Pobreza Y Exclusión Como Mal Social
vianney_aguayo18 de Noviembre de 2014
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Pobreza y exclusión como mal social
Pobreza y exclusión son problemas que nos afectan desde hace décadas. Es necesario retomarlos para hacer notar la urgente necesidad de una reflexión colectiva seria y profunda, que evite la apropiación ideológica o política de la cuestión. Y al mismo tiempo que nos ayude a no acostumbrarnos a convivir con el escándalo de la pobreza sin atinar a buscar soluciones de fondo.
El termino pobreza, se refiere a la carencia de recursos para satisfacer necesidades consideradas básicas, que influyen en la calidad de vida de las personas. Es un término de connotaciones sobre todo económicas que también conlleva una categorización social. Alude a los medios con los que cuenta una persona para alcanzar unos estándares mínimos y participar con normalidad en la sociedad.
Se suele diferenciar entre pobreza absoluta y pobreza relativa.
La pobreza absoluta se refiere a una situación en la que ciertos estándares mínimos de vida (tales como nutrición, educación, salud o vivienda) no son alcanzados.
La pobreza relativa se utiliza para hablar de la existencia de desigualdades y se calcula por comparación con un nivel de vida considerado estándar para la población a la que se refiere. Significa que el individuo, por falta de recursos materiales, no participa de los hábitos y patrones de vida considerados normales en la sociedad en la que habita. En la Unión Europea, el umbral de la pobreza relativa se sitúa en el 60% de la mediana de los ingresos por unidad de consumo.
Pobreza absoluta y relativa
Las familias pueden vivir en situación de pobreza absoluta o relativa. La pobreza absoluta o extrema alude a una situación de carencias drásticas a las que están sometidas las familias o individuos debido a la falta de ingresos, lo que les impide satisfacer sus necesidades más elementales ―alimentación, vivienda y vestido―para poder vivir (Ortiz y Marco, 2006: 39-40). Al respecto, Sachs (2005:51) indica que las personas que viven en la pobreza absoluta padecen hambre crónica, no tienen acceso a la asistencia médica, ni tienen servicios de agua potable, ni de saneamiento.
Los ingresos de estas familias son tan bajos que no pueden costear la educación de alguno o de ninguno de los hijos ni pueden comprarles calzado, y las condiciones del hogar son tan precarias que tienen goteras y no pueden acondicionar la cocina para evacuar el humo generado por el fogón. Esto es, las personas que están en la pobreza extrema o absoluta andan descalzos, visten ropas muy deterioradas, están desnutridos, carecen de los servicios elementales como agua potable y drenaje, por lo que están expuestos al ataque de las enfermedades, padecen altas tasas de mortalidad infantil y tienen baja esperanza de vida. No tienen acceso a la educación, al crédito, a la justicia, a la libertad de expresión, entre otras tantas restricciones. En tanto que los pobres relativos son aquellos cuyo nivel de ingreso se sitúa por debajo de una proporción dada de la renta media; esto es, los relativamente pobres no tienen acceso a los bienes culturales, ni a actividades de ocio y diversión, y tampoco a una asistencia sanitaria ni a una educación de calidad, ni a otras ventajas que favorecen la movilidad social ascendente (Sachs, 2005:51).
Domínguez, Núñez y Rivera (2007), quienes han estudiado ampliamente la evolución de la pobreza en España y en la Unión Europea, señalan que la pobreza relativa “ha de entenderse siempre en el contexto de la población de la que el hogar forma parte, de manera que lo que debe objetivarse es cuando este no puede participar del nivel de vida de la sociedad”; es decir, los miembros del hogar con pobreza relativa tienen cubiertas sus necesidades básicas, aunque no se descarta que entre los pobres relativos exista también una proporción de familias que estén en la pobreza absoluta.
Por otro lado la Exclusión social, en general, se considera que este término supera al de pobreza, en el sentido de que no se define en términos puramente económicos sino de un tipo más amplio de participación en la sociedad.
Aunque no existe acuerdo entre los autores, las causas de la exclusión social son multidimensionales que se enmarcan en un proceso de pérdida de integración o participación del individuo en la sociedad, en uno o varios de estos ámbitos:
Económico (en la producción o en el consumo)
Político-legal (participación política, sistema administrativo, protección social, etc.)
Social-relacional (ausencia de redes o problemática dentro de las redes sociales o familir
Pobreza y exclusión son dos fenómenos conceptualmente diferentes aunque relacionados entre sí. Como en un círculo vicioso, la relación se potencia y retroalimenta en una suerte de sinergia negativa. La exclusión supone la primera pero la pobreza no necesariamente está asociada a la segunda.
