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Proyectando Mi Camino A La Educacion


Enviado por   •  26 de Octubre de 2013  •  2.270 Palabras (10 Páginas)  •  358 Visitas

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“PROYECTANDO MI CAMINO A LA EDUCACION”

El acto de enseñar es un acto de apertura, es abrir y abrirse, y será entonces la permeabilidad del educador la que garantizará el cambio en el aprendiz y le facilitará el aprendizaje.

Enseñar también es un acto de comunicación, por esta razón el proceso de enseñanza y aprendizaje requiere de un docente comunicador. Pero, ¿Qué se comunica en el proceso de enseñanza y aprendizaje? Entre otras cosas, se comunican emociones, sentimientos, conocimientos, actitudes, valores.

Proyectándome a futuro como profesora de matemática, pienso mucho sobre la responsabilidad que implica la enseñanza, la que pretendo brindar a mis futuros alumnos, y debo confesar que me da un poco de temor la diversidad que existe entre ellos; sin embargo, también me incentiva el desafío de enfrentar aquello, saber que de todo se aprende siempre que uno esté dispuesto.

Creo necesaria la comunicación en el acto de enseñar, la cual no debe ser sólo de conocimientos, sino también de valores importantes que contribuyan a la formación del alumno tanto como para el progreso en su vida como para la formación de su persona.

Comunicar en el aula es también un acto de mediación integrado por varios elementos: un sujeto que enseña y otro que aprende, un contenido que se transmite y uno que debe ser aprehendido, una estrategia que permita el aprendizaje y la actividad del educador durante el proceso. Marta Souto, didacta argentina, sostiene que el sujeto que enseña como los sujetos que aprehenden (cognoscentes), interaccionan y establecen una relación intersubjetiva entre ellos; a dicho encuentro entre ambos lo denomina acto pedagógico.

En este mismo sentido, se plantea también el concepto de mediación asociándolo directamente a la idea de enseñanza. Pietro Castillo, pedagogo mendocino, utiliza el

término “mediación pedagógica” haciendo referencia a aquellas acciones orientadas a promover y acompañar el aprendizaje, intentando tender puentes entre lo que el alumno sabe y no sabe, lo que vive o ha vivido y lo que vivirá, sus construcciones, sus ilusiones y búsquedas.

Se puede decir que, en última instancia, mediar supone enseñar desde un auténtico

compromiso por acompañar y sostener al otro en su reconstrucción del conocimiento y en su

propia formación. La mediación posee como características la intencionalidad y la

interactividad, valiéndose para eso de un proceso comunicativo.

Debemos comprender que en el acto de enseñar hay reciprocidad, una mutua transformación y enriquecimiento. Hay también, una enorme generosidad, lo cual dar con generosidad no es lo mismo que imponer o inculcar; por esta causa es que el hecho de enseñar es profundamente ético e interpersonal. El acto pedagógico es dar, pero también es recibir.

Por otro lado, me pareció de suma importancia, mencionar a otro gran personaje de la educación, “maestro de maestros”, el pedagogo Paulo Freire.

Paulo Freire (1921-1997) fue uno de los mayores y más significativos pedagogos del siglo XX. Con su principio del diálogo, enseñó un nuevo camino para la relación entre profesores y alumnos. Sus ideas influenciaron e influencian los procesos democráticos por todo el mundo. Freire criticó en forma implacable a las formas tradicionales de educación, convirtiéndose en uno de los principales motores de la revolución educativa en Brasil. Junto a su esposa, Elsa -otra gran educadora-, elaboró un innovador método de alfabetización que se vinculaba a los intereses de los desamparados y que desarrolló en su ciudad natal. Este modelo se basaba en una educación construida sobre el diálogo, permitiendo a cada persona contribuir en su desarrollo personal. Paulo Freire logró que la educación abandonara su función domesticadora para convertirse en un camino hacia la libertad, cuyo objetivo primero era la toma de conciencia de las personas como individuos, para así evitar la masificación.

Entre los escritos de este perseverante pedagogo, me resulta interesante enfocarme en el libro “Cartas a quien pretende enseñar”, el cual consta de diez escritos dirigidos a los educadores, y con la intención de aportar a favor de una escuela democrática, que produzca socialmente el conocimiento, promoviendo al mismo tiempo, la comprensión del mundo; también describe el papel que desempeña el profesor además de ponernos a reflexionar sobre los problemas y situaciones que debe enfrentar el mismo. Puntualmente haré referencia a la cuarta y séptima carta.

Cuarta carta: De las cualidades indispensables para el mejor desempeño de las maestras y los maestros progresistas.

En esta carta el autor propone cualidades para educadores progresistas, las cuales sostiene que son indispensables y se irán generando en la práctica de cada uno. Una de ellas es la humildad la cual de ningún modo significa falta de respeto hacia nosotros mismos, sino por el contrario, exige valentía, confianza y respeto en nosotros mismos y hacia los demás. “Sin humildad, difícilmente escucharemos a alguien al que consideramos demasiado alejado de nuestro nivel de competencia”; además, escuchar a quien nos busca, sin importar su nivel intelectual, es un deber humano. “Cómo escuchar al otro, cómo dialogar, si sólo me oigo a mí mismo, si nadie que no sea yo me mueve o me conmueve”. Por otro lado, ser humilde no significa minimizarse y aceptar que humillen a uno, sino que es estar siempre abierto a aprender y a enseñar. “la humildad me ayuda a no dejarme encerrar jamás en el circuito de mi verdad”. Esto último es sumamente importante para tener en cuenta, ya que es muy frecuente hoy día sentir que lo sabemos todo y que somos dueños de la verdad; considero que esta cualidad es indispensable (como lo dice Freire) para mi futuro como docente constructivista.

Del mismo modo, hace referencia a que con arrogancia y autoritarismo no se respeta al otro, que se impiden el acercamiento y la interacción con los alumnos y se traba la comunicación.

Otra característica importante que todo docente debe cultivar es la Amorosidad, ésto quiere decir que el profesor debe sentir amor por enseñar, sentir y vivenciar la vocación y quizás sea ésta entre todas las cualidades la más importante, ya que cuando se ejerce por vocación el amor fluye naturalmente; la afectividad marca la relación y la comunicación entre el profesor y sus alumnos. El profesor de hoy, quizás enfrenta muchas más dificultades que el profesor de ayer, pues está inmerso en un sistema educativo con muchas exigencias y desigualdades que por

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