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Realice en una carilla una síntesis del tema “Libertad “


Enviado por   •  29 de Marzo de 2016  •  Apuntes  •  2.426 Palabras (10 Páginas)  •  97 Visitas

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Apellido y Nombre: BENITEZ, MATIAS EZEQUIEL

D.N.I.: 32368613

N° de Legajo: 3059/2011

Consignas:

1.- Realice en una carilla una síntesis del tema “Libertad “

2.- Indique cuando un sujeto es responsable de sus actos o se le puede eximir total o parcialmente de responsabilidad. De ejemplos.

3.- Extraiga  las ideas principales del texto” Responsabilidad del Educador” y  redacte una Reflexión sobre ellas.


1. LIBERTAD

Sabemos que el hombre es persona por su modo de obrar, que denota autoposesión y dominio. Puede disponer de sí y hacerse disponible para los demás, cosa que ningún otro ser,  es capaz de hacer. Se

Aspecto fenomenológico

Eso que experimenta el hombre cuando se siente responsable es lo que comúnmente se entiende por libertad humana. Tener conciencia de hacer la vida en nombre propio y de dotar de sentido a la propia actividad es la credencial de nuestro ser libre. A. Dondeyne, escribe “Obrar libremente es obrar sabiendo lo que se hace y por qué se hace; es decir dar un sentido da la vida y asumir personalmente este sentido.”

La libertad es un concepto enteramente positivo que significa vivencia de poder y autonomía. No puede hablarse de libertad auténtica, si no existen compromiso y fidelidad. Compromiso y fidelidad que exigen un marco irrenunciable en el que cada persona pueda ejercer responsablemente sus actividades promoviendo el bien para sí y para los otros. Se trata, por tanto, de un continuado proceso en el que, a la vez que el hombre ejerce su libertad, crea las condiciones necesarias para su crecimiento y desarrollo.

El aspecto metafísico

Al filósofo corresponde demostrar que el obrar libre es patrimonio de la existencia humana la raíz de la libertad en la razón. Con ello dan a entender que la libertad, más que propiedad del obrar, lo es del ser del hombre.

Esa visión le permite controlar, dirigir y abordar las cosas según el bien descubierto en ellas o el sentido que tiene para él. Se trata de una relación directa entre verdad, bien y libertad por encima de la impresión de autonomía y la sensación de independencia.

El hombre es solamente libre para la verdad y para el bien que lo perfeccionan. No para el error ni para el mal que lo disminuye. Cuando hace el mal y profesa la mentira, lo hace por dos motivos: o por falta de discernimiento o por abuso de poder. En ambos casos, más que de libertad, hay que hablar de abuso de la misma o de libertinaje.

El aspecto antropológico

Como aspecto esencial de la persona que impregna toda su existencia, la libertad se sitúa por encima de la naturaleza y asume todos sus determinismos determinándose conscientemente ante ellos. La profundidad de esta autodeterminación marca el grado de su perfección, así como la densidad ontológica de la persona que toma las decisiones desde el centro de su ser. Solamente se caracteriza como libertad finita, ajustada al modo propio de ser el hombre en el mundo. Es libertad limitada del hombre limitado.

En general, se puede señalar, siguiendo el pensamiento de Piaget que el hombre aprende así tempranamente que en una comunidad humana no se actúa sin reglas y que, antes bien, existen reglas en forma de obligaciones, prohibiciones, normas, prescripciones, etc. La perspectiva propiamente moral consiste en que esas reglas no se conciben como una coacción impuesta desde el exterior, sino como garantía de la mayor libertad posible para todos los miembros de la comunidad.

Por su parte, si entendemos que el hombre no ha de aceptar su ambiente en todos los aspectos tal como es, sino que puede influir en él con su voluntad y transformarlo con su acción, aparece la noción de que su voluntad y su acción – y con ellas su libertad – tiene limitaciones. Nadie es libre en el sentido de poder hacer y dejar de hacer a su albur lo que le guste, con total arbitrariedad.

De modo tal que, la libertad humana en cuanto a voluntad y acción no es ilimitada, sino dependiente de las legítimas aspiraciones del prójimo, constituye la base sobre la que se forma la conducta moral.

2. Los actos propiamente morales sólo son aquellos en los que podemos atribuir al agente una responsabilidad no sólo por lo que se propuso realizar, sino también por los resultados o consecuencias de su acción. Pero el problema de la responsabilidad moral se halla estrechamente ligado, a su vez, al de la necesidad y libertad humana, pues sólo si se admite que el agente tiene cierta libertad de opción y decisión cabe hacerle responsable de sus actos.

No basta, por ello, juzgar determinado actor conforme a una norma o regla de acción, sino que es preciso examinar las condiciones concretas en que aquél se produce a fin de determinar si se da el margen de libertad de opción y decisión necesario para poder imputarle una responsabilidad moral.

Aristóteles señala cuando un sujeto es responsable de sus actos o se le puede eximir total o parcialmente de responsabilidad:

  • que el sujeto no ignore las circunstancias ni las consecuencias de su acción; o sea, que su conducta tenga un carácter consciente.
  • que la causa de sus actos esté en él mismo (o causa interior), y no en otro agente (o causa exterior) que le obligue a actuar en cierta forma, pasando por encima de su voluntad; o sea, que su conducta sea libre.

Así, pues, sólo el conocimiento, por un lado, y la libertad, por otro, permiten hablar legítimamente de responsabilidad. Por el contrario, la ignorancia, de una parte, y la falta de libertad de otra (entendida aquí como coacción) permite eximir al sujeto de responsabilidad moral.

Ignorancia y responsabilidad moral

Si sólo podemos hacer responsable de sus actos al sujeto que elige, decide y actúa conscientemente, es evidente que debemos eximir de responsabilidad moral al que no tiene conciencia de lo que hace, es decir, a quien ignora las circunstancias, naturaleza o consecuencias de su acción. La ignorancia en este amplio sentido se presenta, pues, como una condición eximente de la responsabilidad moral.

La tesis de que la ignorancia exime de responsabilidad moral tiene que ser precisa, pues hay circunstancias en que el agente ignora lo que pudo haber conocido, o lo que estaba obligado a conocer. En pocas palabras, la ignorancia no puede eximirle de su responsabilidad, ya que él mismo es responsable de no saber lo que debía saber.

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