Pasivo A Corto Plazo
rosberynatha17 de Julio de 2013
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INTRODUCCION
La consideración de la ética en el mundo empresarial se ha convertido en moda en algunas épocas, especialmente cuando se constata que su inexistencia provoca daños en otros. En ese tiempo, es frecuente que personalidades de la vida pública aboguen por su necesidad, los voceros de las principales compañías se comprometan a que sus decisiones y actuaciones tengan a esa ciencia como principio orientador, se promulguen códigos de ética en las organizaciones, las entidades educativas especializadas en la docencia de la administración enfaticen o remocen los respectivos cursos deontológicos, y así hasta que pase su momento protagónico y llegue la siguiente ola de escándalos corporativos. Pero este enfoque es de baja efectividad ya que la ética poco sirve para cuando hay problemas, su verdadera utilidad es evitar que las dificultades aparezcan.
La ética no es moda, tampoco es el último filtro en las decisiones. Por un lado, como la filosofía, discurre de las cosas que "no pasan" (en doble sentido: permanentes y no novedosas), mientras otras disciplinas estudian lo que "está pasando". Así, hay principios éticos que son perennes, los cuales se desarrollaron en los temas de antropología filosófica de Persona y Organización, en Filosofía para la gerencia y, especialmente, en Ética General. Estos principios deben ser guía de actuación en el ámbito empresarial para toda persona y en todo momento. Como se vio en esas asignaturas, estos conceptos son ciertamente objeto de estudio, pero más importante es que sean interiorizados en cada uno, esto hace más difícil su vivencia, la hace ardua, trabajosa. Pero conlleva una gran ventaja: forma la conciencia y fomenta el autogobierno, donde el juez es el mismo que el juzgado.
Pero dado el cambiante ambiente de los negocios, el estudio de la respectiva deontología profesional permite analizar, a la luz de los referidos principios, los nuevos problemas que se van presentando en el tiempo. En este sentido, la ética de la empresa sí tiene un carácter dinámico, y le convienen metodologías didácticas activas como el método del caso.
Ética profesional:
Ética Profesional La profesión se puede definir como la actividad personal, puesta de una manera estable y honrada al servicio de los demás y en beneficio propio, a impulsos de la propia vocación y con la dignidad que corresponde a la persona humana. En virtud de su profesión, el sujeto ocupa una situación que le confiere deberes y derechos especiales, como se verá:
• La Vocación. La elección de la profesión debe ser completamente libre.
• La finalidad del trabajo profesional es el bien común. La capacitación que se requiere para ejercer este trabajo, está siempre orientada a un mejor rendimiento dentro de las actividades especializadas para el beneficio de la sociedad.
• Capacidad profesional. Un profesional debe ofrecer una preparación especial en dos sentidos: capacidad intelectual y capacidad moral. La capacidad intelectual consiste en el conjunto de conocimientos que dentro de su profesión, lo hacen apto para desarrollar sus labores.
• La capacidad intelectual consiste en el conjunto de conocimientos que dentro de su profesión, lo hacen apto para desarrollar sus labores.
• La capacidad moral es el valor del profesional como persona, lo cual da una dignidad, seriedad y nobleza a su trabajo, digna del aprecio de todo el que encuentra. Abarca no sólo la honestidad en el trato, no sólo en el sentido de responsabilidad en el cumplimiento de lo pactado, sino además la capacidad para abarcar y traspasar su propia esfera profesional en un horizonte mucho más amplio, hacia la búsqueda y construcción de una sociedad más justa y equilibrada.
• El profesional debe ejercer su función desde la más estricta honradez y fidelidad a los principios.
La responsabilidad profesional, es un caso paradigmático de responsabilidad moral que proviene del conocimiento especial que cada uno posee. El profesional debe dominar una parte especial del conocimiento avanzado, particularmente conocimiento que tiene que ver con el bienestar de los otros, que demarcan una profesión.
Deberes y derechos del profesional ético
La elección de la profesión debe ser completamente libre. La vocación debe entenderse como la disposición que hace al sujeto especialmente apto para una determinada actividad profesional. La elección de una carrera profesional, sin tomar en cuenta las cualidades y preferencias, sino, por ejemplo, exclusivamente los gustos de los padres, o los intereses de la familia, fácilmente puede traducirse en un fracaso que, en el mejor de los casos, consistiría en un cambio de carrera en el primero o segundo año, con la consiguiente pérdida de tiempo y esfuerzo.
