquierda de los gobiernos latinoamericanos iniciado en la década de los años noventa, marcan coordenadas de explicaciones urgentes de nuestras disciplinas.
En la medida en que la cantidad y complejidad de los temas de incumbencia estatal aumenten, esperaríamos que aumente también la cantidad de las asociaciones de la sociedad civil destinadas al tratamiento especializado de temas específicos de política, los autores reconocen, además de la existencia de la variada problemática descrita, la dinámica participativa ciudadana que ha supuesto la incorporación de los ciudadanos al debate público.
El Estado como institución interactúa con otros actores, “La racionalidad desde la cual se manejan estos actores, involucra; creencias, valores, prácticas, modos, de concebir y hacer de la participación ciudadana, lo cual requiere de un conjunto de soportes que afianzan la visión de cada uno, pero que también han facilitado la relación entre la sociedad y el Estado a modo de mantener los mínimos márgenes de gobernabilidad democrática” 2
En palabras del autor Garita Alonso, “Todo esto ofrece múltiples sugerencias al estudioso de los fenómenos políticos, ya sea jurista, sociólogo, historiador o filósofo. Y los problemas que van apareciendo en la vida cotidiana del Estado con motivo de su existencia misma y de sus actividades piden un tratamiento conjunto para ser resueltos. Cualquier visión unilateral corre el riesgo de mutilar la riqueza y complejidad de la realidad política y dar soluciones que más tarde tendrán repercusiones funestas aun en la práctica”. 3
Se observa una apertura en cuanto a los enfoques de selección y tratamiento de los asuntos que están interesando a la ciencia política y a las jurídicas, es así entonces como lo señala Gallego y Cristian 4; y Goodin 5“…En el Nuevo Manual de Ciencia Políticas se plantea la configuración de un consenso relativo como salida al debate epistemológico, definiendo los enfoques teóricos/metodológicos que determinan el objeto de estudio en la Ciencia Política contemporánea. Así, se reconoce al carácter interdisciplinar como la forma de respaldar el dialogo conceptual y metodológico con las demás disciplinas que integran a las Ciencias Sociales y Humanas”.
En tal sentido y con base a los objetivos y metodología desarrollados en proyectos de investigación interrelacionados por los investigadores, los cuales también están orientados a determinar dentro del estado del arte de la discusión, al Estado como objeto de estudio (teórico-normativo o empírico) en las ciencias sociales, jurídicas y políticas, para lo cual se realizó una revisión bibliográfica documental, analítica según las categorías tratadas, partiendo de la premisa que el Estado en un contenedor de problemas y retos para los procesos de investigación en tanto es un hecho histórico político y social más allá de una concepción normativa, de tal manera que la concepción del Estado como ente procesador de demandas exógenas (sociedad civil) necesita ser revisada.
MIRADAS AL ESTUDIO DEL ESTADO
La aproximación al estudio del Estado como actor político relativamente autónomo, dista mucho de la antigua concepción jurídico-institucional que centraba al Estado como instancia estática de estudio, no se trata de estudiarlo como objeto teórico-filosófico, se trata de estudiar las formas en que éste, como actor central, genera o influye en la estrategia política y valorar esa dinamicidad dentro de un sistema político integrado por interrelaciones de diversa intensidad (políticas económicas y sociales), avanzar a una visión compleja que coadyuve a flexibilizar los enfoques sobre el mismo.
Respecto a la crisis de la Ciencia Política señaló Giovanni Sartori 6, que esta ha construido sus explicaciones (fundamentalmente) desde la visión empírica, sin embargo existe gran prolijidad de concepciones teóricas sobre su objeto de estudio, que se expresan en un muy desarrollado pluralismo teórico, que cumple con una doble función; complejizar la selección de los objetos de investigación, pero al mismo tiempo facilita la construcción de paradigmas y la discusión del campo científico de la disciplina.
Al referirse al tema y desde una concepción ubicada en una perspectiva latinoamericana César Cansino ha señalado 7 que en el estudio de la ciencia política define su objeto de estudio a partir de la realidad política, instituciones, prácticas, procesos, procedimientos, sujetos, acciones, sentidos, símbolos, significados, y por el otro lado de la indagación científica y producción teórica. Todos estos aspectos son identificables como necesarios para comprender las dinámicas de poder que se dan a lo interno del Estado como constructo social, jurídico y político8.
Esta concepción concibe la problematización, descansa en la relación Estado, economía y la sociedad civil reconociendo además los cambios espectaculares de esa relación desde el papel desarrollista y sus críticas; que dieron lugar al diseño y aplicación de reformas económicas e institucionales típicas de las década de los años ochenta y noventa, ahora los que tomaron parte de esos procesos, incluso a nivel multilaterales– reflexionan con sentimientos ambivalentes acerca de los resultados, se impone un cambio de rumbo y en consecuencia, la reforma del Estado, sus instituciones y su capacidad de definir políticas en áreas imposibles de transferir al sector privado, deben ser consideradas como responsabilidades centrales del Estado, es decir traer al Estado de vuelta9. Estas reflexiones están en la mesa de discusión desde finales los años ochenta y este trabajo abona a la construcción de una reflexión del papel de la ciencia política y jurídica al respecto.
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