Premilitar. En la Venezuela del siglo XX, la crisis que vivían los partidos afecta las bases del Estado.
abdallah12Ensayo15 de Noviembre de 2016
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República Bolivariana de Venezuela.
Ministerio del Poder Popular para la Educación.
U.E. San José de Tarbes El Paraíso.
Materia: Premilitar.
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Alumnos:
Hernández, Wilkelman #20
Iglesias, Sarai #22
Khawam, Abdallah #226
Andreina Serrada #36
Caracas, noviembre de 2014.
INTRODUCCIÓN
Antes de saber sobre la historia política del proceso constituyente debemos saber que el proceso constituyente, es el proceso fundacional de un Estado democrático que crea una nueva Constitución según la voluntad y las necesidades de los ciudadanos.
En la Venezuela del siglo XX, la crisis que vivían los partidos afecta las bases del Estado. Sin embargo, para reconstruirlo no bastaba con reformar unos artículos de la Constitución, ni con decretar la disolución del Congreso y la destitución de todos los jueces, ni con llenar de militares o ex-militares los cargos ejecutivos.
Para resolver la crisis en la cual nos encontrábamos al finalizar el siglo XX, no teníamos otra salida que no fuera la de realizar un proceso de reconstitución del sistema político, convocando a una Asamblea Constituyente. Esta idea fue planteada primeramente por el Frente Patriótico en 1991 y el Grupo de Estudios Constitucionales en 1992, a las pocas semanas del intento de golpe de Estado militarista que comanda el (para ese entonces) Teniente Coronel Hugo Chávez Frías contra el gobierno de Carlos Andrés Pérez. Este intento de golpe de Estado fue seguido de otro intento similar en noviembre de 1992. Un año después, en 1993, el Presidente de la República Carlos Andrés Pérez fue enjuiciado y lo sustituyó transitoriamente el Presidente Ramón J. Velázquez hasta terminar el período constitucional. La elección presidencial de 1993 pudo haber constituido la apertura de la vía democrática para el cambio político que era indispensable, pero lamentablemente la opción popular se inclinó por el menos indicado para hacer algún cambio, el Presidente Rafael Caldera, bajo cuya presidencia el sistema político de partidos entró en la crisis terminal definitiva.
La exigencia de cambio político al final del período constitucional del Presidente Caldera era incontenible, y ante el deterioro y desmoronamiento de los partidos, especialmente Acción Democrática y COPEI, el candidato popular que había apostado por un cambio, Hugo Chávez Frías, ganó la elección presidencial el 6 de diciembre de 1998. Con esta decisión del pueblo venezolano se abrió la posibilidad de una vía democrática para un cambio político. El reto era convocar democráticamente a una Asamblea Constituyente para reconstruir el sistema político ejerciendo nuestra soberanía. La conclusión de la crisis terminal en la cual nos encontrábamos, por tanto, no era otra que reconstituir el sistema político para lo cual no sólo debía seguir siendo democrático, sino ser más democrático.
Para emitir una observación más profunda sobre este tema se plantea como objetivo, estudiar el proceso constituyente venezolano de 1999 desde su perspectiva jurídica, social, económica y política.
Origen del proceso constituyente en Venezuela
En Venezuela se ha tenido solo dos Asambleas Constituyentes en el sentido estricto mismo; la del Congreso General de 1811 que se reunió en la ciudad de Caracas con el fin de construir al Estado venezolano luego de independizarse de España; y la del Congreso Constituyente en 1830 concentrados en la ciudad de Valencia convocados por el Presidente José Antonio Páez con el objetivo de reconstruir la situación del Estado venezolano luego de la separación de la Gran Colombia.
Después de haber establecido el Estado venezolano como un Estado autónomo, ha habido más Asambleas Constituyentes pero no con el propósito de construir un Estado sino de reconstruir el sistema político y para lograr esto se debe reformar la Constitución, entre estas Asambleas Constituyentes más importantes son las de 1864, 1901 y 1947. Finalizando con la última Asamblea Constituyente formada en el año 1999. Por lo tanto las constituciones que
Justificación Jurídica
Un proceso constituyente se puede elaborar siempre y cuando se cumplan los artículos 347 y 348. El artículo 347 comienza especificando que lo esencial en este proceso, es que el pueblo de Venezuela sea el depositario del poder constituyente originario y que como consecuencia de haber ejercido este poder, puede convocar una Asamblea Nacional Constituyente “con el objeto de transformar el Estado, crear nuevo ordenamiento jurídico y redactar una nueva Constitución”.