Por otro lado, la finalidad del trabajo profesional es el bien común. La capacitación que se requiere para ejercer este trabajo, está siempre orientada a un mejor rendimiento dentro de las actividades especializadas para el beneficio de la sociedad, de lo contrario, una profesión se convierte en un medio de lucro o de honor, o simplemente, en el instrumento de la degradación moral del propio sujeto.
Lo ideal es tomar en cuenta el agrado y utilidad de la profesión; sin embargo, todo el mundo se inclina por naturaleza a la consideración de su provecho personal; la profesión gracias a esos mismos trabajos, deja una de las satisfacciones más hondas en el profesional.
Por otra parte, para Cortina y Sánchez (2001), citados por Fuentes (2006), un profesional debe ofrecer una preparación especial en triple sentido: capacidad intelectual, capacidad moral y capacidad física.
1. La capacidad intelectual consiste en el conjunto de conocimientos que, dentro de su profesión, lo hacen apto para desarrollar trabajos especializados. Estos conocimientos se adquieren básicamente durante los estudios universitarios, pero se deben actualizar mediante los cursos, revistas, conferencias y las consultas a bibliotecas.
2. La capacidad moral es el valor del profesional como persona, lo cual da una dignidad, seriedad y nobleza a su trabajo, merecedora del aprecio de todo el que encuentra. Abarca, no sólo la honestidad en el trato y en los negocios, en el sentido de responsabilidad y en el cumplimiento de lo pactado, sino además la capacidad para traspasar su propia esfera profesional en un horizonte mucho más amplio.
3. La capacidad física se refiere principalmente a la salud y a las cualidades corpóreas, que siempre es necesario cultivar físicamente, como buenos instrumentos de la actividad humana.
Es conveniente considerar ciertos deberes típicos en todo profesional. El secreto profesional es uno de estos; el profesional no tiene derecho de divulgar información que le fue confiada para poder realizar su labor, esto se hace con el fin de no perjudicar al cliente o para evitar graves daños a terceros. El profesional también debe propiciar la asociación de los miembros de su especialidad. La solidaridad es uno de los medios más eficaces para incrementar la calidad del nivel intelectual y moral de los asociados.
Por ello, al profesional se le exige especialmente actuar de acuerdo con la moral establecida, debiendo evitar defender causas injustas, usar sus conocimientos como instrumento de crimen y del vicio, producir artículos o dar servicios de mala calidad, hacer presupuestos para su exclusivo beneficio, proporcionar falsos informes, entre otros.
Cuando un profesional tiene una conducta honesta, dentro y fuera del ejercicio de su profesión, le atraerá confianza además de prestigio, lo cual no deja de ser un estímulo que lo impulsará con más certeza en el recto ejercicio de su carrera.
Por lo tanto, el profesional renuncia a sus intereses personales, cualesquiera que estos sean, y los pone al servicio de los intereses de su profesión, cuyo fundamento ético impide tomar al hombre como un medio, sino como un fin en sí mismo.
La fundamentación del sentido ético, tiene su conexión en la dignidad de la persona con su propio ser o como un ente que trabaja, donde la exigencia ética de eficiencia es generada por ese sentido ético que toma al hombre como un fin en sí mismo, y a la labor como algo digno de respeto.
Es por esto que la ética profesional se considera una fuerza moral en la que se apoya la profesión que un individuo ejerce, es decir, el fundamento ético del quehacer públicamente declarado y reconocido, ya que no depende sólo de ciertas normas o códigos de conductas de gremios profesionales relacionados con reglas morales; por lo que en esencia, al igual que el comportamiento moral, es libre, consciente y responsable de las consecuencias de los actos realizados, sino también de las decisiones que el individuo toma, ya que tiene relación íntima y directa con la calidad moral del trabajo realizado.
En un sentido profesional, la ética implica un modo de realizar el quehacer con vocación, responsabilidad, honestidad intelectual y práctica, que se denota en el compromiso moral con el trabajo profesional de cada ser humano, donde el saber no influye, sino
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