Pobres son quienes con sus ingresos no alcanzan a cubrir una canasta de necesidades alimentarias y no alimentarias básicas. Indigentes, aquellos que ni siquiera pueden alimentarse. Excluidos, quienes no tienen cabida en la sociedad (económica, social, cultural y políticamente).
Factores, causas e historia:
Un «factor» y una «causa» no son exactamente lo mismo. Una «causa» puede ser algo que contribuye al origen de un problema, como la pobreza, mientras que un «factor» puede ser algo que contribuye a su perpetuación cuando ya existe.
La pobreza a escala mundial tiene muchas causas históricas: el colonialismo, la esclavitud, la guerra y las invasiones. Existe una gran diferencia entre estas causas y lo que llamamos los factores que mantienen las condiciones de pobreza. La diferencia reside en lo que podemos hacer hoy con respecto a ellos. No podemos volver atrás en la historia y cambiar el pasado. La pobreza existe. La pobreza tuvo sus causas. Sobre lo que potencialmente podemos actuar es sobre los factores que la perpetúan.
Es de sobras conocido que muchas naciones de Europa, enfrentadas a guerras devastadoras, como la primera o la segunda guerra mundial, se vieron reducidas a la pobreza, y su gente se vio obligada a vivir dependiendo de limosnas y caridad, escasamente sobreviviendo. En unas décadas, estos países han florecido en cuanto a renta doméstica real, y se han convertido en países desarrollados e influyentes, de prósperos habitantes. También sabemos que muchas otras naciones han continuado entre las menos desarrolladas del planeta, aunque se hayan gastado en ellas billones de dólares de supuesta «ayuda». ¿Por qué? Porque no se atacaron los factores de pobreza, sino sólo los síntomas. En un contexto macroeconómico nacional, un PIB (producto interior bruto) bajo no es pobreza en sí, es un síntoma de pobreza, como problema social.
Los factores de la pobreza (como problema social) que se listan a continuación, ignorancia, enfermedad, apatía, corrupción y dependencia, deben verse simplemente como condicionantes. No pretendemos ningún juicio moral. No son buenos ni malos, simplemente son.
Si es decisión de un grupo de gente, en una comunidad o sociedad, suprimir o reducir la pobreza, tendrán que observar e identificar estos factores (sin juicios de valor) y emprender las acciones para eliminarlos como vía para erradicar la pobreza. Estos cinco grandes factores, a su vez, contribuyen a la generación de otros elementos secundarios, como escasez de mercados, infraestructura pobre, carencia de liderazgo, mal gobierno, bajo nivel de empleo, conocimientos insuficientes, absentismo, escasez de capital y otros. Cada uno de estos problemas sociales están causados por uno de los cinco grandes factores, cada uno de ellos contribuye a la perpetuación de la pobreza y su erradicación es necesaria para la eliminación de la pobreza.
Examinemos brevemente cada uno de estos cinco grandes factores.
Ignorancia:
Ignorancia significa falta de información o de conocimientos. Es diferente a estupidez, que es falta de inteligencia, y a necedad, que es falta de sensatez. Las tres palabras se confunden con frecuencia y algunas personas suponen que su significado es el mismo. «El conocimiento es poder» dicen los ancianos. Por desgracia, algunos, conscientes de ello, intentan guardarse el conocimiento para ellos solos (como estrategia para obtener una ventaja injusta) e impedir que otros lo adquieran. No espere que si usted adiestra a alguien en algo en particular, o le da una información, este adiestramiento o información se transmita de forma natural al resto de la comunidad.
Es importante determinar qué información es la que falta. Muchos planificadores y personas con buenas intenciones de ayudar a una comunidad a fortalecerse creen que la solución es la educación. Pero la educación tiene muchos matices. Algunas informaciones no son importantes en una situación concreta. Saber que Romeo y Julieta mueren en un drama de Shakespeare no ayudará a un agricultor, pero sí saber qué tipo de semilla puede sobrevivir en el suelo que tiene que cultivar, y cual es imposible que prospere.
El adiestramiento de esta serie de documentos para el fortalecimiento de las comunidades incluye (entre otras cosas) la transferencia de información. Al contrario que en la educación general, que tiene sus propios métodos para seleccionar lo que abarca, la información que aquí se incluye está enfocada a reforzar la capacidad, no a la cultura general.
Enfermedad:
Cuando una comunidad tiene una alta tasa de enfermedad, el absentismo es considerable, la productividad baja y se genera menos riqueza. Aparte de la miseria, aflicción y muerte que derivan
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