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Profesor Como Mediador

henmult19 de Agosto de 2012

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Introducción

La práctica educativa del maestro mediador

MANUEL VILLARRUEL FUENTES

SEP-DGEST. Instituto Tecnológico Úrsulo Galván, México

El presente documento proyecta ser una contribución a la formación integral del maestro en estos

momentos en que se asume como necesario que la educación transite hacia una nueva realidad escolar,

más amplia e incluyente, donde el tradicional papel del maestro debe enfrentar una serie de cambios

estructurales. Con base en ello, se hace necesario replantear el quehacer educativo tanto de los propios

maestros como de los estudiantes, asumiendo de entrada que la educación es un proceso que conduce a la

gestión permanente de los aprendizajes, a la fragmentación y reconstrucción de saberes y a su necesaria

negociación, lo cual implica el asumir al conocimiento como algo inacabado, y por ende, en permanente

construcción. Es así como se adjudica a la escuela una nueva función social, dotándola de un nuevo

significado de virtuosidad, el cual debe llevarla a alcanzar la máxima expresión de libertad, compromiso y

autonomía intelectual de la que puede ser capaz, convirtiendo al estudiante en un ciudadano universal,

consciente, proactivo y responsable, depositario de una rica herencia biológica, pero también psicosocial, la

cual, siendo determinista, le permita enfrentar con éxito las contiendas culturales, espirituales y humanas

que la vida le plantee a través de su continuo cambio.

Con base en estas premisas, los maestros tienen el compromiso de ser congruentes con esta nueva

pedagogía sistémica, centrada en la adquisición de aprendizajes significativos, la cual tiene lugar dentro de

renovadas aulas donde su nuevo rol los sitúa como estrategas, facilitadores del proceso educativo; en otras

palabras, como promotores de las situaciones de aprendizaje y de la evolución de las estructuras cognitivas

y metacognitivas de sus estudiantes.

fundamentos para la práctica educativa

Desde diferentes perspectivas pedagógicas, al docente se le han asignado diversos roles (Castillo,

2007): a) transmisor de conocimientos; b) asesor; c) animador; d) supervisor; e) guía del proceso de

aprendizaje; f) acompañante; g) co-aprendiz; h) investigador educativo; i) evaluador educativo. La idea

central que subyace a tales definiciones parte de asumir que el nuevo maestro no puede reducir su

quehacer a la estricta transmisión de información, incluso ni siquiera a ser un simple facilitador del

aprendizaje, sino que tiene que

mediar el encuentro de sus estudiantes con el conocimiento, en el sentido de

guiar y orientar la actividad de los mismos, asumiendo el rol de profesor constructivo y reflexivo.

Si bien se debe considerar que la función docente requiere de una alta dosis de profesionalismo, se

parte también de la idea de que el maestro-mediador debe poseer una amplia vocación por su labor

educativa. Con ello se pone en juego una diversidad de componentes, entre los que se destacan la

Revista Iberoamericana de Educación

ISSN: 1681-5653

n.º 50/3 – 10 de septiembre de 2009

E

DITA: Organización de Estados Iberoamericanos

para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI)

Manuel Villarruel Fuentes

necesidad de privilegiar la palabra antes que la norma, la creatividad antes que el signo o el estigma, la

nobleza antes que la imposición academicista, la atención centrada antes que la rutina docente, la empatía

antes que el culto a la acreditación. Para ello, el maestro debe distinguir los siguientes referentes

conceptuales, a fin de desarrollar una práctica educativa reflexiva, operativa y humana.

Constructivismo y Aprendizaje

El constructivismo como corriente psicoeducativa, como metateoría, sostiene, como ya se mencionó

líneas atrás, que el conocimiento no es algo dado y listo para ser transmitido, sino que debe ser construido,

tanto en el plano cognitivo como en el psicológico y social, asumiendo la naturaleza biológica de la persona.

No es por tanto una copia fiel de la realidad, sino una construcción del ser humano. Es por tanto en el

estudiante, en su papel de aprendiz, donde recae la máxima responsabilidad al momento de aprender.

Es así como se asume que el objetivo de la educación es propiciar los procesos de crecimiento

personal del estudiante en el tálamo de la cultura del grupo al que pertenece. Dicho de otra manera; es

"

educar al estudiante para que pueda pensar, sentir y actuar sobre materiales y contenidos significativos,

bajo contextos multivariados"

.