Y en el artículo 348 se expresa que la iniciativa de convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente corresponde al Presidente de la República en Consejo de Ministros; a la Asamblea Nacional, mediante acuerdo de la dos terceras partes de sus integrantes; a los Consejos Municipales en cabildos, mediante el voto de las dos terceras partes de los mismos; y al quince por ciento de los electores inscritos en el registro electoral.
Justificación política
La propuesta de convocar un proceso constituyente que diera como resultado una nueva Constitución nacional en la que se expresara el nuevo proyecto de país, fruto de la voluntad decambio de las mayorías, fue una propuesta bien acogida desde la campaña electoral de 1998. La Constitución venezolana de 1999, resultado de ese proceso constituyente, permitió la fundación de un modelo democrático queconjuga representación y participación directa,sobre la base del reconocimiento deuna larga lista de derechos humanos en todas las áreas de la vida social.
La incapacidad e incomprensión del liderazgo político que efectuó y desarrolló el sistema político de Estado Democrático Centralizado de Partidos determinado a raíz de la Revolución de Octubre de 1945, constitucionalizado por la Asamblea Constituyente de 1946-1947 y reestablecido por el Congreso Constituyente de 1958; de introducirle los cambios precisos que requería para que permitieran efectivamente su transición hacia un Estado Democrático Descentralizado y Participativo, condujeron a la crisis terminal del sistema que se inició en 1989, que terminó de surgir a partir de 1992, que dio lugar a la elección presidencial de 1998, y que ha conducido, en 1999, a la elección de la Asamblea Nacional Constituyente.
En efecto, debe recordarse que el primer período de nuestra historia política, el del Estado Independiente y Autónomo que se inició con el Congreso Constituyente de 1811 y se reconstituyó en el Congreso Constituyente de 1830, a partir de 1848 ya había entrado en crisis y concluyó en medio de la gran violencia que acompañó a las guerras federales. El período siguiente, el del Estado Federal que se inició con la Asamblea Constituyente de 1863, producto precisamente de la ruptura constitucional que originaron esas guerras, entró en crisis definitiva a partir de 1892 y concluyó con la Revolución Liberal Restauradora. El tercer período, de nuestra historia política, el del Estado Centralizado autocrático, que se inició con la Asamblea Constituyente de 1901, entró en crisis después de la muerte de Gómez y concluyó con la Revolución de Octubre de 1945.
El sistema político ideado en la Constitución de 1961 para operar la democracia, fue el de un Estado Centralizado de Partidos. Ahora, cuatro décadas después, para reforzar la democracia, no sólo el Centralismo tiene que desmontarse mediante la descentralización política, sino que el Estado de Partidos establecido mediante el Pacto de Punto Fijo de 1958, tiene que convertirse en un Estado Participativo, donde no sean los partidos políticos los únicos vehículos de participación popular ni sean las únicas sociedades que pueden tener representación política.
La reforma del régimen político, por tanto, tiene que abrir paso a nuevas formas de participación política; a la reforma de los partidos políticos, su distribución territorial y la superación del centralismo democrático que los ha regido, y a la reforma del sistema electoral de manera que los partidos políticos cesen de tener el monopolio de la representatividad, y que la elección pueda conducir a un sistema de gobierno que permita la constitución de mayorías. De allí, por ejemplo, la propuesta de la segunda vuelta tanto para la elección presidencial como para la elección uninominal de los congregantes.
El fin de cada uno de dichos períodos histórico-políticos fue provocado por una guerra, un golpe de Estado o una Revolución, que surgió como única salida para que se produjera el cambio inevitable que en cada caso era necesario. En medio de la ruptura y de la violencia, en cada caso, una Asamblea Constituyente fue el instrumento político para que en 1863, 1901 y 1946 se reconstruyera el sistema político con nuevas bases de gobernabilidad, producto de un pacto constitucional en el que obviamente tuvieron preponderancia los triunfadores en los conflictos.
En 1999 puede decirse que ha concluido el cuarto de los grandes períodos políticos de nuestra historia constitucional, el del Estado Democrático Centralizado de Partidos que fue instaurado a partir de 1945 y reconstituido en 1958, habiéndose iniciado el cambio que es inevitable, en esta ocasión, afortunadamente por obra de la elección democrática y popular de 1998, y no por un golpe de fuerza y con violación de la Constitución, como había ocurrido en el pasado. En esta forma, hasta ahora, democráticamente se ha iniciado una revolución, es decir, un proceso de cambio radical de un sistema político que concluyó, para el establecimiento de otro sistema político que tenemos que luchar porque continúe siendo democrático.
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