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PIERRE BOURDIEU


Enviado por   •  28 de Agosto de 2013  •  7.918 Palabras (32 Páginas)  •  411 Visitas

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INTRODUCCION

La sociología surge en la modernidad durante el siglo XIX, junto con el Socialismo, como respuesta a la necesidad de analizar científicamente las transformaciones y desafíos de la sociedad capitalista en expansión.

Bourdieu construye su teoría, aportando un pensamiento crítico original basado en los pensadores que le antecedieron en la fundación de la disciplina como son Marx, Durkheim y Weber. También abreva en los paradigmas de la lingüística, la etnología, el psicoanálisis. El define su aporte científico como constructivismo estructuralista o estructuralismo constructivista.

La teoría de Bourdieu, aún inscribiéndose en el materialismo, se podría definir con Marx y contra Marx, como lo analiza en detalle Gutiérrez “la ruptura con el marxismo se expresa fundamentalmente en la extensión de los conceptos de capital y de interés a otros campos sociales que el económico de este modo, pueden explicarse todas las prácticas, incluso aquéllas que se pretenden desinteresadas o gratuitas así, puede hablarse de diversas economías orientadas hacia fines no estrictamente económicos, como la economía de la religión con la lógica de la ofrenda; la economía del honor con el intercambio de dones y contradones, de desafíos y de respuestas; la economía de los intercambios lingüísticos con su lógica específica y sus reglas propias de funcionamiento, etc.

Por eso coloca en el centro de la teoría sociológica la problemática del consenso, es decir, la pregunta por la articulación entre las desigualdades materiales y culturales, entre la desigualdad y el poder” y agrega Flachsland, “Bourdieu se prohíbe reducir las lógicas de cada uno de los campos que estudia a una lógica mayor, la de la acumulación de capital (aunque en más de un pasaje reconoce su primacía)”.Su pensamiento no puede ser catalogado pues como él mismo decía “la lógica de la clasificación es la lógica de la simplificación”.

LA SOCIOLOGÍA DE PIERRE BOURDIEU

La obra sociológica de Pierre Bourdieu se destaca como una de las más imaginativas y originales de la post-guerra, hasta el punto de que el autor comienza a ser considerado ya en vida como un clásico de las ciencias sociales. Así, una reciente encuesta ha demostrado que Les Héritiers (1964), La Reproduction (1970) y La Distinction (1979) figuran entre los libros más leídos y estudiados hasta hoy por los sociólogos e intelectuales europeos. Su obra más reciente, La misère du monde (1993), se convirtió - inesperadamente para un trabajo de investigación sociológica - en un best-seller. Últimamente su pensamiento sociológico ha logrado filtrarse también en el ámbito anglosajón a raíz de sus seminarios en universidades americanas (como el famoso de Chicago, en el invierno de 1987) y, sobre todo, de la traducción al inglés de sus obras más significativas. Finalmente, publicaciones como Raisons pratiques (1994), que recogen conferencias pronunciadas en diferentes partes del mundo - incluyendo Japón y Alemania - dan una idea de la resonancia internacional creciente del pensamiento de este autor.

El paradigma sociológico bourdieusiano es extraordinariamente polifacético y complejo, por lo que resulta punto menos que imposible exponerlo cabalmente dentro de los estrechos límites de un artículo. En lo que sigue nos proponemos introducirnos en él a partir de dos de sus categorías centrales - el del habitus y el del campo - , con la esperanza de que, justamente debido a su posición central, nos permitan aflorar por proyección o resonancia las principales categorías que estructuran esta teoría sociológica. Pero antes, y para mayor claridad, intentaremos situar la obra de Bourdieu en el vasto contexto de las teorías sociológicas contemporáneas.

LA PROBLEMÁTICA CONSTRUCTIVISTA EN SOCIOLOGÍA

Es muy significativo que el propio Bourdieu haya caracterizado su paradigma sociológico como “constructivismo estructuralista” (1987, 147), lo que equivale a autoclasificarse dentro de la corriente constructivista hacia donde convergen en nuestros días los trabajos de autores muy relevantes en el campo de las ciencias sociales.

La problemática constructivista no constituye una nueva escuela ni una nueva corriente homogénea desde el punto de vista teórico o metodológico. Se trata más bien de un espacio de problemas y de cuestiones, a los cuales giran los trabajos de un número significativo de investigadores, pese a la diversidad de sus tradiciones y de sus itinerarios intelectuales. Podemos identificar, sin embargo, una doble serie de convergencias tendenciales entre los autores catalogables bajo este rótulo.

La sociología ha heredado de la vieja filosofía social, como las oposiciones entre idealismo y materialismo, entre sujeto y objeto, entre lo colectivo y lo individual. Bajo esta perspectiva podríamos decir que el constructivismo pretende superar a la vez el “sicologismo” de Emilio Durkheim, que valoriza lo colectivo a expensas de lo individual, y el “individualismo metodológico” que valoriza al individuo a expensas de lo colectivo y estructural.

En segundo lugar, y en términos más positivos, se trata de aprehender las realidades sociales como construcciones históricas y cotidianas de actores individuales y colectivos, construcciones que tienden a substraerse a la voluntad clara y al control de estos mismos actores.

En relación con lo anterior, los constructivistas convergen en una tesis fundamental que los caracteriza más que cualquier otra: en este proceso histórico, las realidades sociales son a la vez objetivadas e interiorizadas. Es decir, por una parte remiten a mundos objetivados (reglas, instituciones...) exteriores a los agentes, que funcionan a la vez como condiciones limitantes y como puntos de apoyo para la acción; y por otra se inscriben en mundos subjetivos e interiorizados, constituidos principalmente por formas de sensibilidad, de percepción, de representación y de conocimiento. Se trata del doble movimiento, ya expresado otrora por Jean-Paul Sartre, de “interiorización de la exterioridad” y “exteriorización de la interioridad”. El lector habrá adivinado que éste es el espacio dinámico donde se sitúan tanto el habitus de Norbert Elías (concebido como “estructura interior de la personalidad”), como el habitus de Bourdieu (concebido a la vez como “esquema” y “disposición”) , la “conciencia práctica” de Anthony Giddens y la “sociedad interiorizada” de Peter Berger y Thomas Luckman.

En cuanto a las divergencias, los constructivistas difieren, entre otras cosas, en el mayor o menor

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