Para lograr alcanzar dichos aprendizajes significativos se precisa que el estudiante: a) Tenga la

disposición de aprender, es decir, la actitud y la motivación; b) Sea capaz de seleccionar y relacionar, de

manera no arbitraria y sustancial, la nueva información,

asociándola con los conocimientos y experiencias

previas (de todo tipo) que posee en su estructura cognitiva; y c) Que los contenidos y las estrategias tengan

significado potencial y lógico a fin de ser

codificados y transformados (corresponde a las tres primeras fases

del proceso de aprender propuesto por Gagné: Motivación, Aprehensión y Adquisición ó Almacenamiento. Si

no se logran afianzar estos requisitos será improbable que el conocimiento pueda

almacenarse, haciendo

imposible su

recuperación y generalización (transferencia a situaciones variadas) y, como es obvio su

empleo (

desempeño) y futura retroalimentación. De aquí la importancia de que el maestro los promueva.

Un concepto que cobra vital importancia en este modelo es el de

andamiaje; es decir, el de generar

las estrategias y acciones que lleven al estudiante a relacionar los aprendizajes y conocimientos previos con

los que está por conseguir. En esto recae la función de los

objetos de aprendizaje (recursos y materiales

didácticos)

que el mediador debe emplear para generar los escenarios que lleven a poner a sus estudiantes

en

situación de aprender.

Es importante no perder de vista que el aprendizaje significativo no siempre se asume como

correcto en términos de su uso dentro de la comunidad a la que el estudiante pertenece. Lo que es más:

puede en ocasiones contarse con materiales potencialmente significativos y aun así no lograr alcanzarlo. No

basta que el estudiante diseñe mapas mentales o conceptuales para que se afirme haber alcanzado dicho

aprendizaje, se requiere invariablemente de la rica interacción personal, lo cual generalmente hace del

proceso algo tardado.

Los siguientes supuestos deben ser considerados a fin de no trivializar el aprendizaje significativo: 1)

La construcción del aprendizaje no siempre se acompaña de un proceso lúdico. Divertirse no es el objetivo

básico de una secuencia didáctica; 2) Los contenidos, estrategias y tareas definidas como necesarias por el

Revista Iberoamericana de Educación (ISSN: 1681-5653)

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La práctica educativa del maestro mediador

maestro no deben ser desechadas sólo por que los estudiantes se resistan a enfrentarlas; 3) No basta con

que los estudiantes quieran aprender para que se concrete el aprendizaje. No se trabaja tan sólo con

buenas intenciones, tienen que comprometerse y actuar en consecuencia; 4) No todo el aprendizaje

significativo se logra a través del

descubrimiento. El aprendizaje por recepción ofrece amplias ventajas en

situaciones específicas; 5) No todo el aprendizaje significativo se puede

aplicar. La transferencia involucra

mucho más que su aplicación práctica.

La Motivación y su Intrínseca Relación con el Aprendizaje

Como es de suponer, la motivación no es únicamente un factor psicológico, sino también cognitivoemocional,

estando, por tanto, presente en todo acto

de

aprendizaje. Representa un aspecto coyuntural en

el

proceso de gestionar, negociar y adquirir aprendizajes

significativos. Un estudiante inserto en un ambiente

hostil,

de franco rechazo, e incluso de antagonismo

con sus mediadores y compañeros, difícilmente podrá

interactuar

con ellos, rechazando de entrada cualquier

estrategia dirigida al logro efectivo de

sus

aprendizajes.

Sin la configuración de

comunidades

de aprendizaje

como requisito para contextualizar dicha

aptitud y actitud, no es recomendable por ejemplo, seguir sosteniendo como mediadores conductas tales

como acotar la interacción con los estudiantes a sólo ciertos espacios definidos como ideales (salones,

oficinas, bibliotecas, etc.), sino abrirla a todo espacio, físico o virtual, donde se propicie el encuentro de estos

dos protagonistas con el conocimiento (este es el concepto de aula que debe privilegiarse bajo el nuevo

modelo constructivista

).

No se debe pasar por alto que la motivación condiciona la forma

...

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