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Procesos Revolucionarios


Enviado por   •  13 de Noviembre de 2011  •  8.191 Palabras (33 Páginas)  •  988 Visitas

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Desde mi punto de vista, Venezuela resume en muchos aspectos, y por decirlo de alguna forma, varios de los más importantes elementos del debate político que se desarrolla en el continente, y en seno de la izquierda mundial.

Al igual que en el resto de países de América Latina, con sus ritmos y su dinámica, Venezuela ha sido escenario de la política neoliberal de privatizaciones; de aplicación de las recetas fondo-monetaristas; de la crisis y caída de los gobiernos que las implementaron; del estallido de las estructuras del régimen democrático-burgués en que se apuntaló el imperialismo y la burguesía para mantener su domino, particularmente la crisis de sus más importantes partidos políticos (Acción Democrática y COPEI); de confrontación al imperialismo yanqui; del desarrollo de poderosas movilizaciones y triunfos revolucionarios; y también, y muy fundamentalmente, de la crisis de dirección revolucionaria.

Queremos entonces mencionar al menos siete aspectos, que para nosotros son centrales a tener en cuenta en el presente debate: 1. la dinámica y la correlación de fuerzas entre las clases sociales; 2. El debate sobre el socialismo; 3. la naturaleza, características y diferencias de los gobiernos hijos de la oleada revolucionaria que hemos vivido en los últimos seis años en América Latina; 4. El papel de las direcciones reformistas y revisionistas; 5. El rol de la clase obrera y los trabajadores; 6. la crisis de dirección revolucionaria y las tareas que debemos proponernos para superarla, y 7. Qué tipo de organización y con qué régimen debemos proponernos construirla.

Por supuesto, no intentamos hacer una análisis erudito de la realidad venezolana y latinoamericana, sino ponerles en consideración algunas discusiones y conclusiones que venimos desarrollando al menos desde hace tres años, cuando nos empeñamos en la tarea de construir Opción de Izquierda Revolucionaria, organización que ha dejado de existir, para dar paso al proyecto de construcción del Partido Revolución y Socialismo (PRS), cuyo acto de presentación realizamos el pasado 9 de julio, en un nutrido acto efectuado en un céntrico local de la ciudad de Caracas, en el que se hizo presente una significativa representación de parte de lo mejor de la vanguardia obrera del país, nucleada en la UNT, y co-dirigida por dirigentes revolucionarios conocidos por todos ustedes, como son los camaradas Orlando Chirino y Stalin Pérez Borges, entre los más importantes; y en el cual también hubo una importante participación de dirigentes populares y estudiantiles, incluso, sectores disidentes de los partidos del chavismo oficial.

1. Hay una correlación de fuerzas a favor de la lucha de los trabajadores y los pueblos de América Latina

Venezuela junto a Bolivia, son los puntos más avanzados de la lucha obrera, popular y campesina, contra la burguesía y el imperialismo norteamericano en nuestro continente. Son lo más dinámico de un proceso generalizado de movilización de las masas que, con desigualdades, viene dando batallas con algunos triunfos importantes, contra los planes del FMI, las multinacionales y sus gobiernos serviles, desde finales de la década de los 90.

En esa línea hay que inscribir, el triunfo electoral de Chávez en 1998, que implicó una contundente derrota electoral para los partidos del llamado régimen de “Punto Fijo” ; las movilizaciones y triunfos revolucionarios en Ecuador y Bolivia; el “Argentinazo” y los triunfos electorales de Lula y Tabaré Vásquez. Pero sin duda, lo más destacable en Latinoamérica han sido las contundentes derrotas que sufrió el imperialismo norteamericano en Venezuela, cuando fue barrida la contraofensiva golpista en abril del 2002; en diciembre de 2002 y febrero del 2003, en ocasión del lock out patronal y el sabotaje petrolero contrarrevolucionario, y en agosto del 2004, cuando se le propinó una tercera derrota a Bush y la oposición burguesa durante el referéndum revocatorio. A lo anterior hay que sumarle las masivas movilizaciones por la defensa del gas y contra las multinacionales desarrolladas en Bolivia, que llevaron a la caída de Sánchez de Lozada, y recientemente la de Carlos Mesa; lo que a nuestro modo de ver ha generado un cuadro político en la región de enorme debilitamiento del imperialismo y sus planes, y como contrapartida, un fortalecimiento del conjunto del movimiento de masas y sus luchas.

Para nosotros este es uno de los primeros aspectos que hay que precisar, ya que existen distintas visiones sobre la dinámica de la realidad, del rol de la clase obrera y los sectores populares, ya que desde los 90, con la caída del Muro de Berlín, creció el escepticismo y la creencia que había un período de derrota mundial y de retroceso del movimiento obrero y popular.

Sin duda, en la última década el imperialismo y las multinacionales intentaron avanzar imponiendo ajustes, planes de saqueo de nuestras riquezas y mayores niveles de explotación a la clase trabajadora y los pueblos. Pero, las duras luchas dadas por nuestros pueblos impidieron que el imperialismo y sus gobiernos lacayos, pudieran imponerse a su antojo; incluso desde el punto de vista político-militar. Por ejemplo: ¿Qué pasa con el Plan Colombia? Es evidente que no han podido terminar con la insurgencia, ni tampoco pudieron aplicarlo en toda su intensidad. El escepticismo había hecho que sectores de la izquierda vaticinaran, desde el primer momento, que en Colombia se estaba al borde de un nuevo Vietnam con una invasión yanqui. Esto no ocurrió.

El proyecto de integración económica al imperialismo, mejor conocido por sus siglas (ALCA), como tal, fracasó y el imperialismo ha debido recurrir a los acuerdos bilaterales, para poder superar la férrea resistencia que opusieron los pueblos de América Latina. Fue la movilización la que empantanó la implementación del ALCA y no los supuestos roles progresivos cumplidos por los gobiernos del Mercosur o de la Comunidad Andina, como a muchos se les antojó creer, tres o cuatro años atrás.

Paralelas a las visiones escépticas y derrotistas, se desarrollaron las posturas neo-reformistas de abandono de la estrategia por la toma del poder por parte de los trabajadores, de apoyo a gobiernos tipo Lula, como paso previo hacia la constitución de frentes con sectores burgueses “progresivos”, contra el neoliberalismo, mientras se desarrolló un ataque despiadado contra la construcción de partidos revolucionarios, promoviendo el “horizontalismo”, el “autonomismo”, como en el caso argentino, o la conformación de “movimientos políticos amplios”.

A la luz de los acontecimientos de los últimos años en América Latina, es evidente que el derrotismo y el escepticismo,

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