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Enviado por   •  11 de Julio de 2012  •  1.997 Palabras (8 Páginas)  •  695 Visitas

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LA ARQUITECTURA BARROCA EN GUATEMALA TEMPLOS Y CONVENTOS. CONSTRUCCIONES CIVILES

En lo que respecta a la arquitectura guatemalteca del siglo XVII, Enrique Marco Dorta expresa: Lo que más sorprende a quien contempla por primera vez los monumentos de Guatemala, es su masa, la sensación de estabilidad que producen y, al mismo tiempo, su falta de elegancia. Luego agrega que esos caracteres no son impu¬tables a sus autores. Son la consecuencia de los continuos terremotos.

En realidad, la historia de Guatemala es una cadena de terremotos, ruinas y traslados. A eso se debe la cons¬tante lucha de los arquitectos guatemaltecos para resol¬ver los problemas estéticos en las construcciones.

Dos sistemas emplearon los arquitectos guatemalte¬cos para preservar las torres de los templos del peligro de los terremotos. Uno de ellos consistió en darles excesiva anchura, tal como acontece en la iglesia de la Merced, San Francisco y en el santuario de Esquipulas, donde el cubo de las torres es tan ancho como la portada misma. E1 otro sistema consistió en renunciar a las torres, reem-plazándolas por una espadaña central, o bien englobán¬dolas en la propia fachada. El grosor de los muros y su escasa altura, impuso la necesidad de decorarlos en sus partes visibles -o sea en los piñones de las portadas-- lo cual se hizo desde el siglo XVII. La decoración de los frontones se hizo en el paramento de la fachada y también en los laterales.

Los monumentos barrocos del siglo XVII no pre¬sentan todavía caracteres especiales, salvo el sentido in¬dicado de las grandes proporciones impuesto por los temblores. Esas enormes proporciones de muros, anchas columnas y gruesos pilares pueden observarse muy bien en el edificio de la Universidad de San Carlos de Borro¬meo.

La composición de las fachadas de los templos del siglo XVII es todavía muy clásica y únicamente apare¬cen algunos ejemplos de la primera etapa del barroco como es la tendencia a multiplicar el número de las columnas. En todo el 'siglo XVII y aún en el XVIII, la influencia de la fachada renacentista de la Catedral ejer¬ce singular atractivo en los arquitectos guatemaltecos, aunque desde los primeros tiempos se manifiesta en los constructores el gusto por la abundancia decorativa. E:: algunas edificaciones, como en el hospital de Santiago la decoración es de carácter geométrico; en la Merced, los temas decorativos son en cambio de hojas y tallos muy menudos, recubriéndolo todo. El estuco o el yeso son ya elementos fundamentales en el barroco del ~ seiscientos antigueño.

Donde más se manifiesta cl estilo barroco es en las portadas planas de columnas o pilastras resaltadas. Du¬rante los primeros treinta años de siglo XVII, las fachadas antigüeñas son esencialmente seiscentistas. Después comienza a emplearse el arco conopial, que se presenta por lo común matado horizontalmente en la parte supe¬rior. Este arco, sin embargo, no llega a las fantasías crea¬das en México, Cuba o Venezuela, v da como resultado una arquitectura más sobria.

En forma temprana comienza a utilizarse en Guate¬mala-el soporte típico del siglo XVIII o sea el estípite, que tampoco alcanza las galas del usado en México. En Guatemala se prefiere y se difunde con gran extensión la pilastra que ha dado en llamarse almohadillada.

En sus Apuntes en torno al barroco guatemalteco; Ricardo Toledo Palomo, considera que El barroco guatemalteco, con su centro principal en la que es hoy la Antigua Guatemala, no puede ni debe excluirse en ¿in enfoque dedicado al estudio general del barroco ameri¬cano... Hay que hacer notar que el barroco guatemalteco es deudor a las expresiones artísticas europeas, y en es¬pecial a las españolas, y así como punto intermedió en¬tre el norte y el sur, guarda una intima relación con otras expresiones artísticas americanas, en constante flu¬jo y reflujo de aportaciones. Aún con esas vinculaciones el barroco antigüeño, y en consecuencia el de la Capita¬nía General, subordinado a él, posee características espe¬ciales y un sello personal que lo hacen diferente, lleván¬donos a considerar a este momento estético como la expresión más genuina de la conciencia artística guate¬malteca durante la época de dominación española.

Toledo Palomo dedica especial atención a los mate¬riales empleados en las construcciones barrocas de Anti¬gua. Anota que se da preferencia a una piedra de origen eruptivo, conocida como mal país. Sin embargo, deja constancia de que en Antigua no se observan construcciones hechas totalmente en piedra. Señala apenas como excepciones los casos de las portadas de las iglesias de Capuchinas, Escuela de Cristo y las columnas del palacio de los capitanes generales. E1 uso de las maderas sé en-contraba muy generalizado: Techumbres y artesonados; retablos, púlpitos y órganos; muebles e imágenes, consti¬tuyen prueba elocuente de su variada utilidad. Eran tan famosas las maderas de Guatemala, que en múltiples cró¬nicas se detallan las iglesias y edificios del Perú que fue-ron embellecidas con riquísimas maderas procedentes del reino de Guatemala.

Sin embargo, en la arquitectura barroca de Guate¬mala predomina el uso del estuco, emparentado con las yeserías mexicanas, que adorna y recubre, a veces total mente, las fachadas de iglesias y edificios. , El estuco constituye una decoración de escaso relieve que sé unifi¬ca a la estructura misma de los edificios. Las yeserías guatemaltecas utilizaban principalmente motivos fito¬mórficos y geométricos y en menor grado, escudos, car¬telas, ángeles rampantes, hojas cuadrifolias, angelillos, etc.

Las diversas épocas del barroco antigüeño pueden apreciarse a través de las apoyaturas o sostenes que fue¬ron usados durante cada fase.

La primera época del barroco guatemalteco sé ca¬racterizó por el uso de la columna helicoidal que recibe el nombre de salomónica, utilizada tanto en las fachadas de los monumentos arquitectónicos como en los reta¬blos. La columna salomónica es de origen antiquísimo y se incorporó al barroco europeo en la obra del baldaqui¬no de plata de Bernini, de la iglesia de San Pedro, en Roma, que copia las columnas helicoidales que pertene¬cieron presuntamente al templo del rey Salomón.

De Roma pasaron esas formas columnares a otros países europeos, entre ellos España y de aquí a América. Según estudios de Enrique Berlín, se